Fortunato fue ampliamente valorado por su trabajo constante en rescatar y conservar la memoria histórica nacional a través del cine documental. Su legado representa una valiosa contribución al entendimiento del pasado reciente del país. Con su partida, el ámbito cultural y periodístico pierde a una de sus voces más comprometidas con el rigor histórico.


Uno de sus amigos más cercanos lo describió como “un ejemplo de integridad y compromiso con la verdad histórica”, resaltando así la profundidad ética y profesional con la que abordaba cada una de sus investigaciones y producciones. Su enfoque siempre buscó presentar los hechos con sustento y responsabilidad, promoviendo la reflexión en las nuevas generaciones.
Entre sus obras más representativas se encuentran series documentales como Trujillo: El Poder del Jefe y Balaguer: La Herencia del Tirano, producciones que se han convertido en material esencial para la enseñanza y comprensión de los procesos políticos que han definido gran parte de la historia contemporánea dominicana.

Su trabajo fue mucho más que una labor audiovisual: representó un compromiso permanente con el país y su identidad. A través de su lente, René Fortunato visibilizó capítulos fundamentales de la historia nacional que, sin su obra, podrían haber quedado en el olvido o la distorsión.
Además de su labor como cineasta, fue un investigador riguroso que dedicó su vida a dignificar el pasado dominicano desde una perspectiva crítica y documentada. Su impacto trasciende las pantallas y se consolida en el campo académico, educativo y periodístico.

La pérdida de René Fortunato deja un vacío profundo en la cultura dominicana, pero su legado continúa vigente en cada una de sus producciones, las cuales siguen siendo utilizadas como referencia para el análisis del devenir político del país.
La causa de su deceso fue por causa natural, ya que estaba aquejado de salud desde hace algún tiempo. Su trabajo permanece como testimonio de una vida dedicada a servir a la memoria colectiva nacional.


