Leonel Fernández: resiliencia política en la última década

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**Por José Manuel Jerez**

En ciencia política, la resiliencia de un liderazgo se define como la capacidad de absorber crisis, recomponerse organizativamente y sostener o ampliar su base de apoyo en el tiempo pese a derrotas electorales, campañas de descrédito o rupturas partidarias. Entre 2015 y 2025, pocos casos en América Latina exhiben una concatenación tan densa de pruebas de resistencia como la trayectoria de Leonel Fernández.

Nacido en San Carlos y criado en Villa Juana, barrios populares de Santo Domingo, Fernández emigró con su madre y hermano a Nueva York en 1962. Allí completó parte de su formación, regresando años más tarde a graduarse con honores en Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Esta narrativa de esfuerzo y superación, marcada por la precariedad, ha sido reactivada en momentos críticos para reforzar sus vínculos con las bases sociales y la diáspora dominicana.

El primer gran golpe a su imagen llegó en 2015, cuando el narcotraficante Quirino Ernesto Paulino Castillo lo acusó públicamente en medios de comunicación. Aunque las imputaciones carecieron de pruebas concluyentes, el episodio constituyó un shock reputacional que parecía destinado a sepultar su carrera. Sin embargo, Fernández resistió la embestida y se mantuvo como figura central del debate político nacional.

En 2019, tras denunciar irregularidades en las primarias del Partido de la Liberación Dominicana, tomó la decisión de abandonar la organización en la que había militado toda su vida. A partir de ahí encabezó la construcción de Fuerza del Pueblo, partido que en 2021 obtuvo el reconocimiento como mayoritario. Ese hito le otorgó recursos financieros, visibilidad y representación en el sistema político, consolidando un proceso de recomposición organizativa en tiempo récord.

Las elecciones de 2020 fueron un tropiezo: recién escindido y con estructura territorial limitada, Fernández obtuvo un resultado modesto. Cuatro años después, sin embargo, alcanzó el segundo lugar en las elecciones presidenciales de 2024 con alrededor de un 27 al 29 % de los votos, confirmando un crecimiento exponencial en su base electoral y posicionándose como el principal líder opositor del país.

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El fortalecimiento de Fuerza del Pueblo no solo se reflejó en el ámbito presidencial. En las elecciones legislativas de 2024, su partido logró importantes escaños, incluyendo la senaduría del Distrito Nacional, ganada por Omar Fernández con más del 56 % de los votos. Estos avances consolidaron a la organización como un actor estable del sistema de partidos y diversificaron los centros de poder bajo el liderazgo de Leonel Fernández.

Al mismo tiempo, el expresidente ha sabido mantener un prestigio internacional como observador electoral de la Organización de Estados Americanos en países como Ecuador y México. Ese reconocimiento externo ha funcionado como un aval de credibilidad que le ha permitido proyectar la imagen de estadista, incluso en momentos de crisis doméstica.

Su vida privada también fue objeto de escrutinio público. La separación y posterior divorcio de Margarita Cedeño, oficializado en 2022, generó ruido mediático. Sin embargo, al cerrar jurídicamente ese capítulo, Fernández consiguió recentrar la conversación en su agenda política y en el fortalecimiento de su partido.

A lo largo de esta década, Leonel Fernández ha sorteado obstáculos que habrían aniquilado a otros liderazgos: campañas de descrédito, rupturas internas, derrotas electorales y ataques a su vida privada. En lugar de ceder, convirtió cada crisis en una oportunidad de reconstrucción, emergiendo con una organización política sólida, un electorado en expansión y un prestigio internacional vigente.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**