#Salud: El truco infalible para que tu tabla de picar deje de oler mal

0
102


La tabla de picar es una aliada diaria, pero también una fuente
común de malos olores. Ajo, cebolla o pescado dejan rastros que se
quedan atrapados y vuelven a aparecer cuando menos se espera. Ese
olor persistente no solo molesta, también afecta la higiene de la
cocina
y la confianza al preparar alimentos.

Por qué tu
tabla de picar retiene malos olores

Las tablas, tanto de madera como de
plástico, tienen poros o pequeñas grietas donde se
alojan restos de comida. Esos residuos se mezclan con
bacterias y aceites de los alimentos y generan
olores que no desaparecen con un enjuague rápido. La
humedad actúa como un imán, favorece la
proliferación microbiana y da pie a aromas que regresan una y otra
vez.

Las tablas de madera suelen ser más porosas,
por eso capturan más fácilmente aceites de ajo o cebolla. Las de
plástico también se marcan con el uso, y esos
cortes se convierten en pequeños refugios para residuos. Lavar con
jabón y agua después de cada uso
ayuda, aunque no siempre alcanza cuando el olor ya se incrustó.
Cortar un tomate para una ensalada después de filetear pescado deja
claro el problema, el aroma atraviesa preparaciones y arruina la
experiencia.

Causas
comunes de los malos olores en tablas de cocina

El corte continuo de alimentos intensos como
ajo, cebolla,
cilantro o pescado deja aceites
naturales metidos en las fibras. Si la tabla no se seca
bien
, el olor se potencia y aparecen manchas o moho en
zonas húmedas. El uso repetido sin una desinfección profunda
mantiene los olores activos y dificulta que la tabla se
recupere.

Detrás de esos olores hay una razón sencilla. Los
aceites esenciales y compuestos sulfurosos de
vegetales y pescados penetran en la superficie, y el agua por sí
sola no los expulsa. Separar una tabla para carnes
y otra para frutas y verduras reduce la
transferencia de olores y también baja el riesgo de contaminación
cruzada. Es un hábito básico que marca la diferencia.

El
truco infalible: cómo usar sal y limón para eliminar
olores

El método casero con sal gruesa y
limón es directo y confiable. Primero se limpia la
tabla como siempre, con agua tibia y jabón. Luego se cubre la
superficie con una capa generosa de sal. Se exprime jugo de
limón
sobre la sal, o se frota la superficie con medio
limón a modo de “esponja”. La mezcla hace su trabajo en pocos
minutos y el olor se reduce de forma notable.

También se puede preparar una pasta. Se mezclan partes iguales
de sal y jugo de limón hasta lograr una textura húmeda, se esparce
por toda la tabla y se frota con firmeza. Funciona en
madera y plástico, es barato
porque usa ingredientes de despensa y no deja residuos químicos. En
guías de limpieza y consejos caseros, esta combinación se repite
por su eficacia, su rapidez y la facilidad para aplicarla en la
rutina.

La explicación es clara. La sal actúa como
abrasivo suave, levanta restos pegados y absorbe residuos grasos.
El limón, por su acidez, ayuda a
desinfectar y a neutralizar
olores
. El aroma cítrico deja una sensación fresca, y su
acción ácida corta compuestos que el agua no arrastra. Juntos
limpian, desodorizan y devuelven a la tabla un estado apto para
volver a usar sin aromas indeseados.

Foto Freepik

Paso a paso
para aplicar el truco en tu tabla

Conviene empezar con una limpieza básica. Se retiran migas y se
lava con jabón y agua tibia para
eliminar grasa superficial. Con la tabla escurrida, se espolvorea
sal gruesa por toda la cara que huele mal. Se
corta un limón a la mitad, se exprime un poco de
jugo y se frota en círculos sobre la sal, con energía y cuidado en
las zonas más marcadas por cortes.

Tras el frotado, se deja la mezcla reposar cerca de diez
minutos. Ese tiempo permite que la sal absorba olores y que el
ácido actúe sobre los compuestos que causan el mal olor. Luego se
enjuaga con agua caliente y se seca al instante
con un paño limpio. Si el olor persiste, se repite el proceso una
segunda vez. Quien tenga la piel sensible puede usar
guantes para evitar irritación por el limón.

Te podría interesar:

Por qué
este método es el más efectivo y natural

Hay otras opciones, como bicarbonato con agua o
vinagre blanco diluido. Funcionan bien en varios
casos, aunque suelen requerir más tiempo de reposo y pueden dejar
una nota aromática más fuerte. La combinación de
sal y limón destaca por su
rapidez, su acción mecánica y su acabado fresco.

Este método aporta ventajas claras. Es un antibacteriano
natural
, no recurre a químicos agresivos, y se integra en
la limpieza semanal sin cambiar la rutina. Un buen hábito es
aplicar el truco una vez por semana si se cocina a diario con
ingredientes olorosos, o cada quince días si el uso es moderado. La
constancia evita que los compuestos olorosos se acumulen y mantiene
el tablero en buen estado.

Consejos
adicionales para mantener tu tabla siempre fresca

El cuidado diario es la mejor defensa. Secar muy
bien
la tabla después de cada lavado corta la humedad que
alimenta el mal olor. En tablas de madera, aplicar
aceite mineral de grado alimentario una vez al mes
sella los poros y reduce la absorción de líquidos. Alternar tablas
por tipo de alimento ayuda a controlar aromas y a mantener una
higiene más alta en toda la cocina.

Cuando los olores son muy fuertes, una alternativa es usar
bicarbonato junto con limón,
formando una pasta más alcalina que ataca residuos persistentes. En
tablas con marcas profundas, también conviene una limpieza más
intensa, seguida de secado a la sombra y en posición vertical. Un
detalle ecológico suma puntos, los limones usados pueden ir al
compost, donde aportan materia orgánica de forma
responsable.

La higiene general en la cocina refuerza este esfuerzo. Mantener
cuchillos limpios, paños secos y superficies ventiladas corta la
cadena de malos olores. Evitar que las tablas permanezcan mojadas
en el fregadero, aunque sea por poco tiempo, cambia el resultado.
La ventilación acelera el secado y frena el avance de moho en días
húmedos.

Hábitos
diarios para prevenir olores en la cocina

Lavar la tabla de inmediato después de usarla
previene que los aceites penetren. Almacenar en un lugar
seco y con buena circulación de aire ayuda a
conservarla fresca. Elegir tablas de calidad, con
buena densidad en madera o plástico resistente, reduce las marcas
de corte y mejora la limpieza.

Cuando la tabla está muy desgastada, con surcos
profundos o manchas que no salen, lo más seguro es reemplazarla.
Una superficie lisa es más higiénica, se desinfecta mejor y retiene
menos olor. La inversión en una buena tabla se devuelve con años de
servicio y menos dolores de cabeza al cocinar.

En tiempos donde la tecnología se mete en cada rincón, hay
problemas de casa que se resuelven mejor con criterio
humano
y hábitos sencillos. La limpieza de la tabla es un
ejemplo, combina observación, constancia y una solución práctica
con ingredientes básicos. Igual que en trabajos que requieren
juicio y creatividad, aquí manda
la experiencia: entender el material, actuar a tiempo y mantener
una rutina clara. La cocina
agradece estas pequeñas decisiones, y la comida también.

¿Le resultó útil este artículo?



Source link