Hoy se ha informado la pérdida de Agliberto Meléndez, uno de los grandes referentes del cine en República Dominicana. Su partida marca un momento significativo para el arte y la cultura nacional, pero su legado permanecerá vigente a través de su obra y su influencia.
Meléndez fue una figura destacada por su labor incansable como pionero del cine dominicano. Se le reconoce ampliamente por su trabajo en la película “Un pasaje de ida”, una producción que marcó un antes y un después en la historia cinematográfica del país. Esta obra fue un ejemplo de cómo contar historias en pantalla grande era posible, aun en tiempos en los que el desarrollo de esta industria era limitado en el ámbito local.
Más allá de su trabajo como director, Meléndez fue una voz activa que defendió el derecho de República Dominicana a tener un cine propio. Con dedicación, luchó para que las vivencias del pueblo dominicano pudieran ser expresadas a través del lenguaje audiovisual con respeto y autenticidad. Su esfuerzo fue clave en la apertura de un camino que muchos otros cineastas han seguido con admiración y compromiso.
El vínculo de Meléndez con quienes compartieron su visión fue profundo. En especial, se recuerda la colaboración con Pericles Mejía, quien tuvo la oportunidad de trabajar junto a él en la mencionada película. Esa colaboración representó un momento fundamental en la consolidación del cine nacional, demostrando que era posible crear producciones con valor narrativo y técnico que resonaran tanto dentro como fuera del país.
Para quienes forman parte de la industria cinematográfica y para los amantes del séptimo arte en general, la noticia representa un momento de reflexión. La trayectoria de Meléndez sirve como fuente de inspiración, no solo por lo que logró, sino también por la manera en que lo hizo: con perseverancia, visión y un profundo sentido de identidad cultural.
Agliberto Meléndez deja una huella imborrable. Su ejemplo continúa siendo guía para quienes buscan contar historias con integridad y pasión. En cada sala de cine, en cada historia proyectada, su aporte permanece.
Con respeto, se le despide agradeciendo el camino que abrió y la chispa que encendió, la cual aún ilumina a nuevas generaciones de narradores audiovisuales.