Crítica al enfoque mediático sobre la soltería de la embajadora estadounidense en RD

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Por Abril Peña

Reducir a una persona a su estado civil o apariencia física constituye sexismo y objetificación. Cuando se trata de una mujer con poder, esto refleja machismo.

Un medio nacional describió a la nueva embajadora de Estados Unidos como ‘la soltera codiciada’, destacando su dominio del español y su soltería, en lugar de su trayectoria profesional. Leah Francis Campos, nueva embajadora estadounidense en República Dominicana, fue oficial de la CIA, asesora en temas hemisféricos para el Congreso norteamericano y cuenta con una sólida trayectoria en política exterior.

Este enfoque no es un simple error de criterio, sino el reflejo de una pobreza editorial que atraviesa buena parte del periodismo dominicano. Es preocupante que, en lugar de analizar las implicaciones geopolíticas de su llegada después de años sin embajador, se haya optado por el chisme disfrazado de noticia.

Reducir a una profesional de alto nivel es la muestra más cruda de un sistema mediático que no termina de entender la diferencia entre informar y banalizar. Este tema trasciende a un titular, es una rutina.

Hace dos años, al entrevistar a la exvicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell – primera mujer negra en ser canciller y luego vicepresidenta en un país donde la población afrodescendiente no supera el 10% – la conversación se redujo a su rol de madre y esposa. Fue una oportunidad desperdiciada.

Esa experiencia demostró que el machismo no es solo lo que se dice, es lo que se normaliza. Está tan arraigado en nuestra cultura y redacciones que incluso quienes tienen herramientas para evitarlo lo repiten sin darse cuenta.

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Un titular como ‘la soltera codiciada’ no surge del vacío: es la punta visible de una cadena de costumbres que asocia el valor de una mujer a su atractivo, edad, ropa o vida sentimental.

Un estudio sobre machismo en el periodismo dominicano mostró resultados desalentadores: desde la invisibilización de figuras femeninas relevantes hasta la ausencia de mujeres en espacios de análisis o ‘contenido duro’. Las noticias protagonizadas por mujeres generalmente van a secciones de ‘vida social’, ‘variedades’ o ‘entretenimiento’.

Cada vez que un medio elige destacar la soltería de una embajadora en lugar de su carrera, retrocedemos. Cada vez que quienes trabajamos en los medios lo dejamos pasar, somos cómplices.

Detrás de ese tipo de titulares hay una pedagogía social que enseña que una mujer nunca será suficiente por lo que sabe, sino por cómo se ve, cómo se llama o a quién pertenece. Eso, más que una práctica editorial, es una herida cultural.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**