#Salud: ¿Cuál es el tipo de sangre con menor riesgo de cáncer?

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La relación entre el tipo de sangre y la salud
ha sido tema de conversación en la comunidad científica durante
décadas. El sistema de grupo sanguíneo ABO
clasifica la sangre humana en cuatro principales: A, B, AB
y O
. Aunque comúnmente se relaciona este sistema con la
donación o recepción de sangre, investigaciones recientes han
explorado una conexión más profunda entre el grupo sanguíneo y el
riesgo de desarrollar cáncer.

Cómo
influye el tipo de sangre en el riesgo de cáncer

El sistema ABO se basa en la presencia o
ausencia de antígenos en la superficie de los
glóbulos rojos. Estos antígenos (A y B) son moléculas que pueden
influir en cómo el cuerpo responde a infecciones y agresiones
externas. El tipo O carece de antígenos A y B; el
tipo AB posee ambos. El tipo sanguíneo queda
determinado genéticamente y su distribución varía entre
poblaciones.

Las diferencias en estos antígenos no solo
afectan transfusiones o compatibilidades, sino también la respuesta
inmune y los procesos inflamatorios. Dichas diferencias pueden
influir en la predisposición a ciertas enfermedades
crónicas
, incluido el
cáncer
. Diversos estudios muestran que los grupos sanguíneos
pueden condicionar tanto el desarrollo como la agresividad de
algunas formas de cáncer.

El
grupo sanguíneo O y la menor probabilidad de cáncer

Diversos trabajos publicados entre 2023 y 2025 destacan que el
grupo sanguíneo O suele asociarse con
menor riesgo de desarrollar cáncer en comparación
con otros grupos. Por ejemplo, un meta-análisis reciente observó
que las personas con sangre tipo O presentan una probabilidad menor
de padecer cáncer de páncreas,
estómago e incluso algunas formas de
cáncer de hígado.

En contraste, los individuos del grupo A suelen
mostrar un riesgo elevado, por ejemplo, hasta un
18% más en cáncer de mama en comparación con O. El tipo
AB aparece ligado a mayor riesgo y peor pronóstico
en cáncer colorrectal y de hígado. El tipo B
presenta un panorama mixto: en ciertos estudios se le atribuye una
protección moderada frente a algunos tumores gastrointestinales,
aunque no siempre coincide en todos los perfiles poblacionales.

Curiosamente, el tipo O no solo destaca por su ventaja frente al
cáncer, sino también por su menor riesgo de ciertos coágulos
sanguíneos y enfermedades infecciosas, aunque también puede
presentar vulnerabilidad ante otros problemas como úlceras
pépticas. Esto ilustra cómo la genética y sus determinantes
condicionan varios aspectos de la salud y no solo una única
enfermedad.

Foto Freepik

Principales
tipos de cáncer vinculados al tipo de sangre

Los tumores más estudiados en relación con el grupo
sanguíneo ABO
corresponden a los cánceres
gástrico, pancreático y
mamario. En el caso del cáncer
gástrico
, investigaciones internacionales informan que el
tipo A muestra una mayor incidencia, mientras que el tipo O actúa
como factor protector en la mayoría de los estudios recientes. Para
el cáncer de páncreas, la sangre tipo O muestra
mejores tasas de supervivencia y menor frecuencia de diagnóstico en
estadios avanzados.

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En cáncer de mama, el tipo A vuelve a figurar
como el más prevalente entre los pacientes y se asocia directamente
con un aumento en el riesgo. En el caso del tipo AB, se documenta
una tendencia a mayor riesgo para cáncer colorrectal y hepático en
ciertas poblaciones, probablemente por mecanismos inflamatorios y
moduladores de la respuesta inmune generados por los antígenos de
grupo.

La investigación continúa y aún surgen datos contradictorios por
región geográfica y origen étnico, pero la tendencia en los
principales trabajos apunta a que el grupo O es
generalmente una ventaja relativa para estos tumores.


Factores genéticos y pruebas modernas en la prevención del
cáncer

Aunque el grupo sanguíneo tiene un peso en el
riesgo de cáncer, esto solo representa una parte de un entramado
mucho más complejo. Factores como el historial
familiar
, la exposición ambiental, los hábitos de vida y
otras variables genéticas desempeñan un papel
clave en determinar el riesgo individual.

En la actualidad, el acceso a pruebas genéticas
avanzadas permite analizar de forma personalizada la predisposición
a ciertos tipos de cáncer, evaluando no solo el grupo sanguíneo,
sino también variantes genéticas asociadas con procesos tumorales.
Estas herramientas enriquecen la prevención y ayudan a diseñar
estrategias enfocadas en cada persona, sin descuidar el valor del
seguimiento médico rutinario y la adopción de hábitos
saludables.

El conocimiento del grupo sanguíneo puede sumarse a este enfoque
preventivo, pero no debe considerarse de forma aislada. Mantener
estilos de vida activos, una dieta variada, evitar el tabaco y el
exceso de alcohol, y realizar controles regulares constituyen
pilares fundamentales en la reducción del riesgo general de

cáncer
.

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