#Salud: El pueblo escondido en Sudamérica donde puedes vivir con $300 al mes (y es hermoso)

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Hoy buscar destinos económicos es más que una
moda, es un sueño real para quienes quieren calidad de vida a
cambio de pocos gastos. En Sudamérica existe un rincón donde la
vida simple todavía es posible, y sorprende saber que apenas
necesitas $300 al mes para instalarte en este
paraíso.

Sudamérica tiene rincones que parecen sacados de un cuento. Uno
de los más accesibles y bellos es el pueblo de
Villa Lago Meliquina
, en la Patagonia argentina, dentro de
la provincia de Neuquén, que se encuentra rodeado por el Lago
Meliquina y montañas imponentes, este pequeño pueblo es el refugio
de quienes buscan desconexión y una vida en verde.

Las casas se integran entre los bosques, muchas hechas con
madera y técnicas naturales. La población ronda apenas los 300
habitantes y la vida transcurre lento, entre la pesca, los paseos y
la inmensidad de los paisajes. La pavimentación de la Ruta de los
Siete Lagos hizo fácil llegar, pero el espíritu de tranquilidad
sigue intacto y la belleza natural es
protagonista.

Aunque Paraguay destaca a menudo por su bajo costo de vida a
nivel regional, Villa Lago Meliquina se encarga de demostrar que en
Argentina aún sobreviven lugares donde el dinero deja de ser una
preocupación. Otros ejemplos curiosos —como Canaguá en Venezuela o
las ecoaldeas en Córdoba— también muestran alternativas pero, en
este caso, la Patagonia sorprende por oferta y precios.

Costo de vida: ¿realmente puedes vivir con $300 al mes?

Vivir acá con $300 al mes es posible, pero
implica un cambio profundo de hábitos. Quienes deciden instalarse
se adaptan a lo esencial, sin gastos innecesarios y sacando máximo
provecho a los recursos locales. Este presupuesto cubre lo básico y
obliga a reconectar con la vida simple.

Alquiler y vivienda económica

En Villa Lago Meliquina, alquilar una pequeña cabaña cuesta
menos que un cuarto en cualquier ciudad grande, debido a que muchas
viviendas son modestas y algunos eligen compartir para ahorrar más.
Los alquileres rondan los 80 a 120 dólares mensuales, dependiendo
de si buscas una cabaña simple o te animas a compartir un espacio
común. Es común alojarse en construcciones de barro, madera y
piedra, diseñadas para ahorrar energía.

Aquí la gente se organiza a través de pequeñas redes vecinales.
A veces, es posible negociar trabajos de mantenimiento o
construcción a cambio de una rebaja en el alquiler. Quienes llegan
con ganas de integrarse pronto encuentran su espacio y la mayoría
de las viviendas aprovechan energía solar y
eólica
, ideal para reducir gastos y cuidar el entorno.

Freepik

Gastos en alimentación y vida cotidiana

El supermercado aquí es la feria local o las huertas vecinas.
Los precios de frutas, verduras, huevos y pan casero son mucho más
bajos que en la ciudad, por lo que comer saludable y rico cuesta
menos: una compra semanal para una persona rara vez supera los 20
dólares. Además, muchas familias cultivan lo propio y comparten
excedentes.

Los servicios básicos como electricidad y agua suelen costar
entre 15 y 25 dólares mensuales, gracias al uso de energías
renovables. El transporte no representa gran gasto, ya que puedes
recorrer todo caminando o en bicicleta. Incluso el gas se comparte
entre vecinos o se reemplaza con leña local.

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En resumen, vivir con $300 es posible si reduces el consumo a lo
elemental y participas en la economía
comunitaria
.

Vida diaria y atractivos:

La vida aquí se siente distinta, ya que el día empieza con un
paseo junto al lago o una caminata al bosque. Las tardes invitan a
la pesca, practicar kayak, andar en bicicleta o sentarse bajo un
pino a leer. La tranquilidad manda.

Las noches traen cielos oscuros y un silencio profundo.Todos
colaboran y saludan de frente. Hay un sentimiento de seguridad y
pertenencia real, donde los niños juegan en plazas hechas por los
mismos vecinos y se organizan encuentros para compartir comidas
caseras.

Las actividades recreativas están cerca: senderos, playas,
miradores. Nada es caro porque la oferta principal la da el paisaje
y los turistas llegan solo en verano, el resto del año la paz es
casi total.

Ventajas y retos de mudarte a un pueblo escondido

Vivir en Villa Lago Meliquina trae ventajas grandes. Primero, la
calidad de vida es real: poco ruido, aire puro, comida fresca y
cero estrés. Gastar menos se vuelve natural y te permite ahorrar
aún sin proponértelo.

Segundo, la sostenibilidad ocupa un lugar importante, puesto que
casi todo se recicla, se reutiliza o se transforma en compost ,y
tercero, vivir rodeado de árboles ayuda a ordenar prioridades y
entender que lo esencial no cuesta mucho, que la vida diaria es más
saludable y el tiempo se disfruta de verdad.

Sin embargo, no todo es perfecto, porque la conectividad a
internet existe, pero a veces es irregular. Por otro lado, el
acceso a centros médicos exige viajar a la ciudad más cercana, como
San Martín de los Andes.  Mudarse implica aceptar una vida
menos dependiente de la rutina urbana. Aquí importa más el tiempo
que el dinero.



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