En verano, el calor de las noches puede resultar desesperante y
muchas personas aplican trucos populares pensando que así lograrán
descansar mejor. Sin embargo, algunos de estos hábitos que parecen
tan lógicos pueden perjudicar, en vez de ayudar, la calidad del
sueño.
El deseo de sentir rápido alivio lleva a seguir consejos
populares que, según la ciencia, a menudo juegan en contra de un
sueño saludable.

Dormir con la ventana abierta
Parece que dejar entrar aire nocturno es una
buena idea, pero muchas veces lo único que ganas es exponer tu
habitación a la humedad, ruidos y polvo del exterior.
Cuando la temperatura exterior no baja lo
suficiente, el aire caliente sigue entrando y dificulta
ese descenso natural del calor corporal que el sueño necesita.
Además, si vives en una ciudad o zona con polen y contaminación,
puede afectar aún más la calidad del aire en tu dormitorio.
Mojar las sábanas o usar textiles húmedos
Remojar la sábana o dormir con paños mojados sobre el cuerpo
puede parecer refrescante, pero en poco tiempo ese exceso de
humedad termina atrapando más calor y dificultando la evaporación
del sudor natural del cuerpo. También puede favorecer
ácaros y hongos, lo que perjudica a personas
alérgicas y complica aún más el descanso.
Dejar el ventilador apuntando directamente
Dormir con el ventilador dándote directo en la cara o cuerpo
puede secar vías respiratorias, generar molestias en los
ojos y hasta contracturas musculares. La circulación de
aire es buena, pero los científicos sugieren no apuntarlo a la cama
sino mover el aire de forma general, sin crear corrientes que
resulten molestas o dañinas al cabo de unas horas.
Dormir desnudo
Parece lógico: menos ropa, menos calor. Pero dormir sin ropa
puede hacer que el sudor se quede pegado a la piel y dificulte su
evaporación, aumentando la sensación de bochorno. La ropa
ligera y fresca de algodón ayuda a que el aire circule
mejor sobre el cuerpo y el sudor se evapore con más eficacia.
Ducharse con agua fría justo antes de dormir
El alivio inmediato es tentador, pero el agua fría
provoca un reflejo interno: la piel se enfría y el cuerpo
responde elevando la temperatura interna para compensar. Pasados
unos minutos puedes sentir más calor que antes. Las duchas
templadas, en cambio, ayudan a regular y reducir la temperatura sin
activarte de más.

Beber líquidos muy fríos antes de acostarse
Los líquidos helados dan frescor, pero pueden provocar
digestiones pesadas o hacerte despertar varias
veces para ir al baño. Lo ideal es beber líquidos durante la tarde
y solo un poco antes de dormir, preferiblemente a temperatura
ambiente.
Consumir alcohol para intentar dormir
El típico vaso de vino o cerveza puede relajar
al principio, pero el alcohol interfiere con la calidad del sueño
profundo. Además, favorece la deshidratación y aumenta los
despertares nocturnos, especialmente cuando hace
calor.
Estrategias efectivas y científicas para dormir bien cuando
hace calor
La ciencia y la experiencia cotidiana sugieren métodos para
reducir la temperatura corporal y lograr un descanso real, incluso
en plena ola de calor.
Ventila la casa en las primeras horas del día y en la
noche cuando las temperaturas bajan. Usa ventiladores para
mover el aire, pero no los apuntes directo a la cama. Si tienes
aire acondicionado, mantén la temperatura cerca de los 22 grados,
sin crear un ambiente artificialmente frío que juegue en contra de
tu ciclo natural.
Elige habitaciones que se mantengan más oscuras y
frescas durante el día, usando cortinas opacas y persianas
para evitar el sol directo. Prefiere ropa de cama ligera, de
algodón y colores claros. Cambia las almohadas por modelos
transpirables o de gel frío para distribuir mejor el calor corporal
durante la noche.

Baja las luces y apaga pantallas al menos media hora
antes de dormir para señalarle al cuerpo que es hora de
relajarse. Practica una rutina suave de estiramientos o
respiración, y si el calor es intenso, coloca una toalla fría en
los pies o en la nuca durante unos minutos antes de acostarte.
Y por último, mantén una buena hidratación durante el día y
reduce la ingesta de cafeína y alcohol. Si sientes
mucha sed, toma solo pequeños sorbos de agua para no interrumpir el
sueño con visitas nocturnas al baño.
Haz de tus noches de verano una oportunidad para cuidarte y
priorizar tu salud, apostando siempre por el descanso consciente y
saludable.



