#Salud: ¿El Wi-Fi doméstico es peligroso para la salud?

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La presencia de internet inalámbrico en los hogares es tan
habitual que cuesta imaginar la vida sin él. Desde videollamadas
hasta transmisión de series, todo depende del router que, como un
“pulso invisible”, conecta cada rincón de la casa. Esta
cotidianidad hace crecer ciertas dudas: ¿puede el Wi-Fi afectar a
la salud? ¿Hay riesgos reales o solo temores por información
parcial? Existen numerosos estudios científicos recientes y
normativas internacionales que establecen parámetros de seguridad,
pero también persisten preguntas en la sociedad.

¿Cómo
funciona el Wi-Fi y qué tipo de radiación emite?

El
Wi-Fi
utiliza ondas de radiofrecuencia,
similares a las que emplean los teléfonos móviles, para enviar
datos de manera inalámbrica entre dispositivos y el router. Estas
son una forma de radiación no ionizante, lo que
significa que no poseen la suficiente energía para alterar
el ADN
ni causar daños celulares como sí lo hacen los
rayos X o la radiación gamma.

En un hogar, el router emite estas ondas de modo continuo,
aunque a baja potencia. Los dispositivos
conectados, como celulares o computadoras, se comunican con el
router de forma intermitente y localizada. La potencia del
Wi-Fi doméstico suele estar muy por debajo de la de los microondas
o los teléfonos móviles
, por lo que la exposición diaria
es considerablemente baja en comparación con otros equipos
electrónicos.

El cuerpo humano puede absorber parte de esta energía, pero, en
situaciones cotidianas, los niveles de exposición son muy
inferiores a lo que puede provocar un aumento peligroso de
temperatura en los tejidos. El único efecto biológico comprobado es
un leve incremento térmico, controlado con
facilidad por la termorregulación natural del cuerpo.


Evidencia científica: ¿qué dicen los estudios sobre el Wi-Fi
y la salud?

Las revisiones científicas de mayor prestigio, incluyendo
informes de la Organización Mundial de la Salud
(OMS)
y la Comisión Internacional de Protección
contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP)
, coinciden en
que la exposición a campos de radiofrecuencia emitidos por Wi-Fi
está muy por debajo del umbral reconocido para efectos
negativos.

En los últimos años, se han realizado estudios observando
posibles asociaciones entre el uso cotidiano de Wi-Fi y problemas
como cáncer cerebral, trastornos del sueño o alteraciones
neurológicas. La mayoría no ha encontrado vínculos
concluyentes
. Algunos trabajos aislados sugieren pequeños
cambios en la actividad cerebral medidos por electroencefalografía,
pero no han logrado relacionar estos efectos con daños medibles ni
tampoco reproducir los hallazgos de forma fiable.

Se hace también la distinción entre efectos
térmicos
(como el mínimo aumento de temperatura) y los
no térmicos (como alteraciones en el
comportamiento o la función celular). Hasta hoy, la evidencia de
riesgos no térmicos en situaciones reales de exposición Wi-Fi es
débil y sujeta a debate, con falta de consenso
científico
.

En comparación con otras fuentes de radiación en el hogar, como
microondas, hornos o incluso la luz solar, el Wi-Fi ocupa un lugar
mucho menos significativo en términos de exposición.

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Foto Freepik

Límites
internacionales y recomendaciones de organismos de
salud

La ICNIRP y la OMS han fijado directrices estrictas
sobre niveles máximos de exposición
a radiofrecuencia,
estableciendo que el uso previsto en hogares y escuelas se ubica
sobradamente por debajo de esos límites.

El concepto clave es la Tasa de Absorción Específica
(SAR)
, que mide cuánta energía absorbe el cuerpo humano en
distintas situaciones. Estos parámetros se aplican tanto
para el cuerpo entero como para zonas específicas, como la
cabeza
, y se revisan constantemente según nuevos hallazgos
científicos.

Las mediciones reales en entornos domésticos y escolares, según
estudios de los últimos años, muestran valores muy por debajo de
los umbrales recomendados. Además, estas guías se adaptan
continuamente para incluir tecnologías recientes como
Wi-Fi
6 o 5G, manteniendo la seguridad como prioridad y la
vigilancia activa de los posibles riesgos. Las
revisiones más recientes sostienen que los dispositivos cumplen
ampliamente con las normativas más exigentes.


Precauciones, dudas y tendencias actuales en torno al Wi-Fi
doméstico

Algunos expertos sugieren seguir recomendaciones sencillas por
principio de precaución, especialmente en espacios
donde pasan tiempo niños o personas sensibles. Estas prácticas
incluyen, por ejemplo, evitar colocar los routers en dormitorios,
desconectarlos por la noche o preferir el cable en ciertos
casos.

La preocupación sobre efectos a largo plazo es real en parte de
la población, aunque la evidencia científica no respalda un
peligro inminente
. Todavía se estudian situaciones como la
electrosensibilidad”, un cuadro en el que algunas
personas aseguran experimentar molestias cerca de fuentes de
radiofrecuencia, sin que existan resultados objetivos que lo
confirmen.

Las tendencias tecnológicas avanzan hacia routers más
eficientes
, con menor potencia y la posibilidad de elegir
horarios u horarios de emisión, así como campañas informativas para
fomentar hábitos seguros y despejar mitos. Las asociaciones médicas
y las agencias internacionales subrayan la importancia de consultar
fuentes confiables antes de alarmarse o tomar decisiones
drásticas.

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