#Salud: ¿Cómo saber si tus sartenes son tóxicos?

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La elección de los utensilios de cocina afecta directamente la
salud en la cocina. Muchas personas usan sartenes
cada día sin pensar si su material puede liberar sustancias tóxicas
durante la cocción. Una preocupación real, ya que ciertos
compuestos en los recubrimientos pueden acumularse en el organismo
y afectar el sistema inmunológico o hormonal. Se ha demostrado que
la exposición constante a toxinas presentes en recubrimientos
dañados puede tener efectos negativos en la salud a largo
plazo.

Materiales
comunes en sartenes y su potencial tóxico

Conocer el material de una sartén es el primer paso para evitar
riesgos en la salud en la cocina. Los
recubrimientos antiadherentes más habituales usan sustancias como
PTFE (conocido como Teflón), PFOA
y otros PFAS. El PFOA fue un componente esencial
hasta que en 2020 la Unión Europea lo prohibió por sus efectos
persistentes en organismos y el ambiente. Hoy, la mayoría de firmas
europeas anuncian que sus
sartenes
son “libres de PFOA”.

El PTFE permanece común porque, en condiciones
normales, no representa riesgo. Sin embargo, cuando se calienta por
encima de 260°C o el recubrimiento se ha dañado (por rayones o
desprendimientos), puede liberar gases que dañan los pulmones,
causando un malestar conocido como fiebre por vapores de polímero,
síntomas respiratorios y fatiga.

Por otro lado, los PFAS (familia de químicos
resistentes al calor y a la grasa) persisten en el medioambiente y
el cuerpo humano, acumulándose con el tiempo. Estudios de 2025
confirman que la exposición acumulada puede provocar desde
problemas de tiroides hasta desórdenes inmunológicos, haciendo
clave la revisión de etiquetas antes de adquirir nuevos
utensilios.

El mercado ha reaccionado. Opciones como cerámica o esmaltes
vitrificados han ganado terreno por su seguridad, ya que no liberan
compuestos tóxicos, incluso a temperaturas altas. Revisar que una
sartén indique “sin PFOA” es esencial para cocinar sin temores.

Señales de daño en el
recubrimiento

Las sartenes sometidas a uso intensivo por más de dos o tres
años tienden a mostrar rayones y
desgaste. Esto se ve como líneas, manchas opacas,
partes que pierden brillo o recubrimientos que comienzan a
desprenderse. Al pasar el dedo por la superficie, cualquier
sensación de aspereza, bordes irregulares o pequeñas astillas
debería llamar la atención.

Sartenes con antiadherente gastado aumentan el riesgo de
desprendimiento de partículas tóxicas durante la cocción. Un
consejo útil es evitar siempre usar espátulas o cuchillos
metálicos, ya que aceleran el daño. Revisar visual y táctilmente
cada sartén puede adelantarse a problemas futuros.

Temperaturas de cocción
y riesgos

El fuego alto es enemigo de las sartenes
antiadherentes con Teflón. Cocinar en vacío o dejar una sartén
olvidada en el fuego puede subir la temperatura muy rápido y
superar el umbral seguro en solo minutos. Hay registros de
intoxicación leve en familias por el simple hecho de freír a
temperaturas muy elevadas.

Para minimizar riesgos, conviene mantener las cocciones por
debajo de los 200°C. Un termómetro de cocina ayuda a controlar el
calor y evitar accidentes. Siempre es mejor cocinar a fuego medio y
nunca dejar la sartén calentando sin supervisión, protegiendo tanto
la comida como la salud familiar.

Foto Freepik

¿Cómo
verificar y elegir sartenes seguras?

Seleccionar una sartén adecuada empieza con saber leer las
etiquetas del producto. Antes de comprar, conviene
buscar declaraciones claras como “PFOA free”, “sin PFAS” o
certificaciones ecológicas que indiquen ausencia total de químicos
dañinos. Las grandes marcas ya exhiben sellos de garantía sobre
seguridad alimentaria y resistencia comprobada.

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Dentro de las alternativas seguras, el hierro
fundido destaca por su capacidad antiadherente natural con uso y
sus décadas de durabilidad. Permite cocinar incluso en horno, no
libera toxinas y, al contrario, puede aportar minerales a los
alimentos. Como contra, requiere cierto mantenimiento para
protegerlo del óxido y evitar que se pegue.

El acero inoxidable es otra gran elección. Resiste el rayado,
soporta altas temperaturas y se limpia fácilmente. Aunque no es
antiadherente por sí mismo, permite un sellado perfecto en carnes y
verduras con una capa ligera de aceite. Puede parecer menos cómodo
al principio, pero una buena rutina de cocina compensa ese
detalle.

Las sartenes de cerámica pura o esmalte no presentan los
problemas de degradación química del antiadherente clásico.
Permiten cocinar sin aceite, resultan ligeras y se adaptan bien a
casi cualquier tipo de cocina. La desventaja está en que su vida
útil depende de recibir buen trato, ya que pueden astillarse si se
golpean o limpian de manera brusca.

Para 2025, productos de marcas como Tramontina, Woll Eco Lite o
Redchef, que emplean recubrimientos cerámicos reforzados, son muy
valorados en revisiones independientes. La clave está en cambiar
gradualmente sartenes antiguas por opciones más nuevas y seguras,
sin necesidad de transformar toda la cocina de golpe.

Inspección en casa

Realizar pruebas caseras puede revelar si una
sartén sigue siendo segura. Basta con calentarla a baja temperatura
durante unos minutos; si se presenta olor
sospechoso
o se observa una pequeña salida de humo aun sin
alimento, eso indica que el recubrimiento se ha degradado. En tal
caso, conviene retirarla de uso inmediato.

Preguntarse cosas como “¿Salen manchas negras al freír?” o “¿La
superficie se ve despareja después de lavar?” ayuda a detectar
problemas a tiempo. Si el recubrimiento ya se ha pelado o tiene
burbujas, la mejor decisión es desechar la sartén para evitar
riesgos innecesarios.

Consejos para
mantenimiento

Adoptar un lavado suave siempre es preferible.
Limpiar con esponjas suaves y evitar productos abrasivos alargarán
la vida de la sartén, reduciendo el riesgo de crear zonas
expuestas. El uso repetido del lavavajillas y apilar sartenes
sin protección promueve el desgaste prematuro del
antiadherente.

El mantenimiento diario incluye secar a fondo
cada sartén antes de guardarla y dejarla enfriar completamente
antes del lavado. Tomar el hábito de usar utensilios de madera o
silicona ayuda a conservar el recubrimiento como nuevo. Elegir un
espacio separado para almacenar, evitando golpes y roces, previene
futuros daños invisibles a simple vista.

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