La historia de Jay, el niño de 13 años al que incitaron a suicidarse tras una humillante persecución en redes sociales

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El poder destructor de las redes sociales es abrumador. Tanto, que experimentados agentes del FBI especializados en terrorismo se derrumban al enfrentarse a determinados chats y mensajes. Ha pasado en Estados Unidos donde la investigación del suicidio de un adolescente transgénero de 13 años el 17 de enero de 2022 retransmitido en vivo por Instagram ha destapado un red sospechosa de abusar de menores y personas dependientes aprovechando el anonimato en estos foros.

Jay Tailor tenía 13 años cuando salió de su casa en Gig Harbor una localidad portuaria a una hora de Seattle, en el estado de Washington, sede de Microsoft o Amazon. En su mochila llevaba un móvil y una cuerda. Su idea estaba clara. Animado por los miembros de un oscuro grupo conocido como ‘764’ iba a quitarse la vida y a retransmitirlo en directo.

Los investigadores descubrieron esta macabra realidad días después de su muerte. Desde el primer momento tuvieron clara la responsabilidad de grupos como ‘764’ que debe su nombre a código postal de un joven texano que lo fundó en 2021 a los 15 años, como informa The Washington Post.

Los investigadores aseguran que los integrantes de estos grupos “suelen buscar víctimas como trofeos para ganar influencia y notoriedad. Algunos miembros consideran que su misión es eliminar a los más débiles de la sociedad, entre los que se incluyen jóvenes con enfermedades mentales, homosexuales o transgénero”.

Jay era un joven extremadamente tímido al que le costaba relacionarse en el día a día. De condición femenina al nacer, a los 10 años tuvo claro que no se sentía cómodo y expresó su deseo de cambiar de género. Primero considerándose homosexual y, después, transgénero, algo que comunicó a su familia y amigos,

La evolución no fue un camino fácil para Jay que sufrió depresión y anorexia, algo que se acrecentó durante el confinamiento por la pandemia. En esos días, comenzó a buscar en foros y chat sobre sus problemas, a espalda de sus padres.

Auxiliado por estos y bajo un estricto control de acceso a Internet, Jay fue mejorando, acercándose a grupos de terapia que le ayudaron a salir de su depresión. Pero algo comenzó a fallar y volvieron los pensamientos intrusivos y el miedo.

Fue un mensaje de Instagram el que abrió brutalmente los ojos a los padres de Jay. Días después de su suicidio alguien les mandó un vídeo, el de la noche de su muerte, que no pudieron ver completo ante la crueldad de las imágenes.

El muro de la Justicia

Con esta nueva pista, los investigadores del FBI comenzaron una tortuosa búsqueda de un fiscal que quisiera investigar, pero se toparon con un muro imposible de franquear. Los representantes del Ministerio Público pedían garantías de condena y que fuese en territorio norteamericano, algo imposible porque las referencias temporales situaban las IP de los componentes de este foro en Europa.

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Todo parecía perdido hasta que una fiscal aceptó hacerse cargo de la investigación en virtud de las leyes que prohíben la posesión y distribución de material de abuso sexual infantil.

El escrutinio de “una gran cantidad de mensajes, fotos, videos e información de usuarios de Discord, Instagram y otras plataformas estadounidenses” llevó a los investigadores a ‘White Tiger’ (‘Tigre Blanco’, en inglés), un miembro del grupo ‘764’ residente en Alemania que era el principal impulsor de los ataques a Jay.

Tras meses de investigación y un golpe de suerte, los agentes lograron situar a ‘White Tiger’ y estrechar el círculo en torno a él hasta identificarlo como Shahriar, un joven de 18 años estudiante de medicina que residía en una moderna y lujosa vivienda de tres pisos en Hamburgo a dónde llegó con sus padres tras emigrar desde Irán.

La conexión entre ‘Withe Tiger’ y Jay Taylor

The Washington Post incluye en su información numerosos casos de víctimas de este joven que fueron descubiertos por los agentes del FBI durante su investigación en los chat de Discord, Instagram o Telegram. Shahriar embaucaba y seducía a sus víctimas para chantajearlas con las fotos y videos que le enviaban. Descubrieron casos como el de una adolescente de 12 años que se tatuó un corazón en el muslo derecho para él, o el de una joven suicida de 13 años que se cortaba repetidamente el pecho. También una niña anoréxica de 15 años obligada a insertarse una navaja en los genitales, o la de 11 años chantajeada para que cometiera actos sexuales autolesivos hasta quedar visiblemente manchada de sangre.

Pero fue una niña nórdica de 12 años la que conectó a ‘Withe Tiger’ con Jay. Su resistencia feroz a suicidarse le llevó a esquivar la presión de Shahriar buscando un sustituto, lo que logró al encontrar a Jay en los foros que compartían.

Se hizo amiga de él y a pesar de que el suicido no estaba aún en su cabeza, consiguió superar su resistencia y hacer que cambiara de idea con persuasión, convenciéndole de que lo haría juntos. Le envió el manual que le había remitido ‘Wite Tiger’ y puso en marcha la fatal decisión de Jay.

La investigación de los dos agentes del FBI terminó en un callejón sin salida por la falta de empuje de las autoridades norteamericanas y alemanas que, a pesar de haberse reunido con ellos en Hamburgo, no dieron muestras de querer investigar el caso.

Pero dos años más tarde, el 18 de junio de 2025, todo cambió cuando saltó la noticia de la detención de Shahriar en Alemania.

La investigación en Europa determinó que “Shahriar y otros miembros del ‘764’ estaban motivados por un espíritu competitivo: quién poseía los videos más brutales o quién podía persuadir a alguien para que se degradara de la manera más horrible”.

Según el Post, en los dispositivos electrónicos de Shahriar “había terabytes de videos y fotos. Mostraban decapitaciones, destripamientos y abusos contra niños. El contenido era tan explícito que las autoridades alemanas tuvieron que proporcionar psicólogos a los investigadores”.

La fiscalía alemana acusó a Shahriar por 81 delitos y afirmó que había victimizado a más de 30 adolescentes en total. Los cargos incluyeron también cinco intentos de asesinato.