La sociedad dominicana ha sido advertida y llamada a movilizarse por sus propias autoridades con el pronóstico epidemiológico de que la enfermedad viral transmitida por el mosquito aedes aegypti se manifestaría como nunca antes este año. Una amenaza intuida para el país y certificada por la Organización Panamericana de la Salud a partir del severo despertar del dengue a nivel continental pero que solo prospera con alta mortalidad cuando sorprende a las comunidades con la guardia baja y sin reaccionar a los síntomas por falta de información y sentido de urgencia para colocarse prontamente en manos profesionales; lo que obliga a los centros de salud públicos y privados a redoblar la atención a pacientes sintomáticos.
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Pero en la primera línea de fuego contra el insecto vector que se multiplica en encharcos y cachivaches hogareños debe estar también el ciudadano común motivado por organismos de la salubridad que además de generalizar las alertas deben sanear los entornos que rodean domicilios con muchos de ellos aquejados por pobreza extrema. Tempranamente el Gobierno se ha comprometido a activar instituciones conexas en un plan nacional contra las degradaciones ambientales asociadas a las altas temperaturas y las lluvias de temporada. Sobre países de este mismo clima y latitudes cercanas, incluyendo a Puerto Rico y decenas más de territorios, la incidencia del dengue ha crecido en un 286% en este año, dicho por la OPS. Un auge a corta distancia de República Dominicana.
