#Salud: Lo que le pasa a tu cuerpo si no te hidratas bien cuando hace calor

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Cuando las temperaturas suben, el cuerpo enfrenta un desafío
silencioso pero constante: la pérdida de líquidos a través del
sudor. Durante los días calurosos, la transpiración aumenta como
estrategia natural para mantener la temperatura interna dentro de
límites seguros.

Este proceso, aunque vital, puede jugar en contra si no se
reponen los líquidos perdidos. La deshidratación impacta mucho más
que la simple sed o el cansancio, afectando funciones esenciales en
todo el organismo y exponiendo a riesgos mayores a ciertos
grupos de personas.
Conocer a fondo estas consecuencias es
clave para cuidarse, sobre todo durante olas de
calor
o actividades físicas intensas.


¿Por qué el cuerpo necesita más hidratación durante el
calor?

El agua es el eje central de la vida y sostiene la mayoría de
los procesos del cuerpo. Cuando hace calor, la demanda
hídrica crece.
El organismo comienza a perder más agua por
sudor mientras intenta enfriarse. Si esta pérdida no se compensa,
las funciones vitales sufren.

Funciones del agua en el
cuerpo

El cuerpo de un adulto está conformado por aproximadamente
60% de agua. Este porcentaje sostiene tareas
esenciales: el agua transporta nutrientes, ayuda en la
eliminación de residuos
, regula la temperatura y lubrica
las articulaciones. También es responsable de la correcta
circulación sanguínea y de mantener la elasticidad de la piel.

Cuando falta agua, el equilibrio se rompe. El flujo sanguíneo se
reduce, los riñones trabajan en exceso y las células
pierden eficiencia.
Incluso una pérdida pequeña de agua
corporal puede empezar a alterar funciones cognitivas y
físicas.

El
papel de la sudoración en la pérdida de líquidos

La sudoración es el principal mecanismo de
defensa ante el calor. Al evaporarse el sudor, el cuerpo se enfría.
Este proceso puede llevar a perder hasta un litro de líquido por
hora durante el ejercicio físico o la exposición a altas
temperaturas. Junto con el agua, también se pierden
minerales cruciales como sodio y potasio.

Sin reposición de líquidos y electrolitos, la sangre se vuelve
más gruesa, el corazón trabaja más y los músculos pueden sufrir
calambres. Si la pérdida supera el 2% del peso
corporal
, la eficiencia mental y física cae en picada.

Factores
que aumentan el riesgo de deshidratación

No todos reaccionan igual ante el calor. Los niños
pequeños
y los adultos mayores corren más
riesgo, ya que su percepción de la sed está alterada y tienen menor
reserva de agua. Personas con enfermedades crónicas como diabetes o
insuficiencia renal, quienes toman diuréticos, embarazadas,
atletas y trabajadores al aire libre
también deben ser
especialmente cuidadosos.

Incluso actividades cotidianas, como pasear o trabajar bajo el
sol, pueden desencadenar pérdida significativa de líquidos si no se
ajusta la ingesta de agua.

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Consecuencias para la salud cuando no te hidratas bien en
días calurosos

La deshidratación no es un simple malestar. Afecta a corto plazo
y puede complicar la salud en profundidad si no se actúa a
tiempo.
Al principio, aparecen signos leves pero molestos;
en casos graves, pueden surgir problemas que ponen en riesgo la
vida.

Foto Freepik

Síntomas tempranos de
deshidratación

El cuerpo envía señales claras cuando la
deshidratación comienza a instalarse, aunque a
veces pasen desapercibidas. Los síntomas más comunes son
sed intensa, orina oscura y escasa, fatiga
repentina, dolor de cabeza, mareos y piel seca.
Puede aparecer confusión o dificultad para
concentrarse, sobre todo en adultos mayores y niños. Permanecer
atento a estos indicios permite actuar rápido, bebiendo agua aunque
no se tenga mucha sed.

Complicaciones
graves: agotamiento por calor y golpe de calor

Si la deshidratación avanza y no se corrige, el
cuadro puede complicarse. El agotamiento por calor
se manifiesta con sudoración excesiva, debilidad, náuseas y pulso
acelerado. Aquí, el cuerpo ya no logra enfriarse de manera
eficiente.

El siguiente nivel es el golpe de calor, una
urgencia médica. Se caracteriza por fiebre muy alta, piel caliente
que, paradójicamente, puede estar seca, pérdida de conciencia y
posibles convulsiones. Sin intervención rápida, el golpe de

calor
afecta el cerebro, el corazón y los riñones. Estos
escenarios exigen atención inmediata, ya que pueden ser mortales si
no se tratan a tiempo.

Impacto
en la función renal, cognitiva y cardiovascular

La deshidratación persistente fuerza a los
riñones para que trabajen de más, intentando
retener toda el agua posible. Con el tiempo, esto puede conducir a
insuficiencia renal o formación de cálculos.

El cerebro también siente el golpe: la falta de
agua lo vuelve más lento, aumenta la irritabilidad y disminuye la
capacidad de respuesta. Las personas pueden ponerse confusas,
olvidar cosas o perder la coordinación.

En el sistema cardiovascular, la sangre se
espesa, el corazón debe bombear más fuerte y comienza a haber
riesgo de presión arterial baja, mareos y desmayos. Todo el sistema
circulatorio se ve perjudicado cuando la hidratación no es
suficiente.

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