Con esa fama de motivador que ha caracterizado al técnico mexicano del RCD Mallorca Javier Aguirre en 38 años de trayectoria en el fútbol profesional, tanto como jugador y como técnico, de nueva cuenta apostó por el aspecto emocional de sus jugadores para elegir a los cinco tiradores de penales que definieron al ganador de la final de la Copa del Rey 2024 vs. el Athletic Club.
Más allá de que al final de cuentas pareció que este recurso emocional del técnico mexicano sirvió de poco para ayudar a que sus jugadores tuvieran la cabeza fría para ejecutar con exactitud los disparos de castigo en donde terminó imponiéndose el cuadro vasco 4-2, la realidad, es que en las escenas que quedaron plasmadas en los anales de este importante juego, fue muy destacado ver la forma como Javier Aguirre arengó a sus jugadores.
Previo a la serie de penales que definió este aguerrido encuentro que terminó empatado 1-1 después de 120 minutos de fragorosa batalla, se pudo observar a Javier Aguirre eligiendo a los tiradores de la pena máxima, de una forma especial, en medio de vítores y gritos que buscaron disminuir el peso de la presión de tan importante prueba, pero al mismo tiempo buscando generar la adrenalina capaz de impedir que los nervios los hicieran fallar.
Al final de cuentas, mucha gente podrá decir que el método no surtió efecto en virtud de que solo dos de los cuatro tiradores pudieron hacer efectivo su disparo, a diferencia del equipo dirigido por Enrique Valverde que acertó los cuatro disparos para imponerse 4-2 que les permitió ceñirse la corona de la Copa del Rey 2024.
La historia de Javier Aguirre como motivador
Desde sus épocas de jugador del América y Chivas, entre otros equipos de la Liga MX, Javier Aguirre fue generando una fama de futbolista emocional, que trató siempre de suplir sus carencias técnicas con el pundonor y el esfuerzo en el terreno de juego.
Así fue su fama de motivador se fue acrecentando y cuando empezó su trayectoria como entrenador a finales de la década de los 90, esta práctica creció mucho más al grado de que fue uno de los ingredientes qu e le permitieron coronarse campeones con el Pachuca en el torneo Invierno 1999.
Poco a poco fue acrecentando estos mecanismos emocionales para muchas poder equiparar a los rivales con mejores nóminas en el terreno de juego y hacerles cara con épicas batallas como en aquella final de la Copa América del 2001 contra el local Colombia, en donde el cuadro cafetalero solo pudo vencer 1-0 al equipo nacional de México.
Lo mismo sucedió en infinidad de juegos, como el de ahora, en la Copa del Rey, en donde previo al juego motivó a su equipo a dar batalla a una escuadra de mayor envergadura como el Athletic Club y que quedó plasmado en la elección de los tiros penales.
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