Mientras los aficionados comunes pagan entre 150 y 230 dólares por pases generales y enfrentan largas filas, los ricos, famosos y conectados disfrutan de un US Open radicalmente diferente, con precios que alcanzan las cinco cifras.
Las entradas junto a la cancha actualmente superan los 21.000 dólares en el sitio web de la United States Tennis Association (USTA). Luca Mornet, creador de contenido de 23 años, vivió esta experiencia premium el año pasado como invitado de la marca DSW: ‘Fue muy divertido estar tan cerca de los jugadores’, declaró a The Post. ‘Sientes que te van a golpear las pelotas, pero no sucede’.

En estas secciones frontales es común codearse con celebridades como Hugh Jackman, Michelle Obama y Savannah Guthrie. Los asistentes VIP tienen acceso a suites con baños privados y comodidades exclusivas en el Club Level del estadio, significativamente menos concurridos que en otras áreas, que incluyen entrada privada a Arthur Ashe y línea de seguridad dedicada.
El año pasado, las concesiones del Club Level eran el único lugar para acceder al ‘Golden Set’ de Cocodaq por 100 dólares, con seis nuggets de pollo, caviar Petrossian y crema fresca. Este año, Cocodaq también tendrá un puesto en la villa de comida.
La President’s Suite, acceso solo por invitación, ofrece entrada privada, barra de dulces gourmet, barra abierta premium y salón de baile para cenas privadas. El año pasado, personalidades como Alec Baldwin, Lin-Manuel Miranda, Anna Wintour y Andy Roddick disfrutaron de este espacio exclusivo.
The Player Cafe, gestionada por la USTA, incluye asientos junto a la cancha, barra premium y regalos exclusivos del US Open. Las entradas comienzan en 6.275 dólares por persona para partidos tempranos, pero están agotadas desde hace tiempo.
Los titulares de American Express pueden adquirir entradas desde 1.600 hasta 10.300 dólares para la suite de la compañía bancaria, equipada con aire acondicionado y barra completa. Otras marcas premium como Emirates, Grey Goose, Lavazza, Moët y Rolex ofrecen suites lujosas con servicios exclusivos, incluyendo la posibilidad de interactuar con Roger Federer, embajador de las dos últimas marcas.
Caroline Maggs, estudiante de MBA de 27 años, experimentó la suite de Ralph Lauren el año pasado: ‘Entramos directamente y, tan pronto como llegamos, un ascensor me llevó a la suite’, relató. ‘No hubo esfuerzo, ni experiencia de no saber a dónde ir’. La suite contaba con baños privados, bartender sirviendo cócteles Honey Deuce, champán, buffet gourmet y cata de whisky.
‘Justo cuando pensaba que había terminado, pasaban con galletas en forma de pelotas de tenis’, recordó. ‘Siento que mi experiencia está casi arruinada para siempre. Nunca podré ir como una normal’.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


