#Salud: ¿A qué especialista se debe consultar cuando se sufre de dolor articular?

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La artrosis es una de las razones más comunes
detrás del dolor en las articulaciones. Las molestias empiezan de
forma leve, con rigidez en las mañanas, chasquidos o hinchazón,
pero pueden crecer hasta limitar gestos diarios como subir un
escalón o abrir un frasco. Ignorar estos síntomas provoca que el
desgaste avance sin freno. Por eso, decidir con rapidez a qué
especialista recurrir es clave para frenar el deterioro y evitar
daños irreversibles.

Si el paciente no recibe tratamiento a tiempo, la
artrosis
se vuelve una cárcel para el movimiento. El cartílago
se desgasta, los huesos rozan, la inflamación no baja y cada paso
se convierte en una molestia constante. Una evaluación temprana,
orientada por el especialista correcto, marca la diferencia entre
convivir con el dolor o recuperar calidad de vida.

El papel del reumatólogo en el diagnóstico y tratamiento de la
artrosis

Un reumatólogo es el médico que se dedica de
lleno a las enfermedades de las articulaciones y los tejidos
blandos que las rodean. Se forma durante años en la detección y
manejo de condiciones como la artrosis, la artritis y otros
trastornos musculoesqueléticos. Su experiencia resulta vital para
actuar con rapidez cuando aparece el dolor persistente, la
hinchazón o la rigidez en las articulaciones.

El reumatólogo arranca el diagnóstico con un análisis detallado
de la historia clínica y un examen físico cuidadoso. Observa la
movilidad, palpa la zona afectada, busca signos de deformidad o
sensibilidad. Apoya estas observaciones con estudios de
imagen
, como radiografías, resonancias, ecografías y,
cuando es necesario, análisis de sangre para descartar otras
enfermedades.

En la mayoría de los casos, el reumatólogo opta por
tratamientos no quirúrgicos. Su prioridad es
reducir el dolor, proteger el cartílago que aún queda, mejorar la
movilidad y frenar la inflamación. Para ello, suele usar
medicamentos antiinflamatorios, técnicas de fisioterapia y cambios
en la rutina diaria. Esta visión integral ayuda a prevenir cirugías
innecesarias y promueve la autonomía del paciente.

Acudir de forma directa y temprana al reumatólogo permite una
intervención eficaz, ajustada a las necesidades del paciente y
centrada en la prevención. Se acorta el tiempo de espera, se evitan
tratamientos inútiles y se minimiza el riesgo de daños articulares
mayores.

Foto Freepik

¿Cuándo intervienen otros especialistas en casos de
artrosis?

A veces, la artrosis avanza y el daño articular resulta tan
severo que las medidas conservadoras ya no bastan. Es ahí cuando el
traumatólogo o el ortopedista
entra en escena. Estos especialistas están preparados para valorar
la necesidad de intervenciones como prótesis, cirugías correctivas
o procedimientos para reparar el hueso y el cartílago.

El reumatólogo coordina la derivación a estos profesionales
cuando los tratamientos médicos dejan de surtir efecto o cuando la
calidad de vida se ve comprometida por el dolor o la incapacidad.
Esta comunicación entre especialistas evita terapias innecesarias y
garantiza que cada paciente reciba el abordaje más adecuado según
la evolución de su artrosis.

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En algunos casos, el médico de cabecera apoya
el seguimiento y coordina la atención integral. El
fisioterapeuta, por su parte, resulta clave en la
fase de rehabilitación, diseñando planes de ejercicio adaptados,
técnicas de movilización y consejos para la vida diaria. La suma de
estos enfoques multiplica los resultados y reduce el riesgo de
complicaciones.

Tratamientos médicos y medidas complementarias

El tratamiento de la artrosis busca calmar el dolor, devolver
función y mantener la independencia. Entre las alternativas más
usadas destacan los medicamentos antiinflamatorios no
esteroides
, los analgésicos y, en ocasiones, corticoides
aplicados por vía oral o intraarticular.

Los ejercicios físicos adaptados, dirigidos por un
fisioterapeuta, fortalecen la musculatura, mejoran la postura y
ayudan a repartir mejor la carga sobre la articulación dañada. La
natación, el pilates o caminar a ritmo suave resultan algunos de
los más recomendados.

Las terapias complementarias como la aplicación
de frío o calor, las técnicas de relajación y los dispositivos de
apoyo (bastones, plantillas, férulas) también se suman al manejo
diario. El paciente recibe educación sobre la importancia de no
forzar la articulación, de perder peso si es necesario y de acudir
a controles regulares.

La educación constante sobre autocuidado y la
inmediatez en consultar ante cualquier síntoma nuevo son pilares
que cambian radicalmente el pronóstico. Un paciente informado toma
mejores decisiones y detecta antes cualquier problema.

Reconocer a tiempo
la artrosis
y acudir al especialista adecuado evita que el daño
articular avance sin freno. Una consulta con el
reumatólogo ante síntomas persistentes no solo
ayuda a diagnosticar la causa real del dolor, sino que abre la
puerta a tratamientos que conservan la movilidad y mejoran la
calidad de vida. Prestar atención a los signos tempranos y buscar
valoración médica sin demora marca la diferencia en el futuro de
las articulaciones. La atención especializada y personalizada
protege cada paso, cada movimiento y cada día de quienes conviven
con este desafío.

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