Chicago experimentó con agentes federales y un aumento masivo de policías para combatir el crimen hace casi una década, una estrategia que demostró salvar vidas. Sin embargo, los líderes demócratas de la ciudad cancelaron el programa y no solicitaron más ayuda porque temían que las ‘apariencias políticas’ arruinaran sus carreras, según reveló Robert Milan, exfiscal que ayudó a planificar la iniciativa.
En noviembre de 2016, la ciudad desplegó agentes adicionales del Departamento de Policía de Chicago, junto con efectivos de la ATF y los US Marshals, en sus tres distritos más peligrosos durante un fin de semana. Los resultados fueron contundentes: solo se registró un tiroteo en esas calles normalmente violentas, mientras que la criminalidad a nivel ciudad cayó un 41%.
Este programa demostró que aumentar la presencia policial en áreas de alta criminalidad puede reducir significativamente la violencia, una estrategia que el presidente Trump pretende replicar mediante el despliegue de la Guardia Nacional. No obstante, los líderes estatales y locales continúan resistiéndose a la medida.
‘Ningún alcalde quiere ser el primero de Chicago en pedir que la Guardia Nacional patrulle las calles’, explicó Milan, quien calificó de ‘tontos’ al alcalde Brandon Johnson y al gobernador JB Pritzker por rechazar esta oportunidad.
Las estadísticas recientes refuerzan la urgencia: durante el fin de semana del Día del Trabajo, ocho personas murieron y 58 recibieron disparos en la ciudad. Chicago ha liderado la nación en homicidios por más de una década, con tasas dramáticamente superiores a las de Nueva York o Los Ángeles.
Milan considera que la oposición es puramente política: ‘Porque es Trump, no lo haremos. Así que la gente va a morir. Un verdadero líder pide ayuda cuando la necesita’.
Trump señaló esta semana su decisión de enviar la Guardia Nacional a Chicago, Baltimore y posiblemente Nueva Orleans, replicando el operativo realizado en Washington, DC, en agosto. Los líderes demócratas de la capital reportaron una reducción del 45% en el crimen desde la llegada de la Guardia, pero Chicago mantiene su firme rechazo.
Sin embargo, no todos los habitantes comparten esta postura. Ramona Paravola, del grupo republicano Chicago Flips Red, indicó que muchos residentes de los barrios más afectados apoyarían la intervención de la Guardia Nacional: ‘La gente buena está prisionera en sus hogares, con miedo de ir a los parques o salir después del anochecer’.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**