#Salud: Qué es el escorbuto y de qué manera afecta a tu salud

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El escorbuto es una enfermedad antigua, pero su presencia sigue
siendo una advertencia clara sobre la importancia de la nutrición
para la salud. Surge por una deficiencia severa de vitamina
C
, un nutriente esencial para el cuerpo. Aunque hace
siglos azotó a marineros y exploradores durante largas travesías
sin acceso a frutas o verduras frescas, hoy el
escorbuto
puede aparecer en contextos de pobreza, dietas muy
restrictivas o situaciones extremas donde falta acceso regular a
alimentos frescos. Esta enfermedad puede ser grave y afectar muchos
sistemas del organismo, subrayando la necesidad de consumir
vitamina C cada día.

Concepto
de escorbuto y su importancia para la salud

El escorbuto es una patología nutricional que
se manifiesta cuando el cuerpo sufre una carencia importante de
vitamina C por períodos prolongados. Esta
vitamina, también llamada ácido ascórbico, es
necesaria para la síntesis de colágeno, una
proteína esencial que otorga resistencia y flexibilidad a la piel,
los vasos sanguíneos, los huesos y otros tejidos conectivos.

La producción de colágeno es fundamental para mantener la
integridad de las encías, los tendones, los
ligamentos y las paredes de los vasos sanguíneos. Sin suficiente
vitamina C, estos tejidos pierden fuerza y se vuelven más propensos
a lesiones, hemorragias y degeneración. Además, la vitamina C
refuerza el sistema inmunológico y facilita la
absorción de hierro alimentario, ayudando a prevenir la anemia y
promoviendo una mejor cicatrización.

Fundamentos
del escorbuto: Carencia de vitamina C

El escorbuto aparece tras al menos tres meses de consumo
insuficiente
de vitamina C. Este tiempo es suficiente para
agotar los depósitos corporales y desencadenar un proceso
progresivo de deterioro en varias funciones biológicas. El colágeno
defectuoso pierde estabilidad y los tejidos blandos se debilitan,
aumentando el riesgo de sangrados, lesiones cutáneas y
complicaciones en la curación de heridas.

La falta de vitamina C también reduce la capacidad del sistema
inmune para proteger al cuerpo, facilita la aparición de
infecciones y merma la absorción de hierro, lo que puede derivar en
anemia. Si no se interviene a tiempo, el cuadro
clínico evoluciona y puede llegar a poner en riesgo la vida.

Papel
central de la vitamina C en el cuerpo humano

La vitamina C cumple múltiples funciones
críticas para el organismo. Actúa como un antioxidante
potente
, neutralizando radicales libres y protegiendo las
células frente al estrés oxidativo. Su papel en la síntesis de
colágeno la convierte en clave para la salud de la piel, los
dientes y los huesos.

Facilita la absorción del hierro no hemo
presente en alimentos de origen vegetal, ayudando a prevenir la
anemia ferropénica. Refuerza la defensa
inmunológica
, promueve la reparación de tejidos y acelera
la recuperación de heridas. Por último, contribuye a mantener la
elasticidad de los vasos sanguíneos y reduce el riesgo de
enfermedades cardiovasculares.

Foto Freepik


Manifestaciones clínicas y consecuencias del escorbuto en la
salud

El escorbuto se manifiesta con síntomas
progresivos
que inicialmente pueden confundirse con otras
molestias. La gravedad aumenta con el tiempo si no se recibe un
tratamiento adecuado. El impacto afecta tanto a niños como a
adultos, en especial a quienes presentan factores de riesgo.

Síntomas
frecuentes y signos visibles del escorbuto

Entre los síntomas más habituales destacan la
debilidad, el cansancio
persistente
, la pérdida de apetito y el
dolor muscular y articular. Uno de los signos más
característicos es el sangrado de encías, que
pueden llegar a inflamarse y supurar. Aparecen
hematomas en la piel, puntos rojos (petequias),
problemas para cicatrizar heridas y anemia, debido
a una menor absorción de hierro y pérdida continua de sangre por
microhemorragias.

Muchos pacientes desarrollan cabello seco y quebradizo, cambios
en el humor o la aparición de infecciones repetitivas por el
debilitamiento del sistema inmunitario. La aparición de estos
síntomas suele ser progresiva y empeora si la carencia no se
corrige.

Poblaciones
vulnerables y factores de riesgo

El escorbuto puede afectar a cualquier persona, pero ciertos
grupos presentan un riesgo alto: adultos mayores
con dietas monotemáticas, niños mal alimentados, embarazadas,
personas que viven en viviendas precarias, pacientes con trastornos
que afectan la absorción intestinal, consumidores crónicos de
tabaco o alcohol y personas sometidas a dietas extremas o
restrictivas durante mucho tiempo.

En situaciones de emergencias humanitarias o
desastres, donde la comida fresca escasea, pueden aparecer brotes
de escorbuto si no se asegura un suministro adecuado de alimentos
ricos en vitamina C. Incluso quienes siguen dietas veganas o
vegetarianas poco variadas pueden verse afectados si excluyen
frutas y verduras frescas de su alimentación diaria.

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Consecuencias
a largo plazo del escorbuto sin tratamiento

La persistencia de niveles bajos de vitamina C puede producir
complicaciones severas. Se observan
pérdida de piezas dentales por el daño progresivo
en las encías, mayor susceptibilidad a infecciones, dolores
musculares intensos y, en etapas avanzadas, debilidad extrema,
hinchazón, hemorragias internas y fiebre.

En los casos más graves, la falta de tratamiento conduce a
fallos multiorgánicos y puede resultar mortal,
especialmente en niños, ancianos o personas con enfermedades
previas. La historia ha registrado episodios de mortalidad masiva
en poblaciones que carecieron de vitamina C, sobre todo durante
conflictos o migraciones forzadas.

Prevención,
diagnóstico y manejo del escorbuto

Evitar el escorbuto está al alcance de todos. Adoptar hábitos de
alimentación saludable, conocer los alimentos fuente de vitamina C
y saber identificar los primeros síntomas puede marcar la
diferencia en la calidad de vida.

Prevención
a través de la alimentación y la educación

La prevención comienza con el consumo diario de
frutas y verduras frescas ricas en vitamina C,
como naranjas, fresas, kiwi, pimientos, brócoli, espinaca y papaya.
Cocinar los alimentos al vapor o comerlos crudos ayuda a conservar
la vitamina C frente a la destrucción por calor. Es esencial evitar
dietas restrictivas no supervisadas y fomentar la educación
nutricional
para todos los miembros de la familia.

Las recomendaciones incluyen variar los alimentos frescos
durante la semana y preferir jugos naturales a bebidas procesadas.
La promoción de huertos escolares y comunitarios puede facilitar el
acceso a productos frescos, especialmente en zonas de difícil
abasto.

Diagnóstico
clínico y laboratorio del escorbuto

El diagnóstico de escorbuto comienza con la evaluación
clínica
y una historia detallada de la
dieta
. El médico buscará síntomas típicos y realizará un
examen físico orientado a detectar signos específicos como
inflamación y sangrado de encías, petequias, anemia o heridas que
no cicatrizan.

Las pruebas de laboratorio pueden incluir la medición de
niveles de vitamina C en sangre, aunque este
estudio se reserva para casos inciertos o complejos. En general, la
mejora rápida de los síntomas tras la administración de vitamina C
confirma el diagnóstico de escorbuto.

Tratamiento efectivo y
pronóstico

El tratamiento consiste en la
suplementación de vitamina C bajo vigilancia
médica y la reintroducción de una dieta equilibrada y variada. En
pocos días, la recuperación clínica suele ser evidente: los niveles
de energía aumentan, cesan las hemorragias, mejoran las encías y la
capacidad de cicatrizar.

Un ajuste adecuado de la dieta, junto con la educación y
supervisión profesional, previene recaídas. El pronóstico es
excelente cuando el tratamiento se inicia a tiempo, pero en etapas
avanzadas pueden persistir complicaciones o daños estructurales,
sobre todo en dientes y huesos. Incluir vitamina C de forma
habitual en el menú es la mejor estrategia para evitar que el

escorbuto
sea más que una historia del pasado.

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