#Salud: ¿Fitness o validación? Las selfies en el gym podrían estar ligadas a problemas de salud mental

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En los últimos años, los gimnasios se han transformado en
auténticos escenarios para capturar selfies. No importa si se trata
de la foto después del cardio, un video con el nuevo récord en
sentadillas, o el típico espejo que refleja músculos
marcados y esfuerzo
. Las redes sociales como Instagram se
han llenado de imágenes que muestran rutinas, cuerpos en
transformación y logros personales. Esta costumbre despierta una
pregunta importante: ¿la motivación real es la superación personal
o solo la búsqueda de validación externa?

¿Por
qué las selfies en el gym se han vuelto tendencia?

El auge de las selfies en el
gimnasio
no se entiende sin la influencia de las redes
sociales. Plataformas como Instagram y Facebook convierten cada
sesión en un escaparate donde la motivación se mezcla con el
reconocimiento externo. Muchas personas documentan su progreso y
sienten orgullo de los cambios en su cuerpo, usando las fotos como
recordatorio de esfuerzo y constancia.

Sin embargo, la necesidad de mostrar disciplina, fuerza y nueva
apariencia también responde al deseo de ganar likes, comentarios y
seguidores. Se crea una dinámica en la que el gimnasio deja de ser
solo un espacio de entrenamiento para convertirse en una especie de
escenario digital. El resultado es una presión creciente para que
la imagen sea perfecta y para que la rutina también lo sea, lo que
puede acarrear consecuencias emocionales poco saludables.


Motivaciones saludables: seguimiento del progreso y
auto-superación

Tomar fotos en el gimnasio puede tener un lado positivo y
funcional. Registrar los avances ayuda a visualizar los resultados
concretos, desde la pérdida de peso hasta el aumento de masa
muscular. Este seguimiento visual refuerza la constancia y facilita
la autopercepción realista de los logros personales.

Para quienes ven el ejercicio como un reto consigo mismos, la
selfie puede equivaler al diario de entrenamientos o al cuaderno
donde se anotan marcas personales. De esta manera, la imagen no se
publica para buscar aplausos, sino como herramienta privada que
motiva a continuar.

Al poner el foco en el bienestar propio y el crecimiento
personal
, la selfie cumple un rol saludable dentro de la
rutina. Incluso, puede ser útil comparar el antes y después de un
proceso o para inspirar a otros de forma genuina, sin caer en la
obsesión por impresionar.

Búsqueda
de validación y riesgo de adicción a la imagen

No siempre la intención es transparente. El fenómeno de buscar
“likes” y comentarios se relaciona directamente con la
necesidad de aprobación. La recompensa digital
provoca sensaciones placenteras, como si obtener un corazón o un
comentario fuera sinónimo de éxito personal. Este mecanismo puede
crear una dependencia emocional que resulta difícil de romper.

Cuando la publicación de selfies se convierte en costumbre y la
reacción de la audiencia marca el ánimo del día, aparecen señales
de alerta. La persona comienza a medir su valor según la cantidad
de interacciones, cayendo en la trampa de la comparación
constante
. Los expertos en psicología advierten que esto
puede estar asociado a baja autoestima y, en algunos casos, a
comportamientos narcisistas.

Diversos estudios señalan que publicar selfies compulsivamente
en el gimnasio no solo refleja orgullo, también puede ser una
máscara para tapar inseguridades. La gratificación digital funciona
como reforzador de la conducta, y la validación externa se vuelve
adictiva, especialmente cuando se siente una presión constante por
recibir reconocimiento.

Foto Freepik

Consecuencias
psicológicas y sociales de las selfies fitness

La repetida exposición a imágenes de cuerpos ideales y la
búsqueda de aceptación online impactan en la percepción personal y
en la salud mental. Quienes se encuentran atrapados en esta
dinámica pueden empezar a experimentar síntomas de ansiedad,
frustración o insatisfacción, incluso si logran avances
físicos.

La obsesión por publicar logros y mantener una imagen perfecta
debilita la motivación interna. En vez de enfocarse en el bienestar
integral, la autoimagen termina determinada por el filtro del
reconocimiento social. Así, el foco se desplaza del autocuidado a
la apariencia, lo que puede aumentar la presión y el estrés.

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Dismorfia
corporal y comparación perjudicial

Al comparar constantemente los propios resultados con los de
otros usuarios en redes sociales, crece la insatisfacción. Las
imágenes que muestran cuerpos perfectos y rutinas extremas generan
expectativas poco realistas. Incluso personas con
resultados positivos pueden sentirse insuficientes al no igualar lo
que ven en pantalla.

Este fenómeno puede derivar en dismorfia
corporal
, llevando a la obsesión con detalles físicos
mínimos y a una percepción distorsionada del propio cuerpo. Jóvenes
y mujeres muestran mayor vulnerabilidad ante este tipo de presión,
ya que asocian su valor con la aprobación recibida y con una
apariencia específica.

La insatisfacción no solo afecta la relación con el ejercicio
sino que puede expandirse al entorno social, deteriorando la
autoestima y el bienestar emocional.

Narcisismo,
autoexigencia y relaciones sociales

Algunos estudios recientes, como los realizados por la
Universidad de Brunel, indican que la publicación frecuente de
selfies en el gym puede
asociarse con tendencias narcisistas. El deseo de
admiración y reconocimiento impulsa la constante exhibición de
logros físicos y puede ocultar inseguridades profundas.

Este comportamiento afecta las relaciones sociales. Cuando la
validación externa importa más que la conexión auténtica, se
debilita la capacidad de empatizar y de formar lazos sólidos. La
interacción se vuelve superficial y gira en torno a la imagen, no a
la persona.

La autoexigencia excesiva también puede surgir. Quien busca
constantemente impresionar y ser reconocido por sus logros físicos
se arriesga a la frustración cuando no alcanza la perfección
esperada. Así, la satisfacción personal desaparece
y la crítica interna se intensifica.


Equilibrio y autenticidad: claves para un uso sano de las
selfies fitness

El reto está en encontrar el punto medio entre la motivación
personal y la búsqueda de validación. El uso consciente de las
selfies, orientado al progreso propio y no a la aprobación externa,
ayuda a fortalecer la autoestima y mantiene la actividad física
como fuente de bienestar auténtico.

Cuidar la salud mental implica aprender a diferenciar entre
inspiración y dependencia emocional. Autenticidad y autocuidado se
convierten en aliados esenciales para disfrutar del fitness sin
quedar atrapados en la trampa de la imagen. Recordar que el
verdadero éxito no depende del número de “likes”, sino del
crecimiento interior y la satisfacción personal, puede marcar la
diferencia para cuidar tanto el cuerpo como la mente.

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