#Salud: Después de leer esto, nunca más volverás a tomar café en un avión

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Viajar en avión suele asociarse con comodidad y cierto lujo,
pero hay detalles ocultos que pueden poner en riesgo la salud de
los pasajeros sin que muchos lo sepan. El café que sirven a bordo,
ese aliado clásico de los vuelos largos y
madrugadores
, esconde un aspecto preocupante. La higiene
del agua utilizada para preparar bebidas calientes en los aviones
no es solo un rumor de pasillo, sino un problema documentado por
inspecciones, investigaciones científicas y la misma tripulación.
El café en el aire puede dejar un mal sabor no solo en la boca,
sino también en la salud.

El
origen del problema: agua contaminada en los aviones

El agua que se utiliza para preparar café
y té en los aviones no proviene de fuentes especiales ni
exclusivas. Se almacena en grandes tanques ubicados en el interior
del fuselaje, que se llenan antes de cada vuelo y se
encuentran conectados con todos los grifos del avión.

Estos depósitos, aunque inicialmente son asépticos, se convierten
en potenciales focos de contaminación debido a la limpieza
insuficiente y la compleja logística del transporte de agua
potable.

El agua recorre un largo viaje antes de llegar a la taza del
pasajero. Pasa por la red municipal o incluso por fuentes no
reguladas internacionalmente, se almacena en depósitos del
aeropuerto y es transportada al avión
en vehículos que
muchas veces no se desinfectan adecuadamente. En ocasiones, estos
vehículos se encuentran estacionados junto a camiones que vacían
los inodoros del avión, lo que eleva el riesgo de contaminación
cruzada.

Diversos estudios, incluyendo los realizados por la EPA en
Estados Unidos, señalan que uno de cada ocho aviones no cumple con
los estándares de calidad del agua. Muestras tomadas de
diferentes aerolíneas han revelado la presencia de
bacterias como E. coli
y coliformes, lo que representa un
riesgo real para la salud de los viajeros. Los vuelos largos
tienden a mostrar aún peores resultados en cuanto a la calidad
microbiana del agua, probablemente debido al mayor tiempo de
almacenamiento y a la escasa rotación del líquido.

Higiene
dudosa en los depósitos y sistemas de agua a bordo

La limpieza de los sistemas de agua en los aviones debería
realizarse de manera frecuente y minuciosa. Sin embargo, la
realidad es muy diferente. Las propias aerolíneas reconocen que el
mantenimiento periódico suele espaciarse demasiado
y, en muchos casos, no se siguen protocolos efectivos de
desinfección. El uso de productos como el hipoclorito de sodio es
habitual, pero no garantiza que todos los patógenos sean eliminados
completamente.

El problema se agrava por la proximidad física y operativa entre
los sistemas de agua potable y los de saneamiento. Las
zonas de abastecimiento y descarga se encuentran a
pocos centímetros una de otra en los aeropuertos, y a menudo el
personal responsable manipula ambos sistemas con los mismos guantes
o herramientas. Este hábito, lejos de ser una simple falta de
diligencia, facilita la transferencia de gérmenes y otros
contaminantes directamente al agua que luego se utiliza para
preparar café y té para los pasajeros.


Lo que revela la evidencia científica y las inspecciones
regulatorias

Las cifras más recientes refuerzan la preocupación.
Aproximadamente el 12.6% de los vuelos inspeccionados en Estados
Unidos mostraron contaminación bacteriana en el agua
potable
, datos que no han mejorado mucho en la última
década. La presencia de coliformes, y en algunos casos E. coli, ha
sido una constante en los informes tanto de la EPA como de
entidades independientes.

Las inspecciones regulatorias han impulsado medidas más
estrictas, como muestreos trimestrales y sanciones por
incumplimiento.
Sin embargo, en la práctica, la aplicación
suele ser laxa y las aerolíneas rara vez enfrentan consecuencias
severas. Estos hallazgos, sumados a las advertencias del propio
personal de vuelo (que evita consumir bebidas calientes a bordo),
subrayan que el café del avión no es una opción segura para quienes
valoran su salud.

Foto Freepik

Riesgos
para la salud al consumir café preparado en aviones

Consumir café elaborado a bordo no implica solo el riesgo de un
mal sabor. La verdadera amenaza está en los microorganismos y la
suciedad que puede contener el agua utilizada en su preparación.
Las infecciones digestivas y molestias estomacales
forman parte del amplio abanico de problemas asociados a la ingesta
de agua de procedencia dudosa.

Quienes son más vulnerables, como niños, personas mayores o
pasajeros inmunodeprimidos, corren un riesgo aún mayor. Los
síntomas pueden oscilar desde leves malestares hasta
cuadros graves de diarrea, fiebre y
deshidratación.
Peor aún, en vuelos largos la exposición y
el tiempo que el agua permanece almacenada incrementan la
probabilidad de contaminación.

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Microbios
y contaminantes que pueden viajar en tu taza

Las investigaciones han identificado una sorprendente variedad
de bacterias en las muestras de agua tomadas de los aviones. Además
de E. coli y coliformes, se han hallado salmonella, estafilococo y
huevos de insectos. Estos microorganismos pueden sobrevivir en
condiciones adversas y reproducirse en ambientes húmedos y
poco aseados
como los tanques de los aviones.

El café, lejos de actuar como barrera, se convierte en vehículo
para que estos patógenos lleguen directamente al sistema digestivo
de los pasajeros. Algunos casos documentados resaltan que hasta
37 tipos diferentes de bacterias han sido
identificados en vuelos internacionales, lo que prueba la magnitud
y persistencia del problema a lo largo de los años.

¿Por
qué calentar el agua no elimina todos los riesgos?

Existe la creencia común de que calentar el agua es suficiente
para hacerla segura. Sin embargo, la temperatura utilizada para
preparar café y té en los aviones rara vez supera los 80
°C
, cuando para destruir todas las bacterias patógenas
hacen falta temperaturas superiores y constantes durante
minutos.

Muchas bacterias, esporas y huevos de insectos resisten
el agua caliente por debajo de los 100 °C. Por
tanto, el simple hecho de hervir o calentar el agua en los aviones
no garantiza la eliminación completa de organismos dañinos. A esto
se suma la falta de limpieza proveniente de los contenedores y
máquinas, que tampoco reciben un mantenimiento adecuado entre
vuelos.

El resultado es claro: la taza de
café
que parece inofensiva puede estar cargada de riesgos
invisibles, con bacterias y contaminantes que podrían afectar tu
salud a los pocos días de haber aterrizado.

La decisión inteligente
al volar

El riesgo de consumir café en un avión no es una exageración ni
una paranoia pasajera. Está sustentado por estudios
científicos, estadísticas regulatorias y testimonios de la
tripulación.
La mejor alternativa es preferir agua
embotellada y bebidas envasadas, evitándose así exponer la salud a
patógenos indetectables a simple vista.

El café a bordo dejará de ser un hábito seguro hasta que las
aerolíneas mejoren de forma contundente la calidad y limpieza del
agua utilizada en sus sistemas. Mientras tanto, cuidar lo que se
bebe en el avión no es solo cuestión de preferencia, sino de
protección personal.

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