
Lewis Hamilton había llegado a México con una sonrisa que recordaba a los mejores tiempos. Su tercera posición en clasificación —la mejor desde que viste de rojo— hacía pensar que, por fin, el viento soplaba a favor. Pero el domingo, los fantasmas volvieron a aparecer. Y de golpe.
El piloto de Ferrari protagonizó una salida brillante, aprovechando el lado limpio de la parrilla. En los …Sigue leyendo
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