
Esteban González Pons (Valencia, 1964) destaca por su prudencia. El vicepresidente del Parlamento Europeo ha afrontado, como todos, un curso político muy intenso en la UE y responde a 20minutos sobre lo que se ha hecho, lo que falta por hacer y lo que se le va a presentar a la Eurocámara a la vuelta de la pausa estival. También analiza el papel y la influencia de España en el día a día, y reconoce que aspira a que la forma de hacer las cosas de la Unión sea la que prime cuando se trata de entender el mundo actual.

¿Qué balance hace de este curso político en la UE?
El mundo está viviendo en estos momentos una situación extremadamente delicada, por lo que sería imprudente por mi parte hacer un balance positivo. La vida de millones de personas está en riesgo en muchos países por culpa de la guerra y el proteccionismo puede tener resultados desfavorables en las economías europeas. Además, en las últimas semanas estamos viendo cómo España vuelve a ocupar las portadas de la prensa internacional por casos de corrupción muy graves que nos avergüenzan a todos. Desde el Parlamento Europeo trabajamos incansablemente para que el estado del bienestar siga siendo la máxima que gobierne nuestras vidas, de todas formas, no podemos ser ajenos a la realidad que se está viviendo fuera de nuestras fronteras.
¿Se ha acertado con las prioridades?
Hace años aprendí que la hoja de ruta de mis prioridades como político debe ser flexible. Debemos tener la capacidad y el ingenio suficiente para saber adaptarnos a los problemas que surgen en nuestro camino. Hace unos años no nos imaginábamos una guerra en Europa (como la de Ucrania) y tampoco que la defensa y la protección iban a ser nuestras prioridades. En los últimos días hemos visto también como vamos a tener que pelear un presupuesto en condiciones y una PAC que en estos momentos debilita aún más el campo en España. Hoy sabemos cuáles son nuestros retos, por eso, apuesto por mantener la cabeza fría, actuar con determinación, pero siempre consciente de los cambios que inevitablemente hay en el mundo.
¿Qué análisis hace del papel de España?
El papel de España en Europa me deja un sabor agridulce. Somos la cuarta economía del euro, una de las principales potencias turísticas y uno de los países con la mejor calidad de vida. Pero al mismo tiempo, y así se comenta en los mentideros de la capital comunitaria, somos el país de la corrupción, de las mordidas y tenemos a un Gobierno que critica a los jueces, a la prensa libre y al estado de derecho. La imagen de España cada vez está más debilitada y su papel empieza a ser irrelevante en la Unión Europea y en la OTAN. Hace falta un cambio porque para ganar peso hacen falta muchos años de duro trabajo, perderlo como se ha visto, se consigue en apenas unos meses.
¿Se está perdiendo la oportunidad de influir?
La oportunidad la volveremos a tener el día que proyectemos una imagen de país serio, solidario y que cumple con el resto de socios europeos. Ahora no influimos porque estamos fuera del debate europeo, y lo estamos, por una cuestión de supervivencia política del presidente del Gobierno. Ya el problema no es que no influyamos, que también, si no, que no nos toman en serio.
¿Espera que el TJUE actúe sobre la amnistía?
Me gusta guardar prudencia en estos casos. Ahora bien, ha quedado demostrado que la amnistía solo era una pieza más dentro de los pactos que necesitaba el presidente del Gobierno para llegar a la Moncloa. Además, y así lo ha dicho el ex secretario general del PSOE, Santos Cerdán hoy en prisión, se negoció la amnistía para la investidura de Pedro Sánchez. Luego nos han tratado de vender que el motivo era la convivencia y el futuro de las relaciones con Cataluña. Veremos lo que finalmente ocurre, pero en ningún caso, veo un fundamento jurídico real que me haga entender la legitimidad de la amnistía. Hace unos días lo dijo la Comisión Europea: no parece que la Ley de Amnistía responda a un interés general; es parte de un acuerdo para la investidura. No tengo nada más que decir.
¿Y de la Comisión con los casos de corrupción?
La Comisión es la institución que debe garantizar el cumplimiento de los tratados. La corrupción es un meteorito que atenta contra el principio básico de igualdad. Dejamos de ser iguales cuando hay corrupción y eso no se puede permitir ni en España ni en Europa. La Comisión tiene sus herramientas y sus órganos de verificación para analizar dónde se gasta el dinero público europeo. Los fondos de cohesión, los fondos Next Generation, el presupuesto de la UE, la PAC…todo es financiación europea. Si se ha robado ese dinero, se ha robado dinero de todos y cada uno de los europeos.


