Cada 15 de mayo, el mundo conmemora el Día Internacional de la Objeción de Conciencia, una fecha dedicada a honrar a quienes han alzado su voz —y en muchos casos, han arriesgado su libertad— por mantenerse fieles a sus principios éticos, morales o religiosos frente a la imposición del servicio militar o la participación en conflictos armados.

Esta jornada no solo celebra su resistencia pacífica, sino que también recuerda la importancia de defender los derechos humanos incluso ante la presión del poder estatal.
¿Qué es la objeción de conciencia?
La objeción de conciencia es el derecho que tiene toda persona a negarse a cumplir ciertas leyes o mandatos cuando estos contravienen sus convicciones éticas, morales o religiosas. En el contexto militar, se refiere específicamente al rechazo de participar en actividades bélicas, incluso cuando están legalmente exigidas.
Este derecho está reconocido por tratados internacionales de derechos humanos y protege a los individuos frente a la coerción del Estado, especialmente en situaciones donde se pretende imponer un deber militar obligatorio que contradice los valores personales.
No se trata de desobediencia arbitraria, sino de una postura profundamente reflexionada y arraigada en la conciencia individual. Quienes objetan de forma pacífica lo hacen, muchas veces, a pesar de las consecuencias legales o sociales que puedan enfrentar.
¿cómo nació esta conmemoración?
El origen del Día Internacional de la Objeción de Conciencia se remonta a 1981, con la conformación de colectivos vinculados a la Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG). Estos movimientos surgieron como respuesta a las exigencias militares obligatorias en diversas partes del mundo, especialmente en Europa (España, Austria, Francia, Hungría, Turquía) y Sudamérica (con Colombia como referente).
Entre 1981 y 1997, estos grupos desarrollaron una red de solidaridad y acción no violenta que promovía la desmilitarización y el respeto a la libertad de conciencia. El movimiento fue evolucionando hasta que esta fecha quedó establecida como un momento clave para visibilizar y apoyar a todas las personas que, desde contextos difíciles, mantienen una postura firme frente a la guerra y la violencia institucionalizada.
¿Por qué sigue siendo relevante este día?
Aunque en algunos países se han logrado avances importantes, en otros, los objetores de conciencia todavía enfrentan persecución, prisión o discriminación. En ciertos contextos, la negativa a prestar servicio militar puede derivar en la negación de otros derechos como el acceso a la educación, el empleo público o el reconocimiento legal.
Cada año, esta fecha permite abordar nuevas problemáticas relacionadas con el derecho a objetar, como:
- El asilo político para quienes huyen de sus países por negarse a participar en conflictos armados.
- La creación de servicios civiles alternativos verdaderamente respetuosos de los principios del objetor.
- El reconocimiento de la objeción de conciencia en profesiones civiles como la medicina o la educación, donde también pueden surgir dilemas éticos.
Objeción de conciencia: una herramienta de paz
Frente a un mundo que aún vive múltiples conflictos armados, la objeción de conciencia se alza como un acto de resistencia pacífica y un símbolo de compromiso con la vida y la dignidad humana. No es un rechazo a la patria ni una muestra de cobardía, sino una forma de lucha profundamente valiente que aboga por una convivencia sin violencia.


