El crecimiento de los coches eléctricos ha puesto bajo la lupa
un detalle inesperado: sus neumáticos se desgastan más rápido
comparados con los modelos tradicionales de combustión. Conductores
experimentados notan cambios en la duración de las cubiertas cuando
migran a un vehículo eléctrico. ¿Por qué sucede esto? Existen
factores estructurales y mecánicos que aceleran el envejecimiento
del neumático.

Factores
estructurales que aumentan el desgaste
Los coches
eléctricos suelen ser más pesados que sus pares de combustión.
Las baterías, que deben almacenar suficiente energía para ofrecer
buena autonomía, agregan kilos extra en la balanza. Otro elemento
clave es el torque instantáneo: estos vehículos entregan toda su
potencia de inmediato, lo que implica que cada acelerón somete a
los neumáticos a fuerzas inéditas. Ambos factores, peso y potencia,
elevan la fricción con el asfalto y aceleran el deterioro de la
goma.
Peso de la batería y
carga estática
Una batería de gran tamaño en un coche eléctrico puede agregar
hasta 400 kilos adicionales respecto a un coche térmico. Esta masa
extra se traduce en mayor presión sobre la banda de
rodadura y en un desgaste que se reparte por toda la
superficie del neumático. El compuesto de la goma tiene que
soportar no solo el peso del coche vacío, sino también de los
ocupantes y la carga habitual. Este esfuerzo constante reduce la
vida útil de los neumáticos, ya que el roce permanente con el
asfalto genera más calor y erosiona la goma.
Torque inmediato y
aceleración rápida
Un coche de combustión necesita llegar a cierto rango de
revoluciones para entregar todo su torque. Los eléctricos no
esperan: la potencia está disponible desde el primer toque del
acelerador. Esta característica, celebrada por muchos al volante,
tiene su costo. El par motor instantáneo produce una fuerza
de torsión que ejerce presión sobre el neumático,
exigiendo a los materiales resistir una tracción intensa en
fracciones de segundo. El resultado se ve en un desgaste prematuro,
sobre todo en los primeros metros tras cada arranque o aceleración
fuerte.

Impacto
del frenado regenerativo y el estilo de conducción
El frenado regenerativo permite a los eléctricos recuperar
energía al reducir la velocidad, ayudando a incrementar la
autonomía. Sin embargo, este proceso afecta de manera particular a
los neumáticos. Además, la fácil respuesta al acelerador, típica en
los eléctricos, favorece estilos de conducción que no siempre
colaboran con el cuidado de las cubiertas.
Frenado
regenerativo y desgaste trasero
En la mayoría de los modelos eléctricos, la regeneración
de energía se realiza principalmente en el eje trasero.
Cada vez que el conductor suelta el acelerador, el sistema utiliza
las ruedas traseras como generadores, aplicando fuerza de retención
directamente en los neumáticos. Este fenómeno deriva en un desgaste
desigual, con mayor deterioro en las gomas traseras, a diferencia
de lo que suele ocurrir en autos de combustión, donde el reparto de
frenado está más equilibrado.
Conducta del
conductor y hábitos de manejo
Los conductores eléctricos suelen disfrutar de la aceleración
instantánea y la sensación de respuesta inmediata. Sin embargo,
dichos hábitos pueden acortar la vida útil de los neumáticos. El
uso frecuente de aceleraciones profundas y frenadas
bruscas produce un efecto acumulativo sobre el desgaste.
La sensación de control y silencio al conducir también incentiva, a
veces sin notarlo, un manejo más agresivo, apurando el recambio de
las cubiertas.
Soluciones y
tendencias de la industria
Ante el aumento de coches eléctricos, los fabricantes han
reaccionado con innovación en materiales y tecnologías. Hoy existen
neumáticos exclusivos para EV, nuevos compuestos resistentes y
hasta sistemas inteligentes para medir el estado de las gomas en
tiempo real. Estos adelantos tienen como intención reducir el
desgaste, mejorar la eficiencia y brindar mayor seguridad.
Neumáticos específicos para
EV
Los neumáticos pensados para coches eléctricos se distinguen por
su diseño reforzado y un compuesto de goma
de baja resistencia al rodamiento. Estas características
les permiten soportar el peso extra y responder mejor ante el
torque sin perder eficiencia energética. El dibujo de la banda de
rodadura también se adapta para trabajar bien con reparto irregular
de fuerzas. Muchas marcas ya ofrecen garantías ampliadas o
productos diseñados para durar más kilómetros bajo las condiciones
específicas de los EV.
Tecnología de
neumáticos inteligentes
Con la llegada de sensores y monitorización digital, algunos
neumáticos ahora informan al conductor sobre la presión y
el desgaste de las cubiertas en tiempo real. Esta
tecnología permite tomar decisiones rápidas antes de que el
neumático llegue a un punto crítico de deterioro. Además, tener la
presión adecuada en cada rueda es clave para evitar erosión
innecesaria, mejorar el consumo y garantizar una conducción más
segura.
Estrategias
de mantenimiento para propietarios
Cuidar los neumáticos en un coche eléctrico requiere cierta
atención extra. La rotación frecuente de las ruedas ayuda a
distribuir el desgaste de manera uniforme.
Mantener la presión indicada por el fabricante reduce la fricción
con el asfalto. Elegir modelos adecuados para el peso y potencia de
cada vehículo hace la diferencia entre un desgaste acelerado y una
vida útil razonable. Además, alinear y balancear con regularidad
disminuye el impacto de frenados y aceleraciones sobre los
materiales.
Un enfoque informado sobre los factores de desgaste en
coches eléctricos ayuda a anticiparse a problemas y tomar
mejores decisiones de compra y mantenimiento. Con avances
constantes en materiales y tecnologías, los usuarios pueden esperar
neumáticos más resistentes y eficientes, pensados para las
exigencias únicas de la movilidad eléctrica.



