La de Singapur es desde hace tiempo la carrera de Fórmula 1 más agotadora físicamente del año, debido a la combinación de frenadas y aceleraciones con altos niveles de calor y humedad.
Para la edición de este año, se espera que la temperatura ambiente alcance los 31 ºC tanto el sábado como el domingo, que es el umbral de la FIA para declarar el peligro del calor. El director de carrera, Rui Marques, lo notificó a los equipos el jueves.
Ahora los equipos tienen dos opciones: o sus pilotos deben llevar los chalecos refrigerantes obligatorios o sus coches deben llevar más lastre.
Tanto si los pilotos eligen usar los chalecos como si no, el reglamento establece que sus coches deben estar equipados con el material necesario para que los chalecos funcionen, concretamente las bombas, el depósito de refrigerante y el intercambiador de calor.
Cualquier piloto que decida no llevar chaleco deberá llevar lastre adicional para igualar dicho peso.
Las normas al respecto son claras: “La diferencia de masa entre el material personal del piloto utilizado normalmente y cualquier elemento del equipamiento personal del piloto que forme parte del sistema deberá compensarse con la instalación de 0,5 kg de lastre en el cockpit“.
Fernando Alonso, Aston Martin F1 Team, Charles Leclerc, Scuderia Ferrari, Franco Colapinto, Williams Racing, en la parrilla.
Foto: Mark Sutton / Motorsport Images
Inicialmente, los chalecos refrigerantes debían ser obligatorios en caso de que la temperatura ambiente alcanzara los 31 ºC, pero, tras las pruebas, varios pilotos se quejaron de que les resultaban incómodos. Los chalecos llevan una red de tubos a través de los cuales fluye un refrigerante, pero eso hace que la cabina de un coche de F1, ya de por sí estrecha, se convierta en un entorno más estrecho.
Por esta razón, la FIA decidió dar a los pilotos la opción de no llevarlo, creando un lastre para que aquellos que se acogieran al sistema no tuvieran una penalización de peso.
El sistema de chalecos refrigerantes se desarrolló tras el polémico Gran Premio de Qatar 2023, en el que el calor extremo hizo que varios pilotos necesitaran atención médica.
En las carreras de coches deportivos se han utilizado variantes de esta tecnología durante muchos años, pero los pilotos siguen desconfiando de la penalización por peso y de su comodidad, o se desaniman por las historias de intercambiadores de calor que fallan, lo que provoca que los pilotos que los sufren se cocinen al vacío.
George Russell fue el primero en utilizar la actual generación de chalecos refrigerantes en la F1, probando el sistema en el Gran Premio de Bahréin de este año. Le atribuyó el mérito no sólo de haber mejorado su comodidad respecto al calor del desierto, sino también de haber mantenido su agudeza mental necesaria para sortear un grave problema eléctrico y terminar en segunda posición.
“Por supuesto que siempre se puede mejorar”, dijo después. “Pero nosotros, como equipo, hemos trabajado tan duro y teníamos tanta confianza en que el sistema funcionaría que quise probarlo. De momento, todo va bien”, concluyó.