#Salud: Esta es la forma correcta de comer frutos secos para evitar la demencia

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La demencia afecta a millones de adultos mayores en todo el
mundo. Es una preocupación creciente, porque hoy no existe cura
real y los tratamientos solo ayudan a sobrellevar los síntomas. En
este contexto, la prevención se vuelve clave. Hay muchas formas de
cuidar el cerebro, pero la alimentación ocupa un lugar central. Un
ejemplo llamativo: los frutos secos ofrecen beneficios comprobados
que ayudan a mantener la memoria y las funciones cognitivas en buen
estado.

Por
qué los frutos secos ayudan a proteger el cerebro

Los frutos secos son más que solo un snack. Ofrecen
grasas saludables, como los ácidos grasos omega-3
y omega-6, que mantienen las membranas celulares en buen estado,
facilitando la comunicación entre las neuronas. Además, aportan
vitamina E, un antioxidante potente que protege
las células del daño causado por los radicales libres. La
fibra y los minerales como el
magnesio y el zinc también juegan su papel en la función
cerebral.

Una alimentación rica en estos nutrientes ayuda a reducir la
inflamación y el estrés oxidativo. Ambos procesos están
relacionados con el desarrollo de la
demencia
y otras enfermedades neurodegenerativas. Los datos
científicos respaldan este efecto protector. Un estudio que siguió
durante años a más de 50.000 adultos mostró que quienes consumían
unos 30 gramos diarios de frutos secos sin sal
tenían un riesgo hasta un 12% menor de desarrollar demencia que
quienes no los consumían. Esta protección se observó con diferentes
tipos, como almendras, nueces, anacardos y avellanas, mostrando que
el beneficio proviene del grupo en general y no solo de una
variedad específica.

La
manera adecuada de incorporar frutos secos en la dieta
diaria

Para obtener beneficios, la cantidad sí importa. La
recomendación más segura es consumir de 30 a 60 gramos al
día
. Un puñado pequeño basta, ya que aunque son
saludables, también contienen muchas calorías. Siempre mejor en
versiones sin sal ni azúcar añadida y, si es
posible, crudos o ligeramente tostados al natural. Estas formas
conservan los nutrientes y evitan el consumo oculto de aditivos que
anulan parte de sus ventajas.

Integrarlos en la vida diaria no requiere hacer grandes cambios.
Un puñado con el desayuno, mezclados con yogur o espolvoreados en
ensaladas, funciona perfecto. También se pueden llevar en un tupper
para comer entre horas, ayudando a evitar tentaciones menos
recomendables. Son versátiles, fáciles de guardar y de combinar.
Incluirlos en platos de pasta o arroz aporta textura y valor
nutritivo.

Sin embargo, la clave está en la moderación y
en combinar frutos secos con otros alimentos saludables. Patrones
de alimentación como la dieta mediterránea, rica
en verduras frescas, legumbres, aceite de oliva y pescado,
potencian sus efectos. Los frutos secos deben verse como un
complemento, nunca como el único aliado para preservar la
memoria.

Foto Freepik

Errores
comunes al consumir frutos secos y cómo evitarlos

No todo lo que parece saludable lo es. Excederse en la cantidad
puede provocar un exceso calórico que, a largo
plazo, trae problemas de peso y metabólicos. Otro error frecuente
es optar por productos fritos, glaseados o muy salados. Esto
elimina gran parte del beneficio cardiovascular y cerebral, incluso
puede generar daños adicionales.

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También se observa que muchas personas eligen frutos secos de
baja calidad, con conservantes o envejecidos. Esto no solo reduce
su valor nutritivo, sino que puede hacerlos menos sabrosos y
atractivos. Para evitarlo, conviene guardar los frutos secos en
recipientes herméticos, en lugares frescos y secos, y comprar en
tiendas de confianza o a granel cuando es posible.

Mantener la variedad es clave. Alternar entre
nueces, almendras, pistachos, avellanas o anacardos asegura la
llegada de distintos nutrientes al organismo. No existe un fruto
seco mágico, pero juntos forman un escudo natural para el
cerebro.

Hábitos
de vida que potencian los beneficios para el cerebro

Comer frutos secos cada día puede ayudar, pero los resultados
mejoran con otros hábitos. El ejercicio regular
mejora la circulación sanguínea y la oxigenación del cerebro, lo
que suma protección contra el deterioro cognitivo. Un sueño
reparador
permite que el cerebro procese mejor la
información y recupere fuerzas. El manejo del
estrés
mediante técnicas de relajación, respiración o
meditaciones guiadas, también es esencial para el bienestar
mental.

La ciencia demuestra que quienes practican estos hábitos junto
con una dieta saludable obtienen mejores resultados. Los frutos
secos no funcionan de forma aislada, pero dentro de una vida
activa, equilibran y fortalecen el sistema nervioso. Los beneficios
visibles aparecen al mantenerlas en el tiempo. No existen
soluciones rápidas, pero sí muchas formas sencillas de cuidar la
mente día a día.

En resumen, comer frutos secos siguiendo las recomendaciones y
como parte de una alimentación variada, apoyada en ejercicio, buen
descanso y bajo estrés, puede ser una estrategia eficaz para
proteger la salud cerebral y reducir el riesgo de
demencia
en el futuro. La prevención empieza cada día, con
elecciones simples que hacen una gran diferencia a largo plazo.

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