José Manuel Jerez
En el escenario político dominicano contemporáneo, la Fuerza del Pueblo se presenta como la organización llamada a encabezar el proceso de renovación institucional y social que reclama la ciudadanía. El liderazgo estratégicamente coordinado entre Leonel Fernández, expresidente de la República y referente político de una trayectoria comprobada, y Omar Fernández, joven legislador que representa la nueva generación de la política nacional, constituye la fórmula idónea para garantizar una alternancia democrática que responda a las necesidades reales del pueblo dominicano.
El actual gobierno ha demostrado una profunda incapacidad para dar respuestas a las expectativas que generó en 2020. La improvisación en la formulación de políticas públicas, la ineficiencia administrativa, así como el incumplimiento de promesas esenciales en materia de empleo, seguridad ciudadana, salud y educación, han generado un clima de frustración y desconfianza en amplios sectores de la población. A esto se suma la percepción de un debilitamiento institucional, evidenciado en el uso clientelar del Estado y en la falta de planificación para enfrentar los problemas estructurales del país.
Frente a este panorama, la Fuerza del Pueblo se erige como la alternativa política más sólida y con mayor credibilidad para encaminar al país hacia un desarrollo sostenible y justo. La experiencia de Leonel Fernández en la conducción del Estado, avalada por tres periodos de gobierno que transformaron las bases económicas e infraestructurales de la nación, se complementa con la energía, innovación y cercanía generacional que aporta Omar Fernández, quien ha logrado conectar con amplios sectores juveniles, empresariales y comunitarios. Esta combinación no solo garantiza continuidad y estabilidad, sino también renovación y apertura hacia nuevas formas de hacer política.
Desde una perspectiva académica, la política dominicana actual requiere un liderazgo dual: uno capaz de articular el conocimiento acumulado en el ejercicio del poder y otro que represente las demandas emergentes de la sociedad contemporánea. En este sentido, el binomio Leonel–Omar simboliza una simbiosis estratégica entre la experiencia y la innovación, que podría reconfigurar el sistema político dominicano y abrir una nueva etapa de gobernanza más inclusiva, participativa y eficaz.
Asimismo, la Fuerza del Pueblo encarna hoy la principal oposición programática, no solo por su crecimiento en simpatía electoral, sino también por su capacidad de generar consensos alrededor de propuestas concretas que aborden los problemas estructurales de la nación. En un contexto marcado por el descrédito hacia los partidos tradicionales y el desgaste del actual oficialismo, esta organización se presenta como la opción política que puede devolverle la esperanza al pueblo dominicano.
De cara al 2028, resulta evidente que la República Dominicana necesita un gobierno que supere la improvisación y apueste por una planificación estratégica de largo plazo. La Fuerza del Pueblo, con un liderazgo político coordinado entre Leonel Fernández y Omar Fernández, representa la única garantía de que el poder no se utilice como botín partidario, sino como un instrumento de transformación social, justicia distributiva y consolidación democrática.
En conclusión, la llegada de la Fuerza del Pueblo al poder en 2028 no es simplemente una aspiración partidaria, sino una necesidad histórica para rescatar la institucionalidad, recuperar la confianza ciudadana y garantizar que las próximas generaciones hereden un país con mayores niveles de equidad, oportunidades y desarrollo sostenible. El camino está trazado y la sociedad dominicana reclama un cambio real: un cambio que solo puede materializarse bajo la conducción de una estrategia política donde la visión de Leonel Fernández y la renovación de Omar Fernández se conjuguen en un mismo propósito: llevar a la Fuerza del Pueblo al poder para servir al pueblo dominicano.