#Salud: ¿Es cierto que todos tenemos células cancerosas?

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¿Alguna vez se ha escuchado la frase que asegura que todo el
mundo tiene células cancerosas en su cuerpo? Aunque esta idea
circula con frecuencia, la ciencia muestra una realidad distinta.
La aparición del cáncer es un proceso biológico complejo que
involucra cambios en la genética celular, pero no significa que
todos los tejidos y órganos porten, en todo momento, células ya
convertidas en malignas.

¿De dónde surge la
creencia?

La confusión proviene, en parte, de conocer que cada día se
producen errores genéticos en el organismo.
Las células
se dividen, copian su ADN y, en ocasiones, sufren
errores o mutaciones. Este fenómeno resulta
natural durante la vida. Sin embargo, la mayoría de estas
alteraciones se corrige por sistemas de reparación propios de la
célula, o se eliminan mediante mecanismos de defensa del cuerpo.
El cáncer aparece solo cuando una serie de mutaciones
permite que una célula escape a estos controles
y comience
a multiplicarse de forma descontrolada.

¿Qué es una célula
cancerosa?

En términos simples, una célula cancerosa es una célula
anormal que ha perdido la capacidad de regular su
ciclo vital. Su núcleo suele ser más grande, su forma más irregular
y su comportamiento impredecible. No responde a las señales de
muerte natural o apoptosis, continúa dividiéndose sin detenerse, e
incluso puede generar sustancias que le permiten acceder a
nutrientes o invadir otros tejidos. Estos cambios no ocurren de
forma espontánea o al azar en todas las personas todo el
tiempo.

El papel del sistema
inmunitario

El cuerpo humano está equipado con un sistema de defensa muy
sofisticado. Las células inmunitarias patrullan tejidos en
busca de células defectuosas o dañinas
. Cuando encuentran
una célula sospechosa, la destruyen antes de que represente una
amenaza. En ese sentido, si bien pueden surgir células con
mutaciones en el día a día, solo una fracción mínima logra evadir
la vigilancia inmunológica y convertirse en cáncer. No significa
que todos portan células cancerosas listas para causar
enfermedad.

Causas y factores de
riesgo

El cáncer surge como resultado de mutaciones en los
genes
de ciertas células. Estas mutaciones pueden
desencadenarse por la exposición a sustancias químicas dañinas,
radiación, infecciones virales como el VPH o algunos tipos de
bacterias. También influyen el envejecimiento, errores aleatorios
al copiar el ADN y, en casos minoritarios, factores hereditarios.
Solo entre un 5 y un 10 por ciento de los cánceres se
relaciona con mutaciones familiares
. La mayoría se
desarrolla por mutaciones adquiridas a lo largo de la vida.

Foto Freepik

Crecimiento y
propagación

La característica clave de las células cancerosas es su
capacidad de multiplicarse sin límite. No solo
forman una masa local (tumor), sino que pueden desprenderse y
viajar por la sangre o la linfa hacia otros órganos. Este proceso,
llamado metástasis, diferencia a los tumores
malignos de los benignos. Al migrar, las células cancerosas pueden
alojarse en tejidos como hígado, pulmón o huesos, dificultando el
control del cáncer.

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Resistencia y
supervivencia

Una de las razones por las que el cáncer resulta difícil de
tratar en etapas avanzadas es la adaptabilidad de las
células cancerosas
. Algunas producen enzimas como la
telomerasa que alargan los extremos del ADN y les
permiten dividirse sin límites. Otras desarrollan resistencia a
tratamientos, ya sea modificando rutas metabólicas o creando
células madre tumorales especialmente protegidas. Estos fenómenos
dependen de mutaciones acumuladas, no de la presencia universal de
células cancerosas desde el inicio.

Avances recientes en
la investigación

Nuevos estudios han encontrado que algunas células cancerosas
pueden robar mitocondrias de las células
inmunitarias
cercanas. Lo logran a través de delgados
nanotubos y aprovechan esa energía extra para sobrevivir. Al mismo
tiempo, este robo debilita la respuesta inmune del organismo. El
hallazgo de una firma genética que predice este fenómeno ayuda a
entender por qué algunos tumores progresan más rápido y abren
puertas para terapias futuras enfocadas en bloquear esta
adaptación.

Diferencia entre mito y
realidad

El principal mito es asumir que el cáncer es
una presencia constante y latente en todos los cuerpos, listo para
“activarse” en cualquier momento. En realidad, el cáncer es el
resultado de un proceso evolutivo celular donde solo unas pocas
células, tras sufrir acumulación de mutaciones, logran romper los
mecanismos de control biológico. El cuerpo humano elimina la
inmensa mayoría antes de que prospere un tumor.

La vigilancia inmunitaria, el control genético y la reparación
del ADN trabajan como filtros permanentes. Tanto el estilo de vida
saludable como el diagnóstico temprano ayudan a reducir los
factores de riesgo y a controlar la aparición de cáncer, pero nadie
vive con
células cancerosas
plenamente formadas simplemente por
existir.

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