En Santo Domingo, la señora Juana Abreu Gori, de 82 años, expresó que hizo todo lo posible para criar a sus tres hijos, pero que hoy no mantienen contacto con ella. Contó que durante años trabajó lavando, fregando y planchando por paga para sostenerlos, sin embargo, asegura que actualmente no desean saber de su vida. Afirma que su única petición es que le permitan pasar sus últimos años en tranquilidad.

Abreu Gori explicó que, debido a su edad, no puede acceder a trabajos en casas de familia. Señaló que sus hijos no tienen dificultades económicas, pero que no les solicita ayuda porque está convencida de que no desean apoyarla. Sostuvo que, si de ellos dependiera, ya no viviría. Insiste en que lo único que busca es permanecer tranquila y sin presiones externas.
Relató que, hace años, su hijo menor, identificado como Leo, la registró como propietaria de varios apartamentos adquiridos por él, ubicados en un edificio en la calle Mauricio Báez número 90, casi esquina María Montés, en Villa Juana. Asegura que la convenció de mudarse a uno de esos inmuebles, pero que ahora pretende desalojarla.
Según su testimonio, una inquilina de su hijo, quien también trabaja como secretaria en su negocio de repuestos, la mantiene en constante tensión. Afirma que esa mujer le propinó un indeseable que le dejó moretones visibles, sin que su hijo interviniera para ayudarla. Mostró su brazo para evidenciar las marcas y lamentó que no reciba protección de su familia directa.
La señora indicó que su hijo, en el pasado, la hizo firmar documentos sin su conocimiento para evitar que su entonces pareja tuviera acceso a los apartamentos, quedando ella como propietaria en los papeles. Aclaró que reconoce que esos bienes le pertenecen a él, pero que solo vive de una pensión de 10 mil pesos, por lo que considera injusto que quiera echarla a la calle.
Comentó que su hija, residente en Bonao, le propuso llevarla a un ancianato, aunque ella mantiene buena salud física y mental y prefiere seguir viviendo de manera independiente. Reiteró que solo pide que no la busquen ni la molesten, pero que la dejen vivir en paz. Agradeció a Dios no haber incurrido en conductas ilegales mientras criaba a sus hijos y recordó que nunca tuvo que asistir a una cárcel por ellos, por lo que no se considera una mala madre.


