Aunque los políticos locales, e incluso nacionales, han hecho grandes declaraciones sobre el regreso de Portugal y Turquía al calendario de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, CEO del campeonato, ha confirmado ahora el interés de esos territorios y también de Alemania, concretamente de Hockenheim.
El interés por la F1 está en su punto más alto, en gran parte como consecuencia del llamado “efecto Netflix”. El año que viene habrá una nueva carrera en España, en unas instalaciones aún por terminar en Madrid. Y, aunque el Pacto de la Concordia -el contrato comercial que vincula a los equipos, la F1 y la FIA- consagra un número máximo de carreras más allá de las 24 actuales, hay consenso en que se trata de un límite natural en términos de logística, presupuesto y bienestar del personal.
El mes pasado, el Primer Ministro portugués, Luis Montenegro, declaró en un mitin político: “Tenemos todo listo para formalizar el regreso de la Fórmula 1 al Algarve [Portimao] en 2027“.
Este tipo de declaraciones suelen tratarse con el debido escepticismo, al igual que las afirmaciones periódicas procedentes de Turquía sobre su posible regreso. Estambul y el Autodromo do Algarve, cerca de Portimao, acogieron grandes premios en la era Covid, pero no se trataba de eventos tradicionales organizados y pagados por un promotor: la F1 alquilaba los circuitos para cumplir sus contratos de retransmisión y organizaba las carreras a puerta cerrada o con multitudes muy reducidas.

Un mensaje de los aficionados portugueses a la F1
Foto: Mark Sutton / Motorsport Images
Con la excepción de Imola, que celebró su última carrera este año, Zandvoort, que se caerá del calendario después de 2026, y Barcelona, que puede o no continuar después del próximo año, el resto de las sedes de la Fórmula 1 tienen contratos a largo plazo, hasta 2030 o más adelante.
“Hemos firmado contratos importantes con muchos promotores“, dijo el CEO de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, a un selecto grupo de medios de comunicación, entre ellos Motorsport.com. “Los plazos largos significan la capacidad de extender las inversiones ya realizadas o previstas. Tenemos muchas peticiones“.
“En 2026, Zandvoort acogerá su último gran premio, así que estamos discutiendo nuevas incorporaciones, incluyendo eventos que alternen. Pero no serán muchas entradas: una o dos, no más. Barcelona está interesada en un hueco [que rote]. También están Portugal, Turquía y, recientemente, Hockenheim, que tiene nuevos propietarios, que han mostrado interés. Lo más importante que deben entender los posibles nuevos anfitriones es que hay muy pocas plazas disponibles, así que los que se sienten a la mesa necesitan solidez financiera“.
“Hoy en día, la situación es diferente a la de hace unos años, no sólo por lo que se necesita para entrar en la F1, sino también por lo que hay que invertir. No olvidemos que estamos presionando mucho en materia de sostenibilidad: todos los promotores deben estar preparados para cumplir las normas de neutralidad de carbono de 2030. Los eventos que acogen a 450-500 mil personas se enfrentarán a retos en materia de energía, gestión general y todo lo que les rodea. Estamos trabajando seriamente en estos temas y los promotores deben alinearse. Los que no estén preparados no podrán organizar el gran premio”.
El antiguo circuito de Hockenheim
Foto: Sutton Images
Cuando el antiguo “maestro de ceremonias” de la F1, Bernie Ecclestone, empezó a anexionarse los derechos comerciales del Gran Circo en los años 70 con su aliado, Max Mosley, más tarde presidente de la FIA, los promotores de las carreras eran entidades comerciales independientes, o los propios clubes automovilísticos nacionales. Los de la primera categoría solían ser ‘moscas cojoneras’ que dejaban facturas sin pagar, y los de la segunda solían carecer de la experiencia comercial y organizativa necesaria.
De hecho, Ecclestone y Mosley actuaron como promotores del Gran Premio de Alemania de 1978 en Hockenheim, cuando el Automobilclub von Deutschland decidió que era demasiado trabajo.
En las últimas décadas, el aumento de los gastos necesarios para organizar los grandes premios (en parte porque Ecclestone vendió los derechos comerciales de la F1 a unos codiciosos inversores de capital riesgo a mediados de la década de 2000) ha hecho prácticamente imposible organizar carreras sin algún tipo de ayuda gubernamental.
Se dice que a Ecclestone se le iluminó la bombilla, después de años de tratar con promotores que hoy están aquí y mañana no, cuando un dignatario del gobierno del estado de Australia del Sur voló a Londres en persona para entregar el cheque para albergar el Gran Premio de Australia de 1985, en Adelaida.
La historia de amor de la Fórmula 1 con las subvenciones estatales continúa hoy en día: entre las nuevas sedes en perspectiva se incluye una segunda cita en Arabia Saudí, así como nuevos destinos en Ruanda y Tailandia. Actualmente están muy por delante de Portugal y Turquía en la cola, y otras carreras tendrán que entrar en acuerdos de “rotación” para hacerles sitio.
En cuanto a Hockenheim, necesita desesperadamente nuevas inversiones para mejorar sus deterioradas instalaciones. Mientras que hay quienes tienen recuerdos maravillosos de su última carrera, en 2019, ese gran premio se hizo aún más emocionante por las condiciones climáticas, rápidamente cambiantes. Para los mecánicos fue un fin de semana miserable, trabajando en unas instalaciones por debajo de las normas.
Para que el Gran Premio de Alemania regrese necesitará el apoyo del gobierno a algún nivel, independientemente de las aspiraciones de sus nuevos propietarios. “Es muy difícil”, dijo Domenicali. “Aparte de muy pocos casos, tengo que decir que alrededor del 90% de los promotores reciben contribuciones de su gobierno o entidades relacionadas. Sin ese apoyo, es muy difícil”.
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