Showroom secreto de muñecas sexuales en Nueva York permite interacción íntima con compañeras sintéticas

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Un local discreto ubicado en un edificio comercial del Upper East Side se ha convertido en punto de encuentro para quienes buscan experimentar con compañeras sexuales sintéticas. Los clientes que abonan un depósito de 50 dólares acceden a una colección exclusiva de 12 muñecas de tamaño real con precios de hasta 3.000 dólares —cada una con 75 libras de peso en silicona o materiales de alta similitud cutánea llamados elastómeros termoplásticos—, exhibidas en sofás y sillas con lencería selecta.

El showroom y su plataforma digital DollsYouCanTouch.com son iniciativa de ‘Benji’, un empresario de 46 años que conversó con The Post bajo reserva de identidad. Desde julio, ofrece visitas táctiles en su establecimiento —cuya ubicación solo comparte con clientes previamente evaluados—.

Los visitantes firman un acuerdo de confidencialidad que prohíbe revelar la localización y deben acatar una norma fundamental: ‘¡Los pantalones permanecen puestos!’, enfatizó Benji.

Su incursión en el mundo de las muñecas sexuales comenzó en 2021, tras una ruptura sentimental, cuando concluyó que estos productos satisfacían sus necesidades mejor que aplicaciones de citas, portales pornográficos y servicios de escort premium. ‘Pensé en acudir a prostitutas… pero se estaban volviendo bastante costosas’, admitió.

Su primera adquisición fue Gabby, una morena de tez oscura con copas N valorada en 1.200 dólares. Finalmente optó por deshacerse de ella. ‘Los senos eran demasiado voluminosos y resultaba complicado manipularla… Resido en un estudio y requiere espacio’, explicó a The Post. ‘Además, familiares comenzaron a visitarme con mayor frecuencia’.

Así, este vendedor innato, que también comercia velas y muebles, expandió su negocio hacia las muñecas.

En el interior del showroom, iluminado con neón, tres muñecas reposaban en sofás vintage con las piernas abiertas. Una lucía orejas puntiagudas de elfo, mientras otra presentaba rasgos felinos antropomórficos.

La muñeca estándar mide aproximadamente 5 pies y está disponible en variedad de tonos de piel y cabello —incluyendo azul y verde—. Una de ellas portaba un collar de gargantilla con la inscripción ‘WHORE’ en diamantes de imitación.

Algunos modelos incorporan funcionalidades vibratorias. Una versión con pecas puede calentarse hasta 98 grados mediante un interruptor. Otro diseño incluye lengua articulada. El realismo es tal que incluso presentan leves callosidades en las plantas de los pies.

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La mayoría cuenta con núcleos de espuma ligera para facilitar su manejo y son fabricadas en China.

Benji identifica a Gotham como el escenario ideal para su emprendimiento. ‘No existe otro showroom comparable’, destacó. ‘En las tiendas eróticas convencionales, las mantienen tras vitrinas sin posibilidad de interacción táctil’.

Durante las sesiones, ‘permanezco una hora en modalidad uno a uno, explicando cada modelo mientras examinan, palpán, comprimen senos e insertan dedos en orificios. Es un proceso interactivo donde surgen preguntas como: “¿Cómo se visualiza con esa peluca?… ¿Puede adoptar esta postura?”‘.

Su clientela abarca desde profesionales tecnológicos veinteañeros y ejecutivos financieros hasta septuagenarios semijubilados en situaciones de abstinencia sexual. ‘Representa la alternativa ideal sin recurrir a… mujeres orgánicas’, comentó.

Muchos clientes adquieren múltiples unidades; la mayoría posee más de cinco, según Benji. La pandemia impulsó la demanda, aunque actualmente reporta ganancias de 2.000 dólares en jornadas positivas. ‘Comercializamos entre una y tres muñecas diarias’, precisó.

El modelo de tez negra lidera las ventas, aunque ‘algunos solicitan versiones verdes con aspecto alienígena y tres senos. Y disponemos de ellas’.

Manifiesta irritación ante consultas sobre alquiler. ‘No operamos un burdel de muñecas’, remarcó.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**