Redacción.- La antigua creencia de que la actividad física antes de dormir perjudica el sueño fue aceptada durante décadas, pero los expertos en la actualidad presentan una perspectiva más matizada. Ya no existe una única norma universal: la relación entre el ejercicio nocturno y la calidad del descanso depende de factores como la intensidad, la regularidad y la adaptación a las necesidades individuales.
Especialistas y estudios citados por Men’s Fitness coinciden en que comprender estos factores permite flexibilizar las recomendaciones tradicionales y ajustar los hábitos a cada estilo de vida. Durante años, se recomendó evitar el ejercicio previo al sueño bajo la premisa de que podía dificultar el descanso. Sin embargo, nuevas investigaciones y testimonios de expertos pusieron en duda la rigidez de esta regla.
El profesor Kevin Morgan, fundador de la Clinical Sleep Research Unit en la Universidad de Loughborough, explicó que la relación entre la actividad física por la noche y el sueño es más compleja de lo que se creía. “Niveles absolutamente intensos de actividad no son el camino hacia un gran sueño”, afirmó Morgan. Una sesión extenuante antes de acostarse podría no solo ser poco beneficiosa, sino causar el efecto opuesto.
Morgan invita a matizar la recomendación tradicional de evitar cualquier ejercicio previo al descanso. La clave está en la personalización de los hábitos más que en reglas inflexibles.
Intensidad y horario: factores determinantes
Uno de los aspectos que más influyen es el nivel de exigencia del entrenamiento y su cercanía con la hora de dormir. Morgan subrayó que la antigua norma de no ejercitarse dentro de las tres horas previas al sueño perdió rigidez. Actividades suaves como el estiramiento, el yoga ligero o el levantamiento de pesas con bajo peso probablemente no perjudican la calidad del sueño, siempre y cuando se evite el esfuerzo extremo.
En contraste, el doctor Johan Meurling, especialista en sueño y respiración, explicó que rutinas de alta intensidad a última hora pueden resultar negativas. Estas sesiones activan el sistema nervioso simpático, elevan la adrenalina y pueden dificultar la conciliación del sueño profundo.
Consistencia y adaptación: claves del descanso
La regularidad en los hábitos resulta más crucial que la hora exacta del ejercicio. Practicar ejercicio a la misma hora cada día permite que el cuerpo se relaje y se prepare para un descanso reparador. Escuchar las señales del propio cuerpo también es fundamental para mejorar la calidad del descanso.
Recomendaciones para ejercitarse por la noche
Quienes disfrutan de levantar pesas, salir a caminar al atardecer o practicar yoga pueden mantener estos hábitos, siempre que sean conscientes de la intensidad y la regularidad. Si el ejercicio impide dormir, conviene ajustar el horario o reducir la intensidad.


