A sus 86 años, Juan Franceschi pasa la mayor parte de sus días solo en su apartamento del East Village. Pero cuando Stacey Williams llama a su puerta para entregarle el almuerzo, el día se siente un poco más brillante.
Williams, repartidora de comida del Henry Street Settlement, entrega comidas adaptadas a sus necesidades médicas en nombre de CityMeals on Wheels, el programa de la ciudad que proporciona comidas a adultos mayores en sus casas. Para Franceschi, quien depende de un bastón y tiene dificultades para cargar las compras, el servicio es un salvavidas, no solo para alimentarse, sino también para brindarle compañía.

“Cuando hablo con estas personas y las veo, me siento como si tuviera 16, 20 o 25 años”, dijo Franceschi. “Estos jóvenes te hacen sentir bien, te tratan como si fueras de la familia y te sientes como si hubieras vuelto a nacer”.
Esas visitas duran menos de 15 minutos y ocurren unas cinco veces por semana. Pero para Franceschi, son suficientes para conectar con el mundo exterior.
Un estudio de CityMeals reveló que el 85 % de sus clientes viven solos, el 40% rara vez o nunca sale de casa y el 8% no tiene con quién hablar regularmente, excepto repartidores como Williams.
“La vida es corta y no está garantizada para nadie, así que cuando estableces estas conexiones y ves a todos a diario, es una bendición, sinceramente”, dijo Williams. “Y saber que probablemente soy la única persona a la que verá a diario. Simplemente me hace sentir que tengo un sentido de responsabilidad que mantener”.
CityMeals comenzó recientemente a adoptar un enfoque más proactivo para combatir la soledad entre los adultos mayores, refiriendo a docenas de clientes como Franceschi a Life Story Club, un programa que organiza pequeños grupos semanales de narración en línea o por teléfono. Los participantes comparten historias personales y forjan amistades que acortan la distancia física.
“El aislamiento tiene un impacto negativo en la nutrición y la salud mental, y nos hemos asociado con Life Story para brindar conectividad a muchos de nuestros adultos mayores confinados en sus hogares”, dijo Beth Shapiro, directora ejecutiva de CityMeals on Wheels.
Para Franceschi, el club ofrece una inusual sensación de pertenencia.“A veces me interrumpen y me dicen: ‘¡Qué hablas!’”, comentó entre risas.
Y aunque quizás nunca conozca en persona a sus amigos del Club Life Story, Franceschi dice que formar parte del grupo le da esperanza.
“Ojalá pudiera vivir hasta los 100 años, pero seguiré en ese club hasta que muera”, dijo. “Me tratan bien. Me tratan como a un ser humano de verdad”.
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