Santo Domingo. – Con más de ocho décadas de trayectoria, la Escuela Nacional de Artes Visuales (ENAV) continúa siendo el eje central de la formación artística en la República Dominicana. Hoy más activa que nunca, sigue impactando vidas a través del arte y reafirmándose como la institución que más ha influido en el desarrollo de las artes plásticas en el país.
Fue inaugurada el 19 de agosto de 1942 bajo el nombre de Escuela Nacional de Bellas Artes, en la emblemática Zona Colonial. Su creación fue impulsada por la Dirección General de Bellas Artes, organismo establecido en 1940 mediante la Ley 311-40, con el propósito de promover la cultura y las expresiones artísticas. Esta dependencia, parte del Ministerio de Cultura, sentó las bases de la enseñanza artística en la nación.

Desde sus primeros años, la Escuela contó con el respaldo y la experiencia de artistas europeos que llegaron al país tras el exilio republicano español entre 1939 y 1940.
El primer director fue el escultor español Manolo Pascual. Entre los docentes fundadores figuran José Vela Zanetti, Eugenio Fernández Granel y Antonio Prats Ventós. A ellos se unió la dominicana Celeste Woss y Gil, quien aportó su sensibilidad artística a la formación de nuevas generaciones.
Desde sus inicios, la matrícula de la escuela fue predominantemente femenina, pues muchas mujeres encontraron en las artes visuales una vía para formarse profesionalmente. Entre sus primeros egresados destacados, que luego retornaron como docentes, se encuentran Marianela Jiménez y Domingo Liz.
Un plan de estudios en evolución
El programa académico de la Escuela de Artes Visuales comenzó con asignaturas esenciales como dibujo, pintura y escultura. Con los años, el currículo fue fortaleciéndose, hasta alcanzar el plan vigente desde 2024.
Actualmente, el ingreso comienza con un curso preparatorio de cuatro meses. Si el estudiante demuestra aptitudes, accede a la carrera completa de cuatro años, que otorga un Diploma de Estudios de Nivel Medio en Artes Visuales, con mención en Pintura, Escultura, Dibujo Publicitario o Cerámica.
Entre las asignaturas impartidas destacan Dibujo, Pintura, Escultura, Grabado, Cerámica, Fotografía y Videoarte, así como Historia del Arte Universal y Dominicano, Diseño Gráfico, Perspectiva Artística, Anatomía Artística, Fundamentos de Artes Visuales y diversos talleres creativos.
Formación integral y vida estudiantil
Ubicada en la calle El Conde #59, esquina Isabel La Católica, en la Ciudad Colonial, la Escuela Nacional de Artes Visuales dispone de talleres de dibujo, pintura, escultura, grabado, cerámica y diseño, además de una sala de exposiciones, la biblioteca Frank Almánzar, un salón audiovisual y áreas de almacenaje.
Las paredes del centro están decoradas con obras estudiantiles, lo que convierte el espacio en una galería viva en constante transformación.
Además de su programa académico regular, la escuela organiza actividades complementarias como charlas, talleres, conferencias y exposiciones.
Entre sus proyectos más emblemáticos se encuentran:
• Jornada de Arte y Género
• Más allá de la isla (dedicado a egresados residentes en el extranjero)
• Tras las huellas (centrado en egresados que permanecen en el país)
• Egresados y Docentes de ENAV
Cada año, en julio, se presenta una gran exposición colectiva que reúne los mejores trabajos de las diferentes asignaturas. Los egresados reciben apoyo para montar una muestra individual que funciona como su presentación formal ante el público.
Requisitos de ingreso:
• Tener al menos 14 años
• Haber completado el octavo grado de la educación formal
• Llenar formulario de inscripción
• Foto 2×2
• Certificado médico
• Cédula o acta de nacimiento
• Aprobar el curso preparatorio
Un compromiso con el arte y la identidad
Más que una institución educativa, la ENAV es un referente cultural. Por sus aulas han pasado generaciones de artistas que hoy enriquecen el patrimonio artístico del país y del extranjero con su obra.
Iris Pérez, directora de la institución, enfatiza que la formación es completamente gratuita, y que los estudiantes solo deben cubrir el costo de sus materiales. “Aquí no vienen de vacaciones ni de paseo, vienen a formarse para ser artistas”, afirma.
Y agrega con convicción: “Crear es algo muy especial; el acto de crear primero nos transforma a nosotros mismos. Nos hace más cultos, más sensibles. El conocimiento que se adquiere aquí será multiplicado y devuelto al país, o al mundo, como patrimonio cultural”.


