Por: Elizabeth Ogando

En los últimos años, la salud mental se ha convertido en un tema urgente en nuestra sociedad. Cada vez más personas hablan de ansiedad, depresión, estrés o simplemente de la necesidad de sentirse escuchadas. Antes, estos asuntos se guardaban en silencio, pero hoy entendemos que cuidar la mente es tan importante como cuidar el cuerpo.
En este contexto, resulta muy interesante lo que está ocurriendo con espacios mediáticos como la Casa de Alofoke. Aunque se trata de una plataforma conocida principalmente por el entretenimiento y la música urbana, poco a poco ha ido convirtiéndose también en un escenario donde se abordan temas sociales de peso, incluyendo la salud mental.
Lo que me llama la atención es cómo, a través de entrevistas, debates y conversaciones abiertas, se ha logrado que muchas personas se identifiquen con historias reales. Escuchar a figuras públicas hablar de sus batallas emocionales, de la presión social o de cómo manejan el estrés, ayuda a normalizar el tema y a derribar tabúes que por mucho tiempo nos han limitado.
La salud mental necesita visibilidad, y medios como Alofoke tienen el poder de llegar a jóvenes y adultos que quizás nunca irían a una charla formal sobre psicología. De alguna manera, esta plataforma está contribuyendo a que entendamos que no estamos solos, que pedir ayuda es válido y que hablar de lo que sentimos no nos hace débiles, sino humanos.
“La Casa de Alofoke” está cumpliendo un rol inesperado, pero muy valioso: convertirse en un puente entre la cultura popular y la conciencia social. Para mí, es un recordatorio de que todos los espacios, incluso los del entretenimiento, pueden ser utilizados para educar, sensibilizar y acompañar en un tema tan esencial como lo es la salud mental.


