#Salud: El alarmante caso de un hombre que quedó paralizado tras una consulta quiropráctica

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Una consulta de rutina se convirtió en una
pesadilla para un hombre que, tras recibir un
ajuste cervical durante una visita al
quiropráctico, sufrió una parálisis irreversible. Este caso ha
tenido un alto impacto en la opinión pública, generando debate
sobre la seguridad de ciertos tratamientos
quiroprácticos
.

Jonathan Buckelew, un joven de 27 años en
Georgia, acudió en 2015 a un ajuste cervical de rutina con un
quiropráctico y, tras una manipulación en el cuello, empezó a
sentir debilidad en brazos y piernas. Los médicos diagnosticaron
una lesión medular grave, posiblemente causada por
un desgarro en una arteria vertebral o una compresión directa de la
médula espinal.

Los detalles médicos revelaron que el origen se relacionó con
una mala práctica o falta de valoración previa. El caso provocó
conmoción no solo en el entorno clínico, sino también entre quienes
consideran la quiropráctica como una opción segura y natural.

Foto web

Quiropráctica: ¿En qué consiste y cuándo está indicada?

La quiropráctica es una terapia manual,
centrada en el diagnóstico y tratamiento de trastornos del
sistema musculoesquelético
, con énfasis en la columna
vertebral. Se usa sobre todo para tratar dolores de espalda, cuello
y algunas cefaleas. Muchos acuden a quiroprácticos en busca de
alivio cuando los tratamientos médicos convencionales no satisfacen
sus expectativas. Sin embargo, no todos los dolores de cuello o
espalda son aptos para ser tratados con esta técnica.
Existen condiciones que requieren mucha
precaución,
y no todos los pacientes son candidatos
ideales para una manipulación vertebral, especialmente en la región
cervical.

Valoración previa y evaluación de riesgos

Antes de cualquier ajuste quiropráctico, en especial en el
cuello, se debe realizar una valoración rigurosa.
Por esa razón, es fundamental repasar los antecedentes
médicos
, descartar lesiones previas y, si hay dudas,
solicitar estudios de imagen como radiografías o resonancias. La
evaluación ayuda a identificar factores de riesgo, como arterias
frágiles o problemas óseos. Saltarse estos pasos aumenta el peligro
de lesiones graves, como una disección arterial o un accidente
cerebrovascular.

Casos en los que la quiropráctica está contraindicada

Ciertas enfermedades excluyen la posibilidad de manipulación
cervical. La osteoporosis avanzada debilita los
huesos y aumenta el riesgo de fracturas. Tumores,
infecciones óseas o antecedentes de accidente
cerebrovascular
deben hacer sonar todas las alarmas.
También hay que evitar la quiropráctica en personas con
alteraciones vasculares, trastornos de
coagulación, o síndromes genéticos del tejido conectivo. Intentar
una maniobra en estos contextos puede tener consecuencias
fatales.

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Riesgos reales de la manipulación quiropráctica: ¿Qué dice la
evidencia?

La manipulación cervical es una de las técnicas más
discutidas
por su potencial para causar lesiones graves.
La incidencia de accidentes severos es baja, pero el impacto es tan
grande que no pasa desapercibido. Los estudios
científicos
sugieren que uno de los mayores peligros es la
disección de arteria vertebral, que puede desencadenar un accidente
cerebrovascular en personas jóvenes y sanas. La literatura médica
también recoge casos de parálisis diafragmática secundaria,
compresiones medulares y hasta infartos cerebrales menores tras
manipulaciones en el cuello.

Complicaciones neurológicas y vasculares reportadas

Las complicaciones descritas incluyen infartos
cerebrales, parálisis facial, pérdida ocasional de fuerza muscular
y daños en los nervios periféricos
. Una de las
consecuencias más temidas es el síndrome de
Wallenberg
, que surge tras la disección arterial y
ocasiona trastornos del habla, pérdida de equilibrio, visión doble
y, en los peores casos, parálisis total o parcial. Aunque la
frecuencia ronda 1 por cada 100,000 pacientes al año, los casos
aparecen principalmente en adultos jóvenes. Cuando sucede, el
proceso de recuperación suele ser incierto y doloroso.

Para disminuir los riesgos, es clave que los profesionales sigan
protocolos estrictos. La formación certificada y la
actualización constante en anatomía y técnicas de
manipulación
son pasos obligados. Se recomienda que los
quiroprácticos trabajen en colaboración con médicos cuando detectan
señales de alerta. El consentimiento informado y la explicación de
posibles consecuencias a los pacientes son acciones básicas. Un
sistema de control riguroso ayuda a filtrar los casos de alto
riesgo y evita tragedias prevenibles.

Este caso deja muchas lecciones claras. La seguridad al acudir a
una consulta quiropráctica está en juego cuando no existen
protocolos claros ni profesionales calificados. Informarse,
preguntar y exigir
una valoración detallada no es
paranoia, es sentido común. Apostar por la prevención, la educación
y el trabajo multidisciplinario con otros profesionales de la salud
puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y una
tragedia evitable.

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