La mañana del lunes en Cabarita Beach, una playa del norte de Nueva Gales del Sur, estuvo marcada por el sobresalto. Un surfista local, Brad Ross, salió ileso tras un encuentro con un tiburón que mordió con fuerza su tabla y la partió en dos.

El ataque se produjo poco después de las 7:30 horas, cuando la playa apenas comenzaba a recibir a los primeros surfistas de la jornada. Ross, que se encontraba sentado sobre la tabla esperando una ola, sintió el impacto por detrás. “El tiburón literalmente mordió la tabla justo detrás de él”, relató Kim Falvey, testigo del momento.
El propio Falvey grabó un vídeo que muestra al surfista en la arena, todavía en estado de shock, sujetando los dos fragmentos de su tabla. La mordida dejó un hueco semicircular en la fibra, una marca inequívoca de la potencia del animal.
Se trataba de un gran tiburón blanco
Tras el aviso, el ayuntamiento de Tweed Shire activó el protocolo de seguridad y notificó a Surf Life Saving NSW. Un dron de vigilancia sobrevoló la zona y poco después se localizó a un tiburón blanco de unos cinco metros de longitud en las inmediaciones de Norries Headland, cerca de Cabarita Beach.
El animal fue capturado y posteriormente liberado con el sistema SMART Drumline, una tecnología que permite interceptar tiburones próximos a la costa sin causarles daños.
Este no es un episodio aislado en la zona. En junio, un adolescente de 16 años resultó gravemente herido por un ataque similar en la misma playa. La sucesión de incidentes ha reavivado el debate en la región sobre la seguridad de los surfistas y bañistas en áreas donde la presencia de tiburones es frecuente.


