#Salud: Insólito! Se hizo pasar por asistente de vuelo y viajó gratis más de 100 veces durante años

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La historia de ha causado revuelo en la industria aérea de
Estados Unidos. Este caso sacó a la luz uno de los fraudes
más sorprendentes
recientes en seguridad
aeroportuaria.

Alexander no era un experto en aviación ni tenía un empleo
legítimo en alguna aerolínea, pero entendió cómo funcionaban los
sistemas diseñados para empleados. Utilizó nombres, números
de identificación y fechas de contratación inventadas
para
presentarse como asistente de vuelo en al menos siete aerolíneas
diferentes. Al acceder a portales internos exclusivos para personal
de vuelo, logró reservar y abordar más de 120 vuelos gratis entre
2018 y 2024.

El método era eficiente: ingresaba información laboral falsa,
aprovechando datos creados por él mismo. En algunos casos llegó a
usar hasta 30 diferentes combinaciones de
credenciales
, logrando infiltrarse por completo en el
sistema. Solo con una compañía voló 34 veces sin levantar
sospechas, lo que deja en evidencia cómo un esquema bien planeado
puede pasar desapercibido por años si nadie audita o valida las
solicitudes con detalle.

¿Por qué funcionó el engaño durante años?

Muchos sistemas internos confían en procesos automáticos de
verificación laboral que se basan solo en el ingreso de datos, lo
que genera espacios para que cualquiera con suficiente información
pueda “ser” empleado por un día, una semana o incluso años,
si nunca es desafiado por una auditoría o validación
real.

Al no haber controles cruzados con recursos humanos en cada
compañía, la veracidad de números de identificación o fechas de
ingreso pasó por alto. Las plataformas internas para reserva, en
teoría cerradas a personal autorizado, se dejaron vulnerables a
manipulaciones con datos simulados que pocos revisan
manualmente.

La manipulación de sistemas de reserva internos

Para el personal de vuelo, existe tecnología que simplifica la
obtención de pasajes aéreos y el abordaje. Esto funciona bien si
todos siguen las reglas, pero el caso de Alexander muestra que
cuando no se blindan los portales y sistemas,
cualquiera puede ganar acceso. Suplantar identidades en estos
módulos internos no solo facilita volar gratis, sino también
compromete la seguridad operacional y representa pérdidas
económicas directas a las empresas.

Dicha automatización, si no cuenta con controles robustos, abre
las puertas a fraudes como la duplicación de cuentas, reservas en
nombre de terceros y la ocultación de actividades sospechosas. El
daño va más allá de las pérdidas: también pone en riesgo la
confianza en los procesos internos y deja expuesto a un sector muy
regulado.

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Foto Freepik

Falsificación de credenciales y control de acceso

El acceso a zonas restringidas de terminales aéreas debe ser
estricto. Sin embargo, Alexander consiguió colarse
repetidamente con credenciales falsas
, lo que demuestra la
facilidad para generar números inventados y crear perfiles
laborales ficticios muestra otra debilidad de fondo: no hay una
base centralizada que valide datos en tiempo real entre líneas
aéreas y aeropuertos.

Solo bastó “declarar” estar empleado para ingresar a áreas a las
que solo el personal tiene acceso. Sin un control biométrico o una
supervisión digital constante, la puerta quedó abierta para que un
intruso circulara libremente durante años, lo que podría haber
representado un riesgo mucho más grave si hubiese tenido otras
intenciones.

Implicaciones legales y consecuencias para Alexander

La investigación de la TSA y del Departamento de
Justicia
acabó llevando el caso ante un jurado federal,
donde Alexander fue declarado culpable de fraude
electrónico e ingreso ilegal a áreas de seguridad
aeroportuaria
bajo pretextos falsos. La condena puede
alcanzar hasta 30 años de prisión, dependiendo de
las circunstancias, el impacto económico y los agravantes
legales.

Este proceso judicial destaca la colaboración entre fiscalías,
organismos de seguridad y controladores federales. Su objetivo, más
allá del castigo personal, es frenar el avance de fraudes
organizados que explotan vulnerabilidades institucionales, y enviar
un mensaje claro a quienes consideren poner a prueba la seguridad
aérea.

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