Pérdida de Aneudy Castillo en el sector Picapiedra, Navarrete #FVDigital #FelixVictorino

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Santiago.- Aneudy Castillo, de 26 años, dejó de existir la tarde de ayer tras recibir siete impactos de proyectil en la cabeza, durante un suceso ocurrido en el sector Picapiedra, municipio de Navarrete, provincia Santiago.

De acuerdo con el testimonio de su hermana, Noemí Castillo, Aneudy se encontraba descansando en su vivienda cuando recibió una llamada telefónica. Al salir a la calle, fue interceptado por personas a bordo de una yipeta CRV en movimiento, quienes le propinaron los proyectiles a corta distancia.

Noemí Castillo aseguró que su hermano había recibido amenazas en varias ocasiones y que, pese a acudir en dos oportunidades a la Fiscalía de Santiago para presentar una querella, nunca obtuvieron respuesta.

Las autoridades han señalado que el caso es investigado como un posible hecho relacionado con sicariato, sin que hasta el momento se hayan identificado a los responsables.

Técnicos de la Policía Científica y miembros del Ministerio Público acudieron al lugar para levantar evidencias y revisar las grabaciones de cámaras de seguridad ubicadas en las cercanías. El objetivo es recopilar elementos que permitan identificar a los involucrados en el suceso.

El cuerpo de Aneudy Castillo fue trasladado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) en Santiago, donde se le practicará la autopsia correspondiente. Este procedimiento forma parte del proceso investigativo que adelantan las autoridades.

Familiares y residentes del sector han expresado su pesar por lo ocurrido y solicitan que se haga justicia. La comunidad de Navarrete se mantiene atenta a los avances en las indagatorias, mientras el caso continúa bajo investigación oficial.

La situación ha generado consternación en el área, donde vecinos y allegados destacan la necesidad de respuestas rápidas y efectivas por parte de las instituciones competentes para esclarecer los hechos y garantizar que los responsables enfrenten las consecuencias correspondientes.

Por: Inocencio Encarnación



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