En la madrugada de este miércoles, un movimiento telúrico de magnitud 2,6 fue reportado a 1 kilómetro al noroeste de La Mirada, en el estado de California, Estados Unidos. Según datos sismológicos, el evento ocurrió a una profundidad de 12,7 kilómetros, sin que las autoridades informaran daños materiales ni afectaciones a la población.
Especialistas explican que un sismo corresponde a cualquier desplazamiento de la corteza terrestre, ya sea leve o intenso, mientras que el término terremoto se emplea cuando la liberación de energía provoca daños estructurales y posibles víctimas. Ambos fenómenos se originan por la liberación repentina de energía acumulada por el roce o desplazamiento de placas tectónicas, generando ondas sísmicas que alcanzan la superficie.

Históricamente, la magnitud de estos eventos se medía con la escala de Richter, creada en 1935 por Charles F. Richter y Beno Gutenberg. Sin embargo, en el siglo XXI fue reemplazada por la escala de magnitud de momento, desarrollada en 1979 por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori, que permite calcular con mayor precisión la energía liberada en sismos superiores a 6,9 grados.
En cuanto a la intensidad, que es distinta de la magnitud, se utiliza la escala Mercalli Modificada. Esta clasifica los efectos percibidos en niveles que van del I al XII en números romanos, tomando en cuenta factores como el tipo de terreno, la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia al epicentro.

Las autoridades de prevención recomiendan que, ante un sismo en espacios cerrados como supermercados, lo más importante es mantener la calma, buscar resguardo bajo estructuras firmes o junto a ellas, y mantenerse alejado de estanterías para prevenir lesiones por la caída de objetos. También sugieren evitar el uso de velas o encendedores si se interrumpe el suministro eléctrico, debido al riesgo que representa una posible fuga de gas.
En el registro histórico mundial, el movimiento sísmico más intenso ocurrió el 22 de mayo de 1960 en Valdivia, Chile, alcanzando magnitud 9,5. Este evento generó un tsunami que cruzó el océano Pacífico y llegó a Japón, Hawaii y Filipinas, afectando a millones de personas.




