La clase media y el cambio de ciclo en la región: Su incidencia electoral y política

0
163

Por Nidia Paulino Valdez

“Entre la inseguridad, la inflación y el desencanto ideológico, el voto de la clase media se convierte en el motor de los virajes políticos en América Latina”.

En América Latina, la clase media se ha convertido en el actor decisivo de los cambios de ciclo político. En un contexto marcado por la inseguridad, la inflación y el desgaste de los partidos tradicionales, este sector social históricamente visto como motor económico y puente cultural ha adoptado un papel más volátil y pragmático en las urnas.

Su voto ya no responde a lealtades ideológicas firmes, sino a quién le ofrezca estabilidad, oportunidades y un horizonte de mejora tangible. En muchos países, cuando la clase media se mueve, el mapa político se transforma.

En la última década, la clase media latinoamericana ha mostrado un comportamiento pendular, alternando su apoyo entre proyectos de izquierda y de derecha según las circunstancias.

Cuando la inflación erosiona su poder adquisitivo o la inseguridad amenaza su calidad de vida, castiga al oficialismo sin importar su color político. En cambio, en períodos de crecimiento y estabilidad, puede respaldar la continuidad, siempre que perciba mejoras concretas en servicios, empleos, oportunidades y calidad de vida.

Este dinamismo la convierte en el electorado más difícil de conquistar, pero también en el más determinante: ningún candidato puede ganar sin convencer, aunque sea temporalmente, a este sector.

Más allá de la economía, la clase media también responde a factores sociales y culturales que moldean su voto. Suelen priorizar la educación, la seguridad, la salud y la movilidad social como ejes de sus decisiones políticas, ya que representan tanto su presente como sus aspiraciones futuras.

En contextos de polarización, parte de este sector se refugia en discursos de orden y estabilidad, mientras que otra fracción se inclina hacia propuestas de cambio que prometen mayor equidad y acceso a oportunidades. La exposición a medios digitales y redes sociales amplifica su sensibilidad a las coyunturas, generando cambios de opinión rápidos que pueden alterar el rumbo de una campaña en cuestión de semanas.

Te podría interesar:

Tanto es así, que en varios países de la región, entre el 40% y el 60% de los votantes no se identifican firmemente con un partido o ideología.

Por ejemplo, Chile (2023): más del 50% de la población declaró no tener identificación política clara (CEP); Colombia (2022): 47% de los votantes se declaró independiente o sin partido (Invamer); México (2024): cerca del 40% de electores no se define como de izquierda o derecha (INE/Parametría); y en República Dominicana (2024): encuestas privadas señalan que más del 50% decide el voto durante la campaña y no por fidelidad partidaria.

Lo que parece cierto es que la influencia de la clase media se refleja de manera clara en elecciones recientes de la región. En Chile, por ejemplo, su voto fue decisivo tanto en el plebiscito constitucional como en los comicios presidenciales, inclinando la balanza hacia opciones que prometían estabilidad económica y seguridad.

En Colombia, el electorado de clase media respaldó inicialmente a Gustavo Petro en 2022 por expectativas de cambio social, pero encuestas posteriores muestran una migración hacia alternativas percibidas como más ordenadas y seguras. En México y República Dominicana, este grupo demográfico ha mostrado un patrón similar: su voto puede determinar victorias sorpresivas y desajustar pronósticos basados en lealtades históricas, convirtiéndolo en un termómetro confiable del humor social y político de cada país.

En definitiva, la clase media latinoamericana se ha consolidado como el electorado bisagra que puede cambiar ciclos políticos enteros. Su comportamiento pragmático y su sensibilidad frente a la economía, la seguridad y la movilidad social la convierten en un actor clave que ningún candidato puede ignorar.

Comprender sus prioridades y expectativas no solo es esencial para ganar elecciones, sino también para diseñar políticas públicas que respondan a la compleja realidad de la región. En un escenario de creciente volatilidad, su voto seguirá siendo un termómetro indispensable del rumbo político y social de América Latina.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**