#Mundo:La fugacidad del poder | Un artículo de Diego Carcedo #FVDigital

0
104



El poder, y muy concretamente el poder político, no se transforma, solo cambia de manos y a veces de manera casi instantánea. Tenemos un ejemplo aquí, en casa, viendo en la pantalla la faz hundida de Pedro Sánchez, antes desafiante y, de repente, desencajada, pidiendo perdón como un niño cogido in fraganti en espera de que sea la Justicia la que se pronuncie. Pero no hay que limitarse solo a España. En los Estados Unidos, nuestro punto más frecuente de referencia, también el omnipotente Donald Trump con sus excentricidades toma decisiones sin reparar en consecuencias ni pudor institucional.

Todavía no lleva medio año en la Casa Blanca y pensar que aún le quedan tres años y medio horroriza al grueso de la sociedad que le ha votado y muchos quizás ya lamentan haberlo hecho. En este tiempo, no ha pasado ni un solo día sin protagonizar alguna noticia entre alarmante y esperpéntica. La penúltima, porque cuando estas líneas vean la luz ya habrá sido otra, es la del culto a su vanidad convocando un desfile militar en honor de su cumpleaños, 79.

No existen precedentes de algo semejante. Y menos de lo que estaba ocurriendo al mismo tiempo en más de 70 ciudades de diferentes Estados, manifestaciones de protesta unas veces de emigrantes desolados ante la persecución a que están siendo sometidos, y otras de estudiantes contra las restricciones económicas impuestas a las universidades y, quizás aún más grave, ante el desprestigio que viene ejerciendo desde el poder contra las más importantes, como Harvard, de cuyos títulos él no puede presumir.

Te podría interesar:

California es, según la impresión reconocida, de los 50 estados el que capitaliza más su odio, quizás porque allí no encontró el terreno abonado para sus negocios o quizás por la tradición demócrata de sus habitantes en el reparto de votos. Allí las protestas están siendo las más duras y el Presidente ha querido reprimirlas enviando fuerzas militares y marines, creando dudas sobre la legalidad constitucional. Los Estados cuentan con fuerzas propias para garantizar su seguridad interna.

La precipitación de Trump ha creado dos problemas: uno, el enfrentamiento con el gobernador californiano, que considera su autoridad violada. Y dos, para mayor error, lejos de reprimir las manifestaciones su presencia en la ciudad de Los Ángeles lo que ha propiciado es agravarlas hasta convertirlas en un verdadero caos urbano en una metrópolis donde no se recordaba algo igual. Ahora se espera que sean los tribunales federales los que se pronuncien sobre su legalidad. Los jueces son su sombra, privada y política.



Source link