El director ejecutivo de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, ha dado últimamente motivos de irritación a los más puristas al plantear cambios en los formatos del fin de semana, así como más carreras sprint y parrillas invertidas. Y no sólo eso, todo eso se está cocinando entre bastidores.
En una entrevista concedida esta semana al podcast italiano Passa dal BSMT, el CEO de la F1 ha vuelto a hablar de los circuitos llamados “históricos” y de lo que tienen que hacer para merecer un lugar en el calendario, dada la demanda de plazas.
“Está claro que hoy hablamos de niveles de inversión muy diferentes a los del pasado”, ha dicho. “De las puertas correderas de 2020/2021 cuando yo entré, hoy estamos en unas condiciones en las que se cerró una puerta y se ha abierto otra. La competencia ha cambiado, el contexto es mucho más agresivo, y obviamente… El cariño por sí solo no es suficiente”.

Al ser preguntado sobre si existen límites rígidos en cuanto a la permanencia de un gran premio en el calendario en función de la imagen o la historia, Domenicali fue inequívoco.
“No, en el sentido de que, obviamente, si un gran premio tiene este valor histórico, es un plus-plus, pero no es suficiente”, dijo. “Por lo tanto, es un elemento que añade historia y es importante para alguien como yo que ha seguido la F1 desde la infancia. Pero para los nuevos aficionados que siguen la F1 -esto puede sonar extraño, pero si te fijas, y tenemos datos porque son fundamentales para nosotros- la capacidad de pasar página, de desplazarse por las noticias, de olvidar quién ganó el año pasado, es muy alta”.
“Así que para muchos aficionados jóvenes de hoy en día, correr en Montecarlo o en el nuevo circuito de Las Vegas no supone ninguna diferencia. Así que la historia no es un elemento clave para nosotros, pero para que te hagas una idea: la historia debe apoyarse en una estructura que mire al futuro, que permita invertir en infraestructuras para mejorar, ya que las entradas no son precisamente baratas, para ofrecer servicios a los aficionados a todos los niveles y para permitir a más países estar presentes en un calendario que creo que no crecerá más allá del número [de carreras] que tenemos hoy“.
Bernie Ecclestone
Foto de: Joe Portlock / LAT Images vía Getty Images
La posición de la F1 ha evolucionado gradualmente desde que Liberty Media adquirió los derechos comerciales en enero de 2017 y casi inmediatamente echó al ex ‘maestro de ceremonias’ Bernie Ecclestone al desplazarlo al rol de ‘presidente emérito’, que no tenía poder de decisión alguno.
En su primera entrevista tras poner el proverbial reloj de oro en la muñeca de Ecclestone y escoltarle hasta la salida, el nuevo consejero delegado, Chase Carey, aseguró a todos que las sedes históricas estarían a salvo, pero que el barómetro de la calidad no era tanto el tiempo de permanencia en el calendario como la importancia global en el rico tapiz de la F1, por lo que Carey mencionó específicamente a Silverstone, Mónaco, Hockenheim y Nurburgring, diciendo: “Todavía hay que mantener esas tradiciones para tener los valores de la F1”.
Obviamente, la prioridad de Carey en ese momento era calmar los nervios de quienes acababan de ver cómo una de las vacas más sagradas de la F1 era llevada hacia el matadero. Es comprensible que el mensaje hubiera sido: “Estamos poniendo nuestro propio sello en el negocio, pero por ahora no se preocupen, no vamos a romperlo”.
Ahora es interesante volver a ver esos lugares históricos que Carey mencionó.
Nurburgring ssalió del calendario después de la carrera de 2013 porque no podía pagar las tasas, y sólo se ha vuelto a ver una vez, cuando la F1 alquiló las instalaciones para albergar el Gran Premio de Eifel en la temporada 2020, afectada por la COVID. Hockenheim, cada vez más decrépito, no está desde 2019.
Silverstone adaptó su oferta para convertirse en un evento de fin de semana completo con música en directo durante las noches y fue recompensado con un largo contrato. A Mónaco, por su parte, se le enseñó mucho el látigo y las largas prórrogas de contrato sólo llegaron después de que el principado diera marcha atrás en su tradicional control de la cobertura televisiva y la señalización en la pista.
Silverstone acogió la primera carrera del campeonato del mundo en 1950. Las normas han evolucionado desde entonces…
Foto: Motorsport Images
Es apropiado que Domenicali hable de que su nombramiento como sustituto de Carey llega en un momento de “puertas correderas”. Ante la amenaza de la COVID, la F1 tuvo que recurrir a una inteligente ingeniería financiera para sobrevivir, y alquilar circuitos en los que celebrar carreras para cumplir sus contratos de retransmisión. Así fue como circuitos como Nurburgring e Imola volvieron a la escena de la noche a la mañana.
Al mismo tiempo, la serie de Netflix Drive to Survive se convirtió en un éxito mundial y generó un período de crecimiento inesperadamente rápido de la audiencia. Y el capitalismo dicta que el crecimiento debe continuar, y si eso significa que más vacas sagradas son enviadas hacia el matadero, como pasará con los circuitos “clásicos” que dejan paso a otros más nuevos dispuestos a pagar tasas más altas.
La visión del mundo de Domenicali, por tanto, ha evolucionado desde que dijo, en una mesa redonda a principios de 2022, “sabemos que tenemos que equilibrar la llegada de nuevas carreras con grandes premios históricos, y pistas que deben seguir formando parte de nuestro calendario”.
Aunque el Pacto de la Concordia prevé que el calendario se amplíe más allá de las 24 carreras que hay en estos momentos, hay consenso entre las partes interesadas en que 24 es un límite máximo en términos de exigencia humana. Por tanto, hay más competencia que nunca para estar dentro de ese número.
En el sector inmobiliario se da el fenómeno conocido como “planning creep“, que consiste en conceder a regañadientes un permiso para un desarrollo polémico sujeto a ciertas condiciones, que luego se ven erosionadas por variaciones posteriores.
¿Están destinadas las sedes históricas de la F1 a desaparecer en favor de otras nuevas? Zandvoort ya está a punto de despedirse y Spa-Francorchamps entrará en la “rotación” de sedes próximamente. Recordemos que ya Nurburgring y Hockenheim se alternaron como sedes del GP de Alemania.
La rotación podría ser fácilmente una forma de condicionar el mercado: una vez que los aficionados se acostumbran a ver circuitos como Spa sólo una vez cada dos años, disminuirá claramente el dolor de la despedida final cuando desaparezca por completo.
Así que el mensaje de la F1 a las sedes históricas es sencillo: nadie está a salvo, y hay que seguir progresando para sobrevivir. Capitalismo en pocas palabras.
Pero, obviamente, muchas sedes antiguas carecen de esa capacidad para crear más infraestructuras. En parte es una cuestión de ubicación, pero también de quién paga por ello: los circuitos establecidos que deben lavarse la cara, comercialmente hablando, simplemente no pueden competir contra los nuevos que llegan subvencionados por el dinero de los gobiernos.
“Imola es una ciudad con un contexto de desarrollo bastante limitado”, explica Domenicali sobre las razones de la salida de este circuito del calendario. “Es difícil imaginar que se amplíe en términos de infraestructuras, hoteles, porque es lo que es. La historia es un valor, pero puede ser una limitación si realmente no tiene las condiciones adecuadas para crecer”.
Hay cierta ironía en que éste sea un proceso que inició Ecclestone.
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