Peones dentro del ajedrez geopolítico.
Es un libro que para los que gustan de la geopolítica y la geoestrategia es altamente inspirador. Al poseer todo un cosmos de informaciones, el mismo se convierte en un texto motivador para la continuación de la búsqueda de elementos que nos den un poco más de luz sobre el peligroso escenario sobre el cual navega el planeta.

“Así se domina el mundo. Develando las claves del poder mundial”, del destacado intelectual, Coronel español y fino analista don Pedro Baños, quien por demás, es autor de una gran cantidad de obras que con pasión escudriñamos, para igual que otros tantos tener una idea un poco más acabada sobre el tema que nos ocupa: el poder.
Al sumergirme en esta tarea de leer estas 6 monumentales obras, con extensión de páginas que van desde las 363 hasta casi las 700, como lector, a uno no le queda más que saborear lo aprendido, y sobre todo, internarse dentro de un laberinto de sucesos e informaciones, cuyas rutas para salir del mismo la expone en cada párrafo el citado Coronel español.
Ahora bien, tal y como lo escribí en líneas anteriores, la obra está estructurada para poder entender un poco más el comportamiento del ser humano dentro de los fieros escenarios, en donde como dantescas películas salidas al parecer del bíblico apocalipsis, están viviendo ciertas partes del mundo ante la mirada casi indiferente de una gruesa parte de la población mundial.
Muchos no nos estamos dando cuenta del derrotero por el cual una gran parte de la humanidad está transitando; sumergida en las modas, el farandulerismo y otros múltiples elementos, que nos despersonalizan y que en los últimos años sentimos que, estamos perdiendo la capacidad de asombro, algo extremadamente peligroso para nuestro futuro como especie.
Al reflexionar sobre las guerras que se desarrollan en algunos lugares, como por ejemplo, Israel contra Palestina, en una lucha que de acuerdo a lo que establece la Biblia se inició desde el vientre de una mujer llamada Rebeca (Génesis 25: 19-26); o Ucrania contra Rusia, conflicto este último que tiene el mundo al punto del colapso, como otros tantos, los cuales nos podrían llevar o nos están llevando a una gran catástrofe de impredecibles consecuencias.
Otros de los conflictos armados son los que se desarrollan al momento de la lectura del presente texto, en países tales como: Sudán, Yemen, la República Democrática del Congo y algunos más que aunque de menor relevancia de los enumerados hasta el momento, no dejan de poner el mundo en tensión permanente.
Esos conflictos, si se quiere también de menor relevancia pero importante a su vez por el peso de los escenarios en donde se desarrollan, son en Somalia, Mali, Nigeria, y la Península de Corea, así como las luchas intestinas que en ciertos lugares de Latinoamérica se desarrollan así sea con mínima incidencia, pero que repetimos, no nos dejan de poner tensos.
Por ejemplo, para nuestra República Dominicana, está el caso de Haití, país que se ha constituido desde hace varias décadas en un Estado fallido. Allí la inestabilidad política es un caldo de cultivo para que sus fuerzas sociales, empresariales y políticas se encuentren fragmentadas en múltiples pedazos, y en donde en los últimos años, luego del asesinato de su Presidente Jovenel Moise, la madrugada del 7 de julio de 2021, las bandas terroristas se han adueñado de ese sufrido territorio, en donde los asesinatos en masa son ya una constante, aunque las primeras potencias han tratado dicho tema con paño tibio.
De ahí es la importancia de leer libros como el que “Así se domina el mundo. Develando las claves del poder mundial”, de Baños, el cual da a los lectores una mejor visión para poder entender algunos de los entuertos por el que, “como caña para el ingenio” camina la humanidad; todo esto, como bien lo dice el citado intelectual español, porque “Desde tiempos inmemoriales, los poderosos han intentado imponer su voluntad y dejar su impronta allá, donde han llegado sus tentáculos”, (página 11).
En el párrafo siguiente, el autor nos reseña lo que desde otro ámbito estamos estudiando en cuanto a la palabra poder se refiere, y es que desde nuestro punto de vista, el poder, cuando el individuo no se sabe manejar en términos de lo que es el bienestar colectivo, sobre los parámetros de la racionalidad, el mismo suele convertirse en una especie de enfermedad, y para llevar a cabo sus propósitos hacen todo cuanto esté a su alcance con tal de lograr sus objetivos, y es ahí que radica el mal del poder, el cual se convierte en una «maldición» y de la que muy pocos han logrado escapar.
Es por ello que, no exento de razones, Baños dice que: “Con el paso del tiempo, el poder ha ido cambiando de titularidad, pero las ambiciones han sido las mismas”, pues “Esta constante histórica se sigue manteniendo en la actualidad y estará vigente con independencia del tiempo que pase. Cambiará la tecnología y el modo de consumar las aspiraciones humanas, pero la aspiración de dominación y sometimiento al prójimo seguirá siendo inmortal como lo ha sido hasta ahora”, (página 11).
Con sobrada razón, Baños establece, que “La geopolítica se ha transformado en un instrumento de geopoder”, (página 11), algo que verdaderamente es altamente peligroso para nuestros países, los cuales no cuentan con las herramientas suficientes como para crear y mantener sus territorios bajo los estándares como aspiramos, pues a la larga y al continuar el ritmo que llevamos, gran parte de las naciones, principalmente las del llamado tercer mundo, debemos bailar la música que otros nos impongan, aunque en ocasiones nos resistimos.
Además, debemos tener muy en cuenta a la hora de analizar nuestras diversas realidades como países del tercer mundo, y es que las grandes potencias, o los llamado poderosos, entiéndase Estados Unidos, China y Rusia (solo por citar algunos), están cada una de estas naciones jugando su rol para ver quien tiene más poder y quien se podría quedar al final de la jornada con la gran mayoría del pastel que somos el resto de la humanidad, en donde muchas naciones que pertenecen también a este exclusivo conglomerado, pero sin mucho poder para estar en el escenario y tratar de llegar al control total, hacen sus jugadas pero bajo la sombra, es decir, que se convierten en lo que dentro del lenguaje de la geopolítica se les llaman pivotes.
El mundo a través de esas tres naciones que mencionamos en el párrafo anterior, “vive en un constante estado de rivalidad, en el que todas las partes se lanzan codazos para hacerse un hueco y conseguir que primen sus propios intereses”, (página 20), algo que a diario vemos cuando encendemos nuestros aparatos electrónicos tras la búsqueda de informaciones, los que no hacen más que desinformar a quienes nos aventuramos al consumo de ciertas narrativas y las cuales no son más que malvados elementos de una cultura que a la humanidad se le ha impuesto con el objetivo primario de desvirtuar ciertas realidades, lo que poco a poco pone en juego hasta nuestro sentido de la objetividad.
Debemos precisar, que tal y como lo dice Baños en la página 24 refiriéndose al poder como estrategia de dominio, que “el que tiene el poder impedirá por cualquier medio que surja otro, en cualquier ámbito que pueda amenazar su hegemonía. De ahí se deduce, que la pugna entre grupos humanos será eterna, por muchos intentos que se hagan por evitarla”.
Es decir, que partiendo de lo que hasta el momento hemos estado analizando sobre el tema que nos ocupa en esta primera parte, es fácil llegar a la conclusión, que prácticamente la humanidad está transitando por un espinoso camino.
Marchamos hasta un callejón que según se vislumbra no tiene más salida que la espera a ver que pudiera pasar en lo adelante dentro de este resbaladizo juego de ajedrez, en donde todos los demás (a excepción de los tres países que mencionamos en párrafos anteriores), somos las Torres, los Alfiles, los Caballos, pero la gran mayoría de naciones como las nuestras, no somos más que los Peones dentro de este peligroso juego, en donde en vez de dos reyes hay tres que de manera continua y con fieros deseos de controlar el planeta, amenazan cada uno con darle al otro el ansiado jaque mate.

