Sainz desvela el motivo de sus dos sanciones en el pit lane #F1 #FVDigital

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Carlos Sainz salió del Gran Premio de México con la sensación de haber librado una batalla perdida de antemano. El madrileño, que llegaba en su mejor momento con Williams y con una confianza máxima tras una brillante clasificación el sábado, tuvo que sobrevivir a una carrera marcada por el caos, los daños, las sanciones… y la mala suerte, en una carrera que terminó para él con un accidente a falta de pocas vueltas.

Aun así, se fue con la cabeza alta: “Ha pasado de todo”, resumía con resignación y un punto de orgullo. El sábado había sido otro golpe sobre la mesa. Sainz colocó su Williams en una impresionante séptima posición, incluso por delante del McLaren F1 de Oscar Piastri. Pero la sanción de cinco posiciones que arrastraba desde Austin le obligó a partir duodécimo, justo en la zona más peligrosa de la parrilla, donde cualquier error ajeno puede costar caro. Y así fue.

“Había una melé en la Curva 1 entre, creo, Fernando Alonso, yo, Esteban Ocon, un Racing Bulls… hemos entrado tres o cuatro en paralelo y nos hemos tocado un poco entre todos”, explicó el español. “Eso ha dañado mi llanta delantera izquierda, el primer stint iba lleno de vibraciones y la rueda estaba dañada, no podía empujar”.

Aquel toque inicial, aparentemente leve, acabaría condenando toda su carrera. En la confusión de la salida —con Alonso por dentro, Ocon moviéndose en medio y Lawson por fuera—, Sainz tuvo que esquivar para evitar males mayores y terminó golpeando al Racing Bulls del neozelandés. El resultado: una llanta dañada, sensores rotos y un Williams maltrecho desde la primera vuelta.

“Luego se me han roto los sensores de velocidad del pit limiter, por lo tanto cada vez que entraba al pit el coche no sabía a qué velocidad iba”, relató. “Nos daban una penalización cada vez que entrábamos a boxes”.

Y así fue: dos sanciones consecutivas de cinco segundos por exceso de velocidad en el pit lane, ambas derivadas del mismo fallo electrónico causado por el golpe inicial. Un castigo doble que acabó con cualquier opción de puntos justo cuando el ritmo comenzaba a brillar. Porque sí, ritmo había.

“Cuando he tenido aire limpio y he podido tirar con la rueda blanda íbamos los más rápidos de la zona media”, aseguró. “Pero una vez más, al final la penalización de ayer, salir más atrás de lo que tocaba, la melé de la Curva 1… me ha tocado justo donde andaba yo, y la Curva 1 de México siempre es problemática”.

El detalle técnico no fue menor: al dañar la llanta, también se dañaron los sensores de velocidad que regulan el limitador en el pit lane. “Está relacionado”, explicó. “Si dañas la llanta, luego dañas los sensores y luego no tengo pit limiter, no me funciona, el coche empieza a saltar… era un desastre”.

Sainz: “Hay que seguir con las buenas sensaciones”

A pesar del desastre, Sainz se marcha de México reforzado en sensaciones. En los últimos Grandes Premios ha mostrado una versión sólida, constante, y cada vez más cómoda dentro del proyecto de Grove. Su dominio sobre Alex Albon en clasificación es ya evidente, y el madrileño ha encontrado una sintonía que parecía imposible a principio de año.

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“Hay que seguir en la buena línea que llevamos de feeling con el coche y de clasificaciones”, cerró. “Estoy seguro de que si hoy hubiese salido séptimo más adelante, este problema no nos hubiese tocado. Al final, la penalización de Austin es lo que nos ha costado el fin de semana”.

A cuatro Grandes Premios para el final, Sainz quiere cerrar el año demostrando que su adaptación al Williams no es flor de un día. En México, la fortuna le dio la espalda… pero el ritmo volvió a dejar claro que Carlos está para mucho más.

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