La percepción de la edad ha cambiado con el paso de los años,
especialmente debido a los avances en la medicina y una mejor
calidad de vida. Preguntarnos cuándo se considera a alguien
“viejo” puede parecer trivial, pero la respuesta
está profundamente influenciada por factores sociales, culturales y
científicos. Según estudios recientes, la vejez no es solo un
número, es un reflejo de cómo vivimos y cómo nos percibimos.

La ciencia tiene algo que
decir
Investigaciones recientes revelan que ciertos cambios
biológicos marcan etapas claras en la vida de una persona.
Por ejemplo, un estudio publicado en Nature
Medicine analizó las proteínas en la sangre de más de
4,000 personas entre 18 y 95 años, observando patrones que definen
tres fases en la madurez:
- De los 34 a los 60 años: adultez
temprana. - De los 60 a los 78 años: madurez
tardía. - A partir de los 78 años: vejez
científica.
Estos datos muestran que hay puntos de inflexión biológicos que
no solo dependen de nuestra percepción, sino de cambios reales en
nuestro cuerpo. Entonces, según la biología, técnicamente somos
“viejos” al cruzar los 78 años.
¿Qué dice la
sociedad?
A pesar de los datos científicos, la percepción de la edad varía
enormemente según quién responda. Personas más
jóvenes tienden a creer que alguien es viejo mucho antes,
a menudo fijando ese umbral entre los 50 y los 60 años. Por otro
lado, generaciones mayores definen la vejez en una
edad más avanzada, como los 70 o incluso los 80 años.
Esto muestra una clara diferencia en cómo vemos la
edad dependiendo de dónde estamos en la vida. Para muchos, ser
“viejo” no es cuestión de años, sino de actitud, salud, y estilo de
vida.
La influencia cultural y
social
En algunas culturas, llegar a una edad avanzada es visto como un
logro, un símbolo de sabiduría y respeto. En otras, la vejez puede
asociarse con la pérdida de habilidades o la cercanía a la muerte.
Sin embargo, cada vez más, las sociedades están dejando de
lado estereotipos negativos vinculados al
envejecimiento.
Gracias a los medios y campañas que promueven un envejecimiento
activo, vemos cada vez más ejemplos de personas mayores rompiendo
barreras: atletas en sus 70s, emprendedores iniciando negocios
después de los 60, o viajeros incansables explorando el mundo bien
entrados en la tercera edad.

¿Viejo o joven? Todo
es relativo
Si analizamos desde una perspectiva subjetiva, algunos se
sienten “viejos” a los 40, mientras que otros a los 80 mantienen
una energía juvenil. La relación que cada uno tiene con su edad es
única y depende de factores como la salud, los logros personales y
las expectativas sociales.
Además, con la esperanza de vida aumentando globalmente, la
percepción general de lo que consideramos “viejo” parece moverse
hacia edades más avanzadas. Hoy, muchas de las actividades
consideradas exclusivas de los jóvenes, como
viajar o aprender algo nuevo, no tienen límite de edad.
Mantenerse
joven, incluso cuando no lo somos
El secreto para sentirnos jóvenes no está únicamente en
nuestras células o en la genética, sino en cómo decidimos
vivir. Está comprobado que mantenerse activo física y mentalmente
puede influir positivamente en la percepción de la edad.
No se trata solo de ir al gimnasio o comer bien, sino también de
aprender cosas nuevas, mantener vínculos sociales y buscar
actividades que nos llenen de alegría. La edad, más que un número,
es un estado emocional.
Entonces, ¿cuándo somos viejos? La respuesta
depende de a quién se le pregunte. Mientras que la ciencia fija
este umbral en los 78 años debido a cambios biológicos, nuestras
percepciones están moldeadas por nuestras experiencias y el entorno
social.



