Historias ocultas detrás de las emblemáticas fuentes de Nueva York

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“Las fuentes son más que elementos decorativos”, afirmó Stephanie Azzarone, neoyorquina de 72 años y apasionada de la historia, en declaraciones a The Post. Su nuevo libro, *Fabulous Fountains of New York* (Empire State Editions, a la venta el 2 de septiembre), está dedicado a los emblemáticos monumentos que embellecen la ciudad y revela las sorprendentes —y a veces escandalosas— historias que esconden. Azzarone señala que, mientras algunas fuentes se diseñaron para abastecer de agua a los caballos, otras buscaban disuadir a los neoyorquinos de consumir alcohol en exceso. “La ciudad las creó con la esperanza de que la gente optara por beber agua”, comentó entre risas la autora, quien realizó el libro junto a su esposo, el fotógrafo Robert F. Rodriguez, también de 72 años. La pareja, residente en el Upper West Side desde hace más de cuatro décadas, siente especial fascinación por la historia local y, cómo no, por sus elementos acuáticos. “No hay nada más placentero y meditativo que contemplar el agua brotando de una fuente”, aseguró. A continuación, las cautivadoras historias detrás de cinco de estas fuentes:

**Fuente Robert Ray Hamilton, Riverside Park (calle 76)**

Robert Ray Hamilton, bisnieto de Alexander Hamilton y miembro de la Asamblea del Estado de Nueva York, financió esta fuente, aunque su construcción se retrasó varios años debido a un escándalo de la Edad Dorada que empañó su reputación. Hamilton mantuvo una relación adúltera con Evangeline Steele, una mujer de dudosa reputación, quien falsamente afirmó haber quedado embarazada de él para forzar un matrimonio. Meses antes de la boda, Steele viajó a visitar a su madre en el norte del estado y regresó con un bebé comprado en el mercado negro, asegurando que era hijo de ambos. Cansado de las artimañas de su esposa, Hamilton solicitó el divorcio. En un arranque de ira, ella apuñaló a la niñera que cuidaba del niño y fue arrestada de inmediato. Deshonrado, Hamilton huyó a Wyoming, donde, en 1890, murió ahogado en el río Snake. Su elegante fuente, coronada por un águila esculpida, se completó finalmente en 1906. “Es una de mis favoritas de la ciudad —confesó Azzarone—. Me fascina la historia escandalosa que esconde”.

**Monumento a los Bomberos, Riverside Park (calle 100)**

Este imponente monumento rectangular, con una placa de bronce que representa caballos, se erigió en 1913 en honor a los bomberos fallecidos en acto de servicio. Sin embargo, Azzarone destaca la historia de la modelo que posó para las figuras: Audrey Munson. Conocida como la “Venus estadounidense”, Munson fue la supermodelo de su época y participó en al menos 15 monumentos de la ciudad. Su vida, no obstante, tuvo un desenlace trágico. El dueño de la pensión donde residía, el Dr. Walter Wilkins, asesinó a su esposa para estar con ella. A los 40 años, Munson fue internada en una institución psiquiátrica, donde permaneció hasta su muerte a los 104 años.

**Fuente Bethesda, Central Park (calle 72)**

Famosa por su majestuoso Ángel de las Aguas, esta icónica fuente —data de 1873— ha aparecido en películas como *Hair*, *Gotham* y *Godspell*. La escultora Emma Stebbins, primera mujer en recibir un encargo de obra pública relevante en la ciudad, esculpió la figura inspirándose en su amante, la actriz Charlotte Cushman. En una época en que los ángeles se asociaban mayoritariamente al género masculino, “Stebbins se refirió a su ángel como femenino”, precisó Azzarone. La obra no fue del agrado de todos: un crítico la tachó de “idealmente débil y bonita” en su debut. Stebbins falleció en 1882, a los 67 años, debido a una enfermedad pulmonar probablemente agravada por la inhalación prolongada de polvo de mármol.

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**Fuente Lowell, Bryant Park (calle 41 y Sexta Avenida)**

Instalada en 1912, esta fuente de granito negro fue el primer monumento importante de la ciudad en homenajear a una mujer: la trabajadora social y reformadora Josephine Shaw Lowell. Tras quedar viuda —y embarazada de ocho meses— durante la Guerra Civil, Lowell vistió de luto el resto de su vida y se convirtió en una de las activistas más influyentes de Nueva York. “La fuente está tratada para evitar grietas por el calor estival y a menudo forma carámbanos —explicó Azzarone—. Parece un ángel imponente o una criatura fantástica y misteriosa”.

**Fuente Pulitzer, Grand Army Plaza (calle 59 y Central Park)**

El famoso editor Joseph Pulitzer legó fondos para esta fuente al morir en 1911. Inaugurada en 1916, su escultor, Karl Bitter, no vivió para verla finalizada: falleció en 1915 en un accidente de tráfico al regresar de la Ópera Metropolitana con su esposa. La fuente representa a Pomona, diosa romana de la fruta, con una cesta en las manos. La imagen disgustó profundamente a Alice Vanderbilt, quien residía frente al monumento. “La ventana de su dormitorio daba directamente a la estatua —relató Azzarone—. Le desagradaba tanto que se mudó a otra habitación en el lado opuesto de su mansión de 137 estancias”.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**