#Salud: ¿Cómo lidiar con las alergias a los ácaros del polvo?

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Los ácaros del polvo suelen estar presentes en todos los
hogares, aunque sean invisibles. Son microscopios, se alimentan de
células muertas y adoran la humedad. Sus restos y excrementos
pueden desencadenar alergias que afectan la calidad de vida durante
todo el año, no solo en temporadas puntuales. Muchas personas
sufren síntomas persistentes: congestión, estornudos y
fatiga.

Comprender la
alergia a los ácaros del polvo

Los ácaros del polvo son organismos diminutos que viven sobre
todo en colchones, almohadas, alfombras, cortinas y peluches. No
pican ni transmiten enfermedades, pero liberan restos y
excrementos microscópicos
capaces de provocar reacciones
alérgicas. Al respirar estas partículas, el organismo reacciona
activando su sistema inmune, lo que genera síntomas molestos y
persistentes.

La humedad ambiental resulta fundamental para
la proliferación de los ácaros. Por eso, suelen abundar en climas
cálidos y húmedos, o en hogares donde no se controla el exceso de
agua en el aire. Además, quienes tienen antecedentes familiares de

alergias
enfrentan un riesgo mayor, ya que la sensibilidad
puede ser hereditaria.

Síntomas y riesgos para
la salud

La alergia a los ácaros del polvo suele manifestarse con
estornudos frecuentes, congestión
nasal
, y picazón en ojos o garganta. Es
común presentar ojos llorosos, tos y fatiga. Algunas personas
experimentan dificultad para respirar y silbidos,
sobre todo si ya padecen asma, que puede agravarse por la
exposición continua.

El contacto crónico con alérgenos de ácaros puede aumentar el
riesgo de desarrollar asma, causar inflamaciones en los senos
nasales (sinusitis) y afectar el sueño por la congestión
persistente.

¿Cómo se
diagnostica la alergia a los ácaros?

El diagnóstico correcto inicia con una consulta médica. El
alergólogo puede recomendar pruebas cutáneas, en
las que se coloca un extracto del alérgeno sobre la piel y se
observa la reacción, o bien análisis de sangre para detectar
anticuerpos específicos. Obtener un diagnóstico
profesional ayuda a planear un tratamiento eficaz y prevenir
complicaciones.

Medidas
efectivas para reducir los ácaros del polvo en el hogar

La reducción de ácaros empieza en casa, con acciones simples y
constantes. Disminuir la exposición puede transformar la vida
diaria de quienes sufren estas alergias, mejorando el
bienestar general
.

Foto Freepik

Limpieza e higiene
regular

Un ambiente limpio es fundamental. Usar aspiradoras con
filtros HEPA
elimina partículas diminutas imposibles de
ver. Optar por trapos húmedos, no secos, al limpiar superficies
impide que el polvo vuelva al aire. Lavar la ropa de cama, fundas y
mantas en agua caliente por encima de 54°C reduce notablemente la
cantidad de ácaros.

Quitar alfombras gruesas, minimizar peluches y preferir muebles
fáciles de limpiar ayuda a controlar el polvo. Los
objetos que acumulan suciedad, como cortinas gruesas, también
aumentan el riesgo de síntomas persistentes.

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Control ambiental:
humedad y ventilación

Los ácaros necesitan humedad para sobrevivir. Mantener la
humedad relativa por debajo del 50% con
deshumidificadores o aire acondicionado limita su desarrollo. Las
habitaciones bien ventiladas reducen la acumulación de moho y
ácaros.

Conviene evitar el uso de humidificadores, ya
que elevan la humedad y favorecen la proliferación de alérgenos.
Reparar filtraciones, fugas y otros problemas de humedad
estructural previene que los ácaros se multipliquen en rincones
poco accesibles.

Barreras
físicas y materiales recomendados

El uso de fundas antiácaros en colchones y
almohadas actúa como barrera física, evitando que el alérgeno entre
en contacto con el sistema respiratorio. Los muebles y cortinas de
materiales sintéticos o lavables facilitan la
limpieza y dificultan la acumulación de polvo.

En dormitorios y zonas de descanso, cuanto menos textil haya,
mejor se controla el ambiente. Limitar también los objetos
decorativos complejos contribuye a un espacio más saludable.

Opciones de
manejo médico y apoyo profesional

El control ambiental suele bastar para aliviar la mayoría de los
síntomas, pero algunos casos requieren atención médica.
Antihistamínicos y
descongestionantes son opciones para controlar los
síntomas más leves. Los corticosteroides nasales
funcionan en episodios de congestión severa o persistente, mientras
que la inmunoterapia ofrece tratamiento a largo
plazo, reduciendo la sensibilidad al alérgeno con el tiempo.

Solicitar una consulta con el alergólogo es
fundamental si los síntomas impactan el día a día, interrumpen el
sueño o se acompañan de asma. El seguimiento profesional es
esencial cuando la reacción incluye dificultades respiratorias, ya
que la falta de control puede traer riesgos importantes.

La combinación de estas estrategias permite a quienes sufren de

alergias
a los ácaros del polvo retomar el control
sobre su entorno
y, por lo tanto, sobre su calidad de
vida. El compromiso permanente con el cuidado personal y del hogar
es la clave para convivir mejor con este desafío invisible.

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