#Salud: Este deporte es el mejor para el cerebro y la circulación sanguínea

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La actividad física regular genera impactos positivos en la
salud cerebral y la circulación sanguínea. No todas las disciplinas
deportivas ofrecen el mismo efecto, pero algunos ejercicios
destacan por sus beneficios comprobados sobre la mente y el sistema
cardiovascular.

Natación:
el deporte completo para cerebro y circulación

La natación lidera la lista de actividades
físicas con mayor impacto positivo en el cerebro y la circulación
sanguínea. Según investigaciones recientes, nadar estimula el
crecimiento cerebral, promueve la conexión neuronal y aumenta el
flujo sanguíneo en todo el cuerpo. El contacto con el agua y la
ejecución de movimientos coordinados mejoran la oxigenación de los
tejidos y la función de órganos clave, incluido el cerebro.

En estudios de 2023 a 2025, investigadores detectaron que la
práctica regular de natación incrementa el flujo sanguíneo cerebral
y modifica el volumen del hipocampo, una región esencial para el
aprendizaje y la memoria. Nadar favorece la liberación de BDNF
(factor neurotrófico derivado del cerebro), una proteína que ayuda
a la supervivencia y el crecimiento de las neuronas. El resultado:
mejoras en la memoria, la concentración y la capacidad de afrontar
situaciones estresantes.

Beneficios
aeróbicos para el flujo sanguíneo

La natación eleva el gasto cardíaco y mejora la
perfusión cerebral. Estar en el agua favorece la
circulación sanguínea porque el cuerpo trabaja contra la
resistencia que ofrece el medio líquido. Este esfuerzo constante
manda más sangre y oxígeno al cerebro y los músculos.

Especialistas recomiendan entre 150 y 180 minutos
semanales
de natación para lograr estos beneficios. Este
tiempo, repartido en varias sesiones, optimiza el transporte de
nutrientes a las células cerebrales sin sobrecargar las
articulaciones. El bajo impacto de la natación, gracias a la
flotación, reduce la tensión y resulta seguro para personas de
todas las edades.

Estimulación del
hipocampo y memoria

Uno de los puntos fuertes de nadar es la estimulación y el
crecimiento del hipocampo. Las investigaciones
apuntan que doce semanas de entrenamiento regular bastan para
detectar un aumento en el volumen de esta estructura cerebral. El
resultado se refleja en una mejoría de la memoria espacial
y verbal
, lo que se traduce en recordar mejor trayectos,
nombres y tareas cotidianas.

Estudios recientes también muestran que la natación ayuda a
contrarrestar el deterioro cognitivo. Las condiciones del agua,
junto con los movimientos controlados, fomentan nuevas conexiones
neuronales, mejoran la capacidad de aprendizaje y aumentan la
retención de información.

Reducción del
estrés y mejora del sueño

La calma, la respiración profunda y el contacto con el agua
actúan como un bálsamo para la mente. Esta combinación única
disminuye el cortisol, la hormona asociada con el
estrés, y relaja el sistema nervioso. Además, la natación regular
se asocia con una mayor producción de endorfinas, lo que genera una
sensación de bienestar y reduce síntomas de ansiedad.

Una consecuencia directa es el mejor descanso
nocturno
. Dormir mejor favorece la consolidación de
recuerdos y la recuperación mental, clave para un cerebro ágil y
resiliente. La natación, entonces, influye tanto de día como de
noche en la salud cerebral.


Ciclismo: movimiento de bajo impacto con alto beneficio
cardiovascular

El ciclismo se destaca como una alternativa
eficiente y accesible para quienes buscan mejorar la circulación y
potenciar las capacidades cognitivas. Se trata de un ejercicio de
bajo impacto, ideal para personas que desean cuidar sus
articulaciones o tienen alguna restricción a la hora de practicar

deportes
de contacto. Al pedalear, el cuerpo moviliza grandes
grupos musculares y favorece la irrigación cerebral.

Este deporte se adapta fácilmente a distintos niveles de
condición física y puede practicarse en exteriores o con bicicletas
estáticas. Su bajo riesgo de lesión, junto con la facilidad para
incorporarlo a la vida cotidiana, lo convierte en una opción
atractiva para personas de todas las edades.

Foto Freepik

Aumento
del gasto cardíaco y oxígeno al cerebro

Pedalear a un ritmo moderado o intenso incrementa el
volumen sistólico del corazón y la cantidad de
oxígeno disponible para el cerebro. Investigaciones recientes
indican que durante una sesión de ciclismo el flujo
sanguíneo cerebral puede aumentar entre 20 y 30 %
, lo cual
favorece la nutrición de las neuronas y sus sinapsis.

El aporte adicional de oxígeno mejora la atención, la agilidad
mental y la resistencia ante el cansancio. Al mismo tiempo, este
incremento sostenido en la circulación ayuda a eliminar toxinas y
productos metabólicos del sistema nervioso.

Coordinación y
neuroplasticidad

El ciclismo no solo beneficia al cuerpo, también es un reto para
la coordinación y la toma de decisiones. Manejar
una bicicleta requiere coordinar movimientos rítmicos constantes,
mantener el equilibrio y planificar rutas, lo que implica a la
corteza prefrontal.

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Este tipo de estímulos favorece la
neuroplasticidad, o sea, la capacidad del cerebro
de adaptarse y formar nuevas conexiones. A largo plazo, quienes
pedalean de forma habitual pueden experimentar mejoras en la
concentración, el razonamiento y la resolución de problemas.

Facilidad de
integración en la rutina diaria

Una gran ventaja del ciclismo es su facilidad para
integrarse en la vida diaria
. Muchas personas optan por
desplazarse en bicicleta al trabajo o realizan paseos recreativos
el fin de semana. Incluso una bicicleta estática en casa resulta
útil para sumar minutos de actividad sin depender del clima o el
tráfico.

La recomendación general apunta a realizar al menos 150
minutos semanales
, ajustando la intensidad y el tiempo a
las capacidades individuales. La progresión debe ser gradual,
incrementando la duración y la dificultad de forma controlada para
evitar la sobrecarga.

Baile:
ejercicio social que potencia la cognición

El baile fusiona movimiento, ritmo y
socialización, ofreciendo un conjunto de beneficios únicos para el
cerebro y el sistema circulatorio. Bailar exige atención, memoria,
coordinación y capacidad de reacción, mientras proporciona una
experiencia placentera y motivadora.

La exposición a diferentes géneros musicales y coreografías
estimula varias zonas cerebrales y refuerza los lazos sociales, dos
factores que promueven una mente activa y sana a largo plazo.

Ritmo y memoria
espacial

Seguir patrones rítmicos y moverse en sincronía con otros
participantes entrena la memoria espacial y sonora
del cerebro. Estar pendiente del ritmo y la secuencia de pasos
fortalece la habilidad de recordar ubicaciones, patrones y
trayectorias.

Recientes investigaciones vinculan el baile con un aumento en la
densidad de materia gris en las áreas cerebrales
relacionadas con el procesamiento visual y auditivo. Estos cambios
se reflejan en una mejor atención y agudeza mental, tanto en
adultos jóvenes como en personas mayores.

Interacción social y
salud mental

Bailar en grupo fomenta la interacción social y
la conexión emocional con los demás. La participación en
actividades grupales estimula la liberación de
oxitocina, también conocida como la hormona del
bienestar, y ayuda a reducir la ansiedad.

Esta combinación de factores emocionales y cognitivos contribuye
a mantener la mente activa y la moral alta, disminuyendo el riesgo
de aislamiento o depresión, y protegiendo la función cognitiva
frente al paso de los años.

Prevención
de demencia en estudios longitudinales

Los beneficios del baile a largo plazo son visibles en estudios
que siguen a
adultos mayores
durante varios años. Practicar baile al menos
tres veces por semana se relaciona con una
reducción del 30 a 40 % en el riesgo de demencia.
Este hallazgo resalta el poder del movimiento rítmico y la
socialización como herramientas preventivas en la salud
cerebral.

Sumar música, pasos coreografiados y contacto social convierte
al baile en una de las mejores actividades para preservar la
agilidad mental y el bienestar circulatorio a cualquier edad.

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