El 1 de septiembre de 1906, Navarrete recibía al único varón de la familia, quien se convertiría en una figura legendaria en República Dominicana y a nivel internacional. Joaquín Balaguer Ricardo es una pieza fundamental del siglo XX para la patria de Duarte, Sánchez y Mella. Fue un defensor de la soberanía desde niño, de joven con coraje y de adulto con responsabilidad. Nunca dio su brazo a torcer. Su trayectoria política inicia con Rafael Estrella Ureña en su natal Santiago, llegando posteriormente a la Capital para consolidar su carrera.

La gran alianza estratégica entre Trujillo y Estrella Ureña marcó el punto de partida para que Balaguer se convirtiera en una figura política activa hasta el último de sus días. Posteriormente, sus aliados dentro de la dictadura de los hispanófilos, encabezados por Manuel Arturo Peña Batlle, Arturo Logroño, el propio Joaquín Balaguer y otros, diseñaron el punto intermedio entre los fundadores de la República y la dictadura.
A dos décadas de su desaparición física, resulta evidente que las presentes y futuras generaciones deberán analizar su figura con objetividad histórica. Si bien a Balaguer se le otorgó el título de padre de la democracia, sería injusto desconocer sus méritos. En el panorama político dominicano, se reconocen tres grandes escuelas de pensamiento: la Escuela del Poder liderada por Joaquín Balaguer; la del fundamentalismo de la política como didáctica, representada por Juan Bosch; y José Francisco Peña Gómez como líder del pueblo.
Balaguer ostenta récords históricos significativos: fue el presidente de mayor edad en la historia de las democracias mundiales y el que más veces ocupó la presidencia en el país (siete periodos). Además, dejó un valioso legado literario como poeta y recopilador de la historia dominicana. Su figura permanece como un capítulo fundamental en la historia contemporánea de la República Dominicana.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


